Argentina en la descarbonización de los países centrales
Por Hernán Scandizzo y Felipe Gutiérrez Ríos / Observatorio Petrolero Sur para la séptima edición de la revista Fractura Expuesta .- Vivimos en un mundo hecho a la medida de los combustibles fósiles. Las formas actuales de habitar el planeta están vinculadas a la disponibilidad de energía que garantizan estas fuentes energéticas desde hace dos siglos, debido a la alta tasa de retorno energético y a su relativa facilidad de transporte y de almacenamiento. La globalización capitalista ha sido posible, entre otras razones, por estas cualidades de los fósiles, y este es un punto central para pensar una transición energética que plantee la descarbonización.
El consenso científico en torno a la relevancia del sector energético en la crisis climática provocó un giro en los discursos del capitalismo global. De esta manera, surgió un sector “verde” que comenzó a impulsar una transición energética cuyo objetivo es que las relaciones sociales de poder no sean trastocadas en el marco de la crisis climática. Su agenda es la promoción de energías renovables como única salida a esta crisis, a partir de un mero cambio de fuentes o, peor aún, la adición de renovables al sistema actual para hacerlo crecer en complementariedad con los fósiles.
Ante esa alternativa se presentan varios desafíos, entre ellos, cómo superar la intermitencia de fuentes como la solar y la eólica, cómo almacenar la energía generada para que esté disponible en el momento que se necesita, o cómo transportarla para atender la demanda del mercado energético global. Desde la década de 1990 las baterías de iones de litio aparecieron como una respuesta a las necesidades de almacenamiento y, en los últimos cinco años, el hidrógeno verde, generado a partir de la electrólisis del agua con fuentes renovables, se presentó como vector estrella (1). Ambas propuestas, que circulan como prioridades en el repertorio de ofertas de la transición energética del capitalismo verde mundial, tienen su capítulo local.
“Gobernanza” para el despojo
En junio de este año, tras la aprobación exprés de la reforma de la Constitución de Jujuy, hubo masivas movilizaciones que colmaron las calles y rutas de la provincia y marcaron un hito en las disputas sociales sobre las que se monta la transición energética del capitalismo verde. Aunque en esas jornadas se sumaron luchas diversas ―como la reivindicación salarial docente―, el rechazo a la modificación de la carta magna promovida por el gobernador Gerardo Morales, de Juntos por el Cambio, en alianza política con el PJ, funcionó como principio aglutinador.
Aunque el litio no se menciona en la nueva Constitución ―que solo se refiere a la promoción de “la industrialización con valor agregado de minerales”―, regular las condiciones de su explotación para que la provincia se abra al mercado litífero es una de sus condiciones fundamentales. Elementos como el desconocimiento del derecho a la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas y la prohibición de los cortes de ruta en la nueva Constitución jujeña son parte esencial de lo que se denominaría “la gobernanza del litio” en la jerga del capitalismo verde.
Como señaló el filósofo Manuel Fontenla por aquellos agitados días: “Las protestas sociales de los pueblos originarios en Jujuy no son una reacción a la Reforma Constitucional. Sino exactamente al revés, la Reforma Constitucional es la reacción del gobierno, a la auto-organización y defensa creciente de las comunidades originarias en sus territorios”. Aunque el racismo estructural y la búsqueda por mercantilizar el litio están presentes en la represión, por sí solos no la explican. Según Fontenla, “la represión es la respuesta a la autonomía [de los pueblos originarios]. La Reforma Constitucional, es la manera ‘democrática’, entiéndanse, consensuada por el poder político por arriba, para imponer la violencia en los territorios” (2).
En la actualidad, hay tres grandes proyectos de extracción de litio en la Argentina: uno en Catamarca, el Salar del Hombre Muerto, a cargo de la empresa Livent, y dos en Jujuy, uno en los salares Cauchari y Olaroz (de la minera Exar) y el otro en Olaroz (de Sales de Jujuy). Sin embargo, todos los salares de Salta, Jujuy y Catamarca cuentan con pedimentos mineros, y en total hay 50 proyectos en distintas etapas de desarrollo, que podrían aumentar siete veces la capacidad exportadora del país (3).
La cientista política Melisa Argento y el historiador Jonatan Núñez, integrantes del Grupo de Estudios en Geopolítica y Bienes Comunes (GYBC), consideran que la alta concentración empresarial es un elemento característico del sector. Cuatro corporaciones, las norteamericanas Albermale y Livent Corp., la chilena SQM y la china Tianqi Lithium, reúnen el 80 % de la oferta mundial. La demanda también se concentra en unas pocas automotrices, empresas electrónicas y de almacenamiento. Sobre la producción de baterías, solo dos empresas ―CATL, de China, y Panasonic, de Japón― son responsables de la mitad de la producción mundial para uso automotriz. Este escenario, sostienen Argento y Núñez, limita la capacidad de industrialización, de regulación por parte del Estado y de transferencia tecnológica a nivel local.
Un puñado de declaraciones
También en junio, pero de 2022, las comunidades mapuche-tehuelche de Río Negro marcharon a Viedma en rechazo al otorgamiento de tierras fiscales a la empresa australiana Fortescue Future Industries (FFI) para la puesta en marcha de un megaproyecto de producción de hidrógeno verde. Si bien la movilización tuvo características diferentes a las protagonizadas por los pueblos de Jujuy, y su impacto en la agenda pública nacional fue menor, lo cierto es que también se enmarca en la resistencia al proceso de desposesión impulsado por el capitalismo verde.
En agosto de 2021, FFI firmó una carta de intención con el Gobierno de Río Negro y el Gobierno nacional para la instalación de un complejo industrial. La provincia reservó 650 hectáreas en la costa atlántica para que la empresa instale una planta desaladora, un número no precisado de electrolizadores para la producción de hidrógeno verde, una planta de producción de amoníaco y un puerto de aguas profundas. El complejo industrial obtendría la energía mediante uno o más parques eólicos que montarían en la meseta de Somuncura, un área natural protegida y sitio sagrado para el Pueblo Mapuche-Tehuelche (4).
En abril de 2022, el Ejecutivo rionegrino declaró de interés público al proyecto presentado por FFI y poco después la Legislatura sancionó la Ley 5560, que concede al proyecto 625 000 hectáreas de tierras fiscales por el término de 50 años, prorrogables por otros 25 años, para la instalación de parques eólicos. La norma, que afectó directamente a 32 comunidades del Pueblo Mapuche-Tehuelche, se aprobó sin que se implementara la consulta previa, libre e informada, como establece la legislación indígena vigente en el país. “Cuando la policía rodea la Legislatura es porque adentro se están cocinando cosas que no es conveniente que la sociedad sepa. Eso es grave institucionalmente, muestra claramente que detrás de este discurso de la energía renovable, que detrás del discurso del progreso, que detrás del discurso del trabajo, se esconde el negociado de la vida” (5), sostuvo Orlando Carriqueo, werken de la Coordinadora del Parlamento Mapuche-Tehuelche de Río Negro, sobre las condiciones en que se aprobó la Ley 5560.
La rapidez con que los poderes Ejecutivo y Legislativo respaldaron el proyecto de FFI está en sintonía con la intención de subirse primero al “tren del hidrógeno verde” para obtener ventajas, un objetivo que se expresa en el Plan Estratégico Hidrógeno Verde Río Negro (6).
En marzo de 2023, la empresa australiana informó que ponía en pausa las mediciones de vientos en la meseta de Somuncurá hasta que se actualizara el plan de manejo del área protegida, y aseguró que, llegado el momento, se encargaría de promover la consulta a los pueblos originarios, con lo cual asumía un rol que le corresponde al Estado (7). En simultáneo, comenzó a circular el rumor de que FFI cruzaría el límite provincial y mudaría su proyecto al noreste de Chubut. El rumor fue acompañado por una serie de operaciones de arriendo y de venta de tierras privadas (establecimientos ganaderos) “con potencial eólico”.
La megaplanta de Fortescue, que prometían construir y poner en producción en tiempo récord, sigue en etapa de proyecto. Todavía no se ha aprobado el marco regulatorio que exige la compañía, tal como se ha planteado), mientras que la inversión de 8000 millones dólares, carta con la que se presentó la empresa, no es más que un título en un diario amarillento. Sin embargo, un puñado de declaraciones y títulos en la prensa fueron suficientes para dejar en claro las posiciones de diferentes sectores y anticipar impactos y conflictos.
La periferia de la desfosilización
Más allá de la disputa geopolítica generada en torno a la matriz tecnológica que se impondrá para el almacenamiento de energía (8), la descarbonización de los países centrales alienta un nuevo proceso de desposesión en los países de la periferia global (“acumulación por desfosilización”, según el GYBC) (9), aunque en las agendas gubernamentales argentinas aparece como una oportunidad de desarrollo.
Las políticas que se proponen insertar los territorios y bienes comunes en esa carrera están a la orden del día: las provincias del noroeste, que forman el mentado “triángulo del litio” con regiones vecinas de Chile y Bolivia; y la Patagonia y el sur bonaerense, con su potencial eólico, ocupan un lugar central en la geografía de los negocios verdes. La competencia recién comienza, pero ya está dejando marcas en los pueblos y territorios.
1.- Sobre los diferentes tipos de hidrógeno, véase Leonardo Salgado y Hernán Scandizzo, “Humo Verde. Notas y comentarios sobre la producción de hidrógeno como vector energético (y los negocios en tiempos de transición)”, OPSur, 12/11/2021. Disponible en línea.
2.- Manuel Fontenla, “Litio, Estado y represión ¿regla o excepción?”, Página/12, 21/07/2023. Disponible en línea.
3.- Melisa Argento y Jonatan Núñez, “El litio en la transición socio-ecológica justa”, Seminario de Formación Virtual: “Problemáticas socio-ecológicas y transiciones en tiempo de cambio climático”, Clate, 2023.
4.- Hernán Scandizzo y Leonardo Salgado, “El hidrógeno en la senda del neocolonialismo verde”, en Contrahegemoníaweb,13/10/2022. Disponible en línea.
5.- Julia Lastra y Esteban Ramos, “Las tierras en la mira: Comunidades Mapuches Vs. Hidrógeno Verde”, La Tecla Patagónica, 24/04/2022. Disponible en línea.
6.- Leonardo Salgado y Hernán Scandizzo, “Una solución rionegrina para los problemas alemanes”, OPSur, 21/07/2021. Disponible en línea.
7.- “Hidrógeno verde en Río Negro: Fortescue pausó la medición de vientos en la Meseta de Somuncura”, Río Negro, 7/3/2023. Disponible en línea.
8.- Martín Ariel Kazimierski, “¿Quién quiere ser carbono neutral? Hidrógeno, la apuesta para reinventar la industria fósil”, Fundación Rosa Luxemburgo BA, 29/09/2023.
9.- Martín Ariel Kazimierski y Melisa Argento, “Más allá del petróleo: en el umbral de la acumulación por desfosilización”. Relaciones Internacionales 30, n.° 61 (julio-diciembre/2021). Disponible en línea.