Por Sol Tobía / Diario Con Vos .- En los primeros días de octubre se espera el comienzo de la exploración offshore en la Cuenca Argentina Norte, ubicada a 300km de la costa de Mar del Plata y conocida como Proyecto Argerich, cuyo objetivo es extraer gas natural. Diferentes organizaciones socioambientales denuncian los riesgos de la actividad.
El Ministerio de Economía anuncia con orgullo la exploración del “primer pozo costa afuera (offshore) en aguas ultra profundas en Argentina”, también conocido como Proyecto Argerich. Del mismo modo se pronuncia una amplia gama de actores que resalta el potencial del proyecto extractivo de gas por el que se frotan las manos, junto con YPF, las petroleras extranjeras Equinor y Shell.
En Mar del Plata, entre los vecinos nucleados en la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras, no se escucha siquiera un eco distante de la fiesta de la soberanía y la generación de empleo: sus integrantes anuncian “con tristeza y bronca” la llegada del barco BGP Prospector contratado por Equinor e YPF que se dispondrá a “bombardear el mar con ondas acústicas” y cuyos impactos a 310 kilómetros del sureste de la ciudad parecen ir a sonar más fuerte que las promesas de divisas.
Según denuncian las organizaciones socioambientales, entre los riesgos de avanzar con la exploración y explotación en el mar se cuentan la contaminación del entorno marino, la muerte de múltiples especies de animales y la consiguiente destrucción del ecosistema, así como una grave contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero que están llevando al planeta a la ebullición.
“En la Cuenca Argentina Norte, más específicamente en el bloque CAN 100, se encuentra el Proyecto Argerich, el primer pozo exploratorio costa fuera (offshore) en aguas ultra profundas en Argentina, que tiene por objetivo la exploración de 15.000 km2 a más de 300 km de la costa de Buenos Aires y con una profundidad de 1.527 metros al lecho marino”, explican desde la Secretaría de Energía del Ministerio de Economía.
Aunque el bloque CAN 100 se encuentre a la altura de la costa bonaerense, el proyecto de exploración hidrocarburífera en Mar Argentino se extiende también hacia el Sur, habiendo otras dos cuencas activas frente a las costas de Tierra del Fuego.
¿En qué consistirá la exploración en la Cuenca Argentina Norte?
El Argerich, “muy resumidamente, es un proyecto de ampliación y de inicio de actividades de exploración en distintas profundidades de agua de las cuencas sedimentarias donde se alojan los hidrocarburos que están en el Mar Argentino”, explica desde el Observatorio Petrolero Sur Víctor Quilaqueo.
“Son proyectos grandes porque involucran principalmente la Cuenca Argentina Norte, que es la que está más cerca de Buenos Aires, con la que se hace mucho vínculo con Mar del Plata, y también la Cuenca Malvinas Oeste y la Cuenca Marina Austral”, amplía.
En cada uno de estos proyectos se despliegan diferentes técnicas para comprobar la presencia de hidrocarburos mediante una fase de exploración que permita pasar, en un futuro cercano, a la explotación, es decir, a la obtención concreta de los combustibles fósiles una vez que se compruebe que están ahí. La particularidad del proyecto Argerich es que, aparte de la exploración sísmica que sirve para obtener imágenes del subsuelo, las empresas petroleras pretenden hacer “un pozo exploratorio en aguas ultraprofundas”, una ambición sin antecedentes en nuestro mar.
Así, luego de una etapa de exploración sísmica, el plan es perforar un pozo en el talud, que es la inclinación del fondo marino donde se termina la plataforma continental. Allí, “la perforación espera superar los 4.000 metros bajo el suelo”, calculan desde Energía.
Si bien desde el gobierno, además, aclaran que el offshore no es nuevo en el Mar Argentino porque también se practica frente a Tierra del Fuego, desde la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras Silvina Alvarez resalta que en los otros proyectos vigentes jamás se perforó un pozo de tal magnitud.
“Nunca se hizo eso, entonces no lo pueden comparar con el offshore de Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur”, enfatiza y aclara: “No estamos diciendo que sigan haciendo offshore en Tierra del fuego, no, el daño es el mismo. Simplemente estamos advirtiendo que es a unas profundidades que nunca se hicieron en un lugar del lecho marino en el que nunca se hizo”, que es el talud continental.
Los Estudios de Impacto Ambiental y las promesas de una transición energética
Contra el daño que denuncia Silvina, el Estado tiene una batería de herramientas: los Estudios de Impacto Ambiental que se encargan a las empresas junto a las medidas de mitigación, las consultas públicas y el ingenioso argumento de la transición hacia las llamadas fuentes de energía limpias o renovables. El gas que se pretende obtener del subsuelo marino es, según la secretaria de Energía Flavia Royón, “el combustible adecuado para llevar adelante el proceso de transición energética”.
“Los estudios exploratorios que nuestra petrolera de bandera (YPF) busca encabezar pueden ser un hallazgo que cambie la historia de nuestro país, es otra formación que puede tener una capacidad de similar magnitud a Vaca Muerta”, se entusiasmaba Royón hace casi un año.
Ahora, ¿Cómo puede ser compatible la explotación de hidrocarburos con una política de abandono de los hidrocarburos? Royón también tenía la respuesta: “La generación de volúmenes exportables nos permitirá continuar financiando la diversificación de la matriz actual y el proceso de transición energética”.
Ahora bien, para el Observatorio Petrolero Sur esa respuesta se cae por su propio peso: “Sacar más hidrocarburos para supuestamente dejar de depender de esos hidrocarburos en el futuro es evidentemente una contradicción. Ni que pensar lo que tiene que ver con el aporte al cambio climático y los contextos de paulatino abandono de cierta agenda internacional de este tipo de megaproyectos que arrastran a la economía argentina y a la región en general a una dependencia del recurso. No es compatible con una transición energética, ni tampoco socioambiental”, sentencia Quilaqueo.
Para el representante de Opsur, la exploración en la Cuenca Argentina Norte “es un proyecto totalmente incompatible con la transición energética que propone, porque lo único que hace es profundizar la dependencia de la matriz fósil que ya existe”. El experto caracteriza a esta dependencia como “altísima”, ya que más del 80% de la generación energética a nivel global y en nuestro país depende de los hidrocarburos.
Es cierto que el gas no es carbón, y esta distinción es esgrimida para resaltar las bondades del primero, postulado como mucho más inofensivo e idóneo para una transición energética que nos salve del colapso: “Para la Argentina el carbón representa el componente de menor incidencia dentro de su matriz energética”, resaltaba también Royón.
Pero, como se encarga de explicar Silvina Alvarez, el gas tiene de inofensivo lo que la explotación de hidrocarburos tiene de novedoso: absolutamente nada. “Lo que no están mencionando es que el gas emite metano, y eso estamos viendo en Vaca Muerta. El metano es tan letal para la atmósfera y para el cambio climático como el dióxido de carbono. Entonces, el gas no es un combustible de transición”, evalúa la activista.
Las críticas hacia los EIA
Para calmar las alarmas frente a los proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos están precisamente los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), pero entre los sectores de la sociedad críticos del extractivismo no surten ningún efecto tranquilizante.
“Los EIA son un requisito para empezar este tipo de actividades, son realizados por encargo de las mismas empresas y delegados a consultoras”, explica Quilaqueo, quien enseguida señala sus limitaciones: “Básicamente, son estudios que se adecúan a la normativa actual y por lo tanto responden única y exclusivamente como instrumento político y técnico de una política pública a los intereses que hay en esa ley”.
Sin embargo, las evaluaciones ordenadas en el marco del Proyecto Argerich no representan un instrumento “abarcativo a los fines de responder, por ejemplo, a pescadores, a comunidades interesadas o a distintos actores qué es lo que va a suceder efectivamente en el Mar Argentino y en el subsuelo marino con las actividades”.
“Se presenta a la actividad como una actividad aislada de los contextos ecológicos y del contexto de la misma actividad repetida en una secuencia permanente durante mucho tiempo. Son estudios que por esa limitación de enfoque y resultados no reflejan la complejidad de la actividad en un escenario como es el Mar Argentino, la CAN, que es poco explorado, poco conocido, sobre los cuales no hay datos, ni una modelación de laboratorio acorde a lo que se demanda saber”, continúa Víctor.
Las medidas de prevención de efectos adversos causados por la exploración sísmica
Abrir una nueva frontera de exploración y explotación de hidrocarburos en el Mar “es incidir sobre un ecosistema que ya está muy impactado y muy frágil, con una actividad de un riesgo enorme ya en las primeras etapas. Ni siquiera estamos hablando todavía de la explotación”, advierte Silvina Alvarez antes de referirse de lleno a las medidas de mitigación que las petroleras sostienen que pondrán en práctica durante el proyecto.
“Hay medidas previas que están en los Estudios de Impacto Ambiental. Es el arranque suave, es decir que empezarían con unas ondas de sonido muy bajas y después las van subiendo. Y después hay observadores a bordo (del buque), que si ven una ballena a 50 metros dicen ‘ey, muchachos, paren’. Una ballena la podés ver porque es el animal más grande, ahora, ¿qué pasa con los demás?”, se pregunta con inquietud.
Leyendo los informes advirtió además que, para que el impacto sonoro de la exploración sísmica no afecte a las tortugas marinas, “en los buques hay unas jaulitas para retener las tortugas. O sea, las tienen retenidas en una jaula. Al leerlo llorábamos con mi compañera, porque es muy violento todo, entendemos que el extractivismo es violento”, expresa.
A este respecto, ya en 2021 el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) explicaba que “la exploración de gas natural y petróleo se realiza a partir de prospecciones sísmicas, una técnica que utiliza explosiones realizadas a través de cañones que emiten una onda sonora que se transmite en todas las direcciones de la columna de agua, hasta alcanzar el fondo marino, rebota y es captada por sensores que son arrastrados por el buque”.
“El sonido emitido por los cañones en las prospecciones sísmicas alcanza niveles de 215-230 decibeles (incluso mayores) y pueden alcanzar una distancia de 4000 km”, continuaron, y especificaron que este ruido “supera ampliamente el umbral de dolor en humanos (120 dB) y el nivel límite de intensidad sonora que puede producir daños fisiológicos irreversibles en ballenas y delfines (180 dB)”. En este sentido, destacaron que es normal que después de este tipo de estudios aparezcan decenas de animales muertos en las playas.
A este respecto, desde el Opsur advierten que “ese tipo de aspectos que científicamente están comprobados (como los daños a los animales) no son incorporados o fueron incorporados de una manera muy marginal en estos EIA” realizados para encarar el proyecto Argerich. De este modo, las medidas de mitigación propuestas por los estudios “son insuficientes porque los EIA lo son también: no hay una evaluación de los impactos acumulativos, de la sinergia entre esta actividad y otras, ni tampoco de cómo uno de los proyectos está incorporado a una agenda general de proyectos. No hay una mirada transversal ni acumulativa”.
“Los EIA han sido insuficientes para evaluar las interrelaciones de una actividad tan intrusiva como lo es la actividad petrolera en el mar, en un ecosistema que además es poco conocido. En la historia argentina no se ha hecho investigación científica con otros fines que no sean este de obtener un recurso hidrocarburífero, entonces tienen estas limitaciones serias”, concluye Quilaqueo.
Las consultas públicas previas a la exploración
Ahora, ¿qué pasa con las consultas públicas? Hay un dato obvio pero importante que cabe destacar antes de decir cualquier otra cosa: no son vinculantes. “Al no ser vinculantes, no tienen fuerza. Es como una vuelta burocrática, de alguna manera lo que hacen es cumplir con el tratado de Escazú, diciendo que se le da la oportunidad a la ciudadanía de expresarse”, sostiene Silvina.
“Además de no ser vinculantes tienen una cantidad de limitaciones, porque te llega un mail si te presentaste en alguna audiencia pública previa y es muy aleatorio. No es que realmente se pone a disposición de toda la ciudadanía la información”, añade.
La lista de personas jurídicas que participaron de las audiencias públicas de octubre de 2022 es un brillante desfile de cámaras empresarias, compañías petroleras y sindicatos del sector hidrocarburífero, lo cual tal vez explica que el tema más recurrente en los encuentros, según el informe del Ministerio de Ambiente, hayan sido los “potenciales efectos positivos” de la exploración y la explotación en el Mar Argentino, con un 30% de menciones.
Dentro de ese ítem, los temas más mencionados fueron el “desarrollo socioeconómico”, el “proceso de fortalecimiento de autoabastecimiento y soberanía energética” y la “generación de empleo”.
Para la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras el eje de la soberanía es discutible, porque la falta de capacidad técnica de YPF es compensada con la entusiasta participación de multinacionales como Equinor y Shell, además de que la propia compañía de bandera tiene el 49% de sus acciones en manos de privados.
Por otro lado, sostienen que “eventualmente esos famosos dólares” exprimidos de estos proyectos “no van a quedar acá, porque el Estado los necesita para pagar la deuda”, con lo cual se cae, también, el punto del desarrollo socioeconómico.
También denuncian que la generación de empleo será ínfima en comparación con la magnitud de los efectos destructivos del proyecto. “Lo que vemos es que no es ambientalmente sostenible y no va a generar los dólares para sacar de la pobreza a la Argentina o a la provincia de Buenos Aires, porque lo vemos en Vaca Muerta”, compara Silvina.
“A diez años de Vaca Muerta estamos viendo que las casas de las personas se resquebrajan, hay sismos inducidos todos los días, hay más de 430 reportados según el Observatorio de sismicidad inducida. La pobreza en el Gran Neuquén es más alta de lo que ha sido históricamente y se le sigue mintiendo a la gente con la generación de puestos de trabajo”, que en realidad consiste en “una mano de obra de altísima preparación”, se explaya.
A continuación, remarca que la negativa de la Asamblea “no es una oposición ‘porque no’, o ‘ay, porque las ballenas’. Somos una asamblea que es socioambiental, que tratamos de ver las cuestiones de conjunto. Estamos viendo cómo se engaña a la gente, porque lo vemos en otros territorios”.
La alternativa para evitar “reventar todo”
“Me parece que hay una parte de personas que tal vez no terminan de comprender la gravedad de la situación climática global y que tienen este chip de la soberanía nacional, entendida de una cosa muy nacionalista, que sostiene que se puede cambiar adentro de este modelo capitalista y extractivo. Creo que hay gente de buena fe que realmente cree eso, que van a sacar a la gente de la pobreza. Lamentablemente, estamos viendo que adentro de este sistema es inviable”, reflexiona Silvina.
Según explica la integrante de la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras, de encontrar hidrocarburos con el proceso de exploración comenzarían a explotarlo en los próximos cuatro años, cuando “Argentina tiene unas metas firmadas de no emisión más de carbono hacia 2030”. Con la presión de esas metas, si es que alguien alguna vez se las tomó en serio, avanzar en esta clase de proyectos equivale a “apurarse a reventar todo, a sacar todo lo más rápido que puedan”.
“En este momento de cambio climático global, de ebullición -como dijo hasta el representante de la ONU- estamos diciendo que es el momento no de seguir apostando a los fósiles, sino de empezar a pensar una real transición energética justa. Por eso estamos diciendo que los fósiles se tienen que quedar a donde están, o sea, no abrir una nueva frontera extractiva”, remarca la activista.
Por su parte, el Opsur propone “un amplio proceso de discusión y también de diversificación de la matriz energética, no solamente en su contexto de fuente sino también de la propia energía desmercantilizada y puesta como un derecho en el centro de la situación. Entonces, la alternativa energética en este sentido la vamos construyendo paulatinamente también como una reflexion política que intente trascender únicamente la discusión de la fuente, que es a donde se ha reducido el debate”, añade Quilaqueo.
“El debate sobre la alternativa no puede reducirse únicamente a qué combustible vamos a quemar para mantener la forma de vida actual, sino que tiene que haber una discusión sistémica para pensar una alternativa que contemple toda la cadena de la producción, de la fuente, del traslado, de la acumulación de la energía, de la distribución y el acceso. Principalmente eso vemos como alternativa, un posicionamiento o una relocalización de la discusión en el ámbito de los derechos y sacarlo de la exclusividad técnica que viene teniendo la temática”, concluye.
Foto principal: Télam.