En octubre de 2008 el gobierno de Río Negro firmó los decretos para la adjudicación de las áreas licitadas en la cuarta ronda del Plan Exploratorio Hidrocarburífero Provincial, entre ellas la Cuenca del Ñirihuau -de 5421 km². La posibilidad de que la cuenca sea intervenida generó preocupación por su cercanía a la turística ciudad de Bariloche y los posibles impactos sobre las aguas del Lago Nahuel Huapi y el homónimo Parque Nacional. Al margen de cualquier consideración quedaban el resto de los parajes, pueblos y ecosistemas, poco promocionados por la industria turística.
Ñorquinco es uno de los pueblos comprendidos por la Cuenca del Ñirihuau, extraoficialmente se dice que en sus alrededores se concentraría la actividad extractiva. El Observatorio Petrolero Sur visitó esas tierras que albergan la cuenca superior del río Chubut, territorio donde el Pueblo Mapuche y sus derechos son soslayados por intereses ganaderos, mineros y petroleros.
El sol asoma muy lentamente y hacia el este el horizonte se pinta de rojos y azules. Ese sol no llegará a calentar el día en Costa del Ñorquinco, tampoco en el pueblo, y la tierra dura, escarchada, permanecerá así el resto de la jornada, hasta que otra helada caiga sobre ella. El paraje, distante 15 km del casco urbano de Ñorquinco, está poblado por unas 15 familias, muchas de ellas pertenecientes al lof [familia extendida] Prafil Calfupán, de la comunidad mapuche Nehuen Twain Kom.
Concluida la guerra al indio, sobre finales del siglo diecinueve, el Estado otorgó tierras al lonko mapuche tehuelche Miguel Ñancuche Nahuelquir para que se estableciera con su gente y creó la Colonia Pastorial Cushamen. Muy cerca de allí, en el nebuloso límite de los territorios nacionales de Río Negro y Chubut, nació el pueblo que tomó el mismo nombre, vecino también de otras ‘reservas’: Napal y Ancalao. La actividad ganadera se impuso en esas latitudes y a los pocos años la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia –La Anónima– levantó barracas para acopio de cueros y lanas, almacén de ramos generales y hotel, todo a la vera de una entonces transitada ruta comercial. Además en las inmediaciones se asentó un destacamento de Gendarmería y una estafeta postal.
El lugar también era posta de camino tropero pero con los años fue perdiendo esa importancia, tal vez por haber quedado distante de los rieles de La Trochita. En la segunda mitad del siglo veinte -tras la provincialización de los territorios nacionales- el pueblo se trasladó al sur del paralelo 42, a Chubut, donde nació Cushamen Centro, y quedó el caserío en la costa del arroyo Ñorquinco. De aquellos tiempos remotos permanecen en pie algunas construcciones de La Anónima, divisables a la distancia por una frondosa alameda; ya no hay puesto de Gendarmería ni oficina postal, aunque sí funciona la escuela provincial Nº67.
El viento y los alambrados siguen corriendo entre cerros y estepa, manteniendo latente el despojo. A fines de diciembre de 2008 el lof reafirmó sus derechos sobre un territorio de 3 mil hectáreas que durante décadas les disputara el ganadero César Sede, luego su sobrino Ricardo Mohana y actualmente Ricardo Freife, ahijado del difunto. Los Prafil Calfupan construyeron una ruka [casa] en sus cuadros de pastura e inmediatamente Mohana los denunció por usurpación. Pasaron los meses y otra arremetida, esta vez fue el intento de extender el alambre estanciero, ordenado por Freife, y el arreo del ganado de los comuneros.
No sólo allí la comunidad Nehuen Twain Kom debe afirmarse con el conjunto del Consejo Asesor Indígena (CAI) -organización que integra- para defender su territorio, también se mantiene alerta para poner límite a las apetencias de otra familia del lugar. En este caso el apellido es Toledo, gente vinculada al radicalismo -fuerza que controla tanto el gobierno provincial como el municipal. Los nombres de los privados cambian pero en todos los casos los mapuche identifican a la Dirección de Tierras avalando la apropiación, apuntan a la responsabilidad del Estado.
–“Nos vamos terminando todos”
“Acá la gente se maneja con los animales, todos casi [son] pequeños productores. Acá podés criar ovejas, chivas, vacas… caballos”, contó César ‘Tito’ Yáñez, miembro del lof. La economía de los comuneros depende básicamente de la venta de lana, también de cueros y de algunos animales. La cotización de la lana es, como antaño, es la variable de la expoliación. El precio que se paga al final de la cosecha no siempre es el prometido al comenzar la faena y no siempre las familias logran a cubrir el dinero anticipado por los acopiadores al vender la producción. Una historia que no pierde vigencia por vieja y repetida.
Los endeudamientos perpetuos no son la única historia que se repite, también abundan otras ‘contadas’, sobre buscadores de oro y pepitas de gran tamaño halladas en los arroyos de la zona. Tal vez tantas historias despertaron el interés ya no de aventureros solitarios sino de grandes corporaciones, como la canadiense Aquiline Argentina. La misma empresa que pretende extraer oro en cercanías de Ing. Jacobacci –Proyecto Calcatreu– avanza ahora sobre Ñorquinco con la venia del gobierno rionegrino. Está interesada en yacimientos metalíferos de la zona, otra avanzada de la mega minería a cielo abierto con uso de tóxicos.
Las empresas avanzan al ritmo de las concesiones. Lejos de tomar en cuenta la legislación indígena -que obliga la consulta previa, libre e informada de los pueblos originarios antes de aplicarse políticas que puedan afectarlos- la provincia apuesta al modelo extractivista, al corto plazo, a las regalías salvadoras del país cantera. Además de los permisos mineros las autoridades rionegrinas allanaron el camino a la actividad hidrocarburífera. Ñorquinco y alrededores, incluidos los territorios de las comunidades mapuche Nehuen Twain Kom, Kom Kiñé Mu y Cañumil, están comprendidos por la Cuenca del Ñirihuau, que en octubre de 2008 fue adjudicada a la Unión Transitoria de Empresas YPF S.A.-Pluspetrol S.A. para su exploración.
Toda esa zona -más allá de los límites provinciales- fue recorrida a principios de los años ’80 por la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Los caminos que aquella vez abrieran en pampas y cerros aparecen hoy -25 años después- como cicatrices más o menos perceptibles, según la capacidad de regeneración de la vegetación y el movimiento de suelos realizado. “Yo tenía 12, 13 años cuando andaban los petroleros. Lo único que me recuerdo es que andaban haciendo las huellas [caminos] por todos lados. Andaban buscando petróleo, incluso acá arriba, en los campos de [la estancia] Telleriarte, hicieron un pozo. Ahí decían que habían dejado instaladas unas máquinas, después pasó el tiempo, los años, y las sacaron”, recordó Yáñez.
Los comuneros aseguran que por el momento no hay noticias del desembarco petrolero en Ñorquinco, aunque si se habla de movimientos en Chubut, en los alrededores de Gan Gan y Cushamen. “Nosotros lo que nos estamos enterando es que quieren tomar estos [campos] las empresas, o sea, volver… [También] está el tema de las minas de oro que están entrando más en Arroyo las Minas [comunidad Kom Kiñé Mú]”, remarcó.
-¿El gobierno les informó que quería licitar el territorio para exploración petrolera o cateos mineros? ¿Les preguntó cuál era la posición de ustedes como parte del Pueblo Mapuche?
No, no. Nosotros nos hemos enterado por nuestra comunidad que quieren explorar de vuelta las minas.
Las minas [mineras] vienen a contaminar todo, el agua y el ambiente. Porque una vez que se explota eso contamina todo, nos contamina el agua.
-¿Y podrían vivir con el agua contaminada?
No, por eso es que estamos pensando parar esto, porque si no después… ahí es donde nos vamos terminando todos.
Al emprender la vuelta las huellas, caminos petroleros, picadas -qué importa cómo se las nombre- suben y bajan por los cerros y atraviesan mallines. La ruta serpentea -y el vehículo corcovea sobre un ripio que parece serrucho. Las sendas abiertas hace un cuarto de siglo por YPF aparecen y desaparecen, se extienden hacia Cushamen, también hacia Río Chico y más allá. Toda la cuenca superior del río Chubut, donde recibe la mayor parte del caudal que llevará hasta el Atlántico, está rayada. Por momentos el Gasoducto Cordillerano corre paralelo a la ruta -la que conduce a El Maitén o Fitamiche-, por momentos se cruzan. Ese ducto transportaría el gas contenido en el subsuelo si se concreta la explotación de la Cuenca del Ñirihuau, allí nacería la ruta del saqueo.
Ver mapa de la Cuenca del Ñirihuau + traza del Gasoducto Cordillerano – Patagónico