Por Víctor Quilaqueo.-
En tierra, en costas y en las profundidades del mar, Shell fue noticia en Argentina por su rol destacado en la ampliación de las fronteras hidrocarburíferas. Mientras a nivel global logró revertir parcialmente una importante sentencia de Países Bajos que la culpaba por su aporte a la catástrofe climática. Repasamos tres escenarios que tienen a la compañía británica como protagonista.
En tierra firme y de la mano del fracking, Shell está presente en tres de las principales áreas de explotación del megaproyecto Vaca Muerta: tiene participación en Bandurria Sur, operada por YPF; y opera los bloques Cruz de Lorena y Sierras Blancas, asociada a GyP. En el mar, impulsa con renovado entusiasmo la ampliación de la frontera de exploración y la exportación de hidrocarburos. A pesar de su rol protagónico en la explotación fósil tanto en Argentina como a nivel mundial, recientemente logró revertir en parte una condena dictada en Países Bajos por su responsabilidad en el calentamiento global. Repasamos los tres escenarios donde Shell es protagonista.
Cuenca Argentina Norte
La británica Shell, aliada a Qatar Energies (ex Qatar Petroleum), comenzó en noviembre un nuevo proceso de bombardeo sonoro con el objetivo de encontrar hidrocarburos en aguas profundas y ultraprofundas de la plataforma continental argentina. La exploración en los bloques 107 y 109 de la Cuenca Argentina Norte (CAN), ubicados a unos 200 kilómetros de la costa de la provincia de Buenos Aires, durará 100 días.
Las tareas de exploración 3D comprometen seriamente la vida silvestre y la biodiversidad al propagar en el mar ondas sonoras de baja intensidad de manera ininterrumpida y por largos períodos. Esta irrupción sonora afecta directamente la capacidad de comunicación y alimentación de las especies marinas.
Ficha técnica: Petroleras en el mar, etapas e impacto
Nada de esto es nuevo para la petrolera, Shell es promotora de este tipo de actividades, participó de la campaña exploratoria del bloque CAN 100 asociada con YPF y Equinor, donde perforaron un pozo exploratorio en aguas ultraprofundas que tuvo un resultado un pozo seco. En la retórica eldoradista con que se reviste la actividad, se espera que la campaña de bombardeos sonoros iniciada recientemente revierta, al menos en parte, los inciertos resultados.
Terminal de GNL en Golfo San Matías
Tras la modificación en 2022 de la Ley Provincial 3308 que prohibía la instalación de infraestructura hidrocarburífera en la región, la costa rionegrina se convirtió en la ubicación objetivo de una serie de proyectos de exportación de gas y petróleo.
A fines de noviembre se dejó trascender que Shell reemplazaría a Petronas como uno de los principales inversores para la construcción de una megaplanta de GNL en Punta Colorada, Río Negro. Este proyecto, impulsado por YPF, se inscribe en la trama mayor que se vincula con otros proyectos que transformarían al Golfo San Matías en un polo de exportación de petróleo y gas. Allí está en marcha la construcción de un puerto petrolero de grandes dimensiones, que conectaría este punto de intercambio marítimo con la explotación no convencional de Vaca Muerta. En el mismo golfo, pero en cercanías de San Antonio Este, se emplazaría una unidad flotante de licuefacción de gas (FLNG) en los próximos años. Este proyecto es impulsado por Pan American Energy, a través de su subsidiaria Southern Energy, en asociación con otras importantes petroleras.
En realidad, más que un polo de exportación de combustibles fósiles, el Golfo San Matías se transformaría en un polo exportador de energéticos, dado que en 2021 la empresa australiana Fortescue anunció la instalación de una planta de producción de hidrógeno verde y un puerto de exportación. Ese proyecto ingresó en un prolongado impasse, aunque meses atrás la compañía aseguró que sigue vigente.
Cabe destacar que este desembarco en las aguas del Golfo San Matías significa un altísimo riesgo para la economía costera basada en el turismo, la pesca y en la biodiversidad característica de la costa patagónica.
Gatopardo climático
En el campo internacional, Shell logró revertir una parte sustancial de la condena dictada en 2021 por un tribunal de Países Bajos. El fallo se dio en el marco de un proceso judicial que busca que la petrolera responda por su acción e inacción frente al cambio climático.
El 12 de noviembre el Tribunal de Apelaciones desestimó algunos puntos de la sentencia previa, entre otros, aquellos relacionados con medidas concretas de reducción de emisiones. El aspecto clave era que Shell respondiera por las emisiones de los usuarios finales en su cadena de hidrocarburos y que las medidas que implementara como empresa tuvieran este alcance. El tribunal consideró que no se podían establecer objetivos específicos para este punto y dio por tierra con una de las medidas previas que imponía una disminución neta de 45% de este tipo de emisiones para fines de 2030. Además, convalidó la política empresaria sobre cambio climático y se mostró conforme con las métricas de emisiones propias de la compañía.
Sin embargo, el fallo advirtió que Shell tiene la obligación de alinear sus objetivos con un escenario de limitación del cambio climático a 1,5°C, así como también la responsabilidad de contribuir a la mitigación del mismo. También resaltó que la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas puede ser contraria al Acuerdo de París, y remarcó la obligación de empresas como Shell de respetar los derechos humanos.
Es de esperar que la causa escale a otras instancias del sistema judicial de Países Bajos, en un escenario de creciente presión judicial en contra de Shell y otras grandes petroleras. De acuerdo a Zero Carbon Analytics, ha habido un crecimiento de procesos judiciales en contra de compañías hidrocarburíferas privadas y estatales. Según el informe, Shell debe responder por 42 causas, con procesos de diverso tipo, algunas relacionadas por su responsabilidad con el cambio climático, otras sobre su rol en la desinformación acerca de los efectos de los hidrocarburos y la no alineación a compromisos como el Acuerdo de París.