Ciudad sufre efectos de extracción de oro y cobre.
Por Gabriel Canihuante.- Andacollo, ciudad de unos 12,000 habitantes a 350 km al norte de Santiago, posee una historia que se remonta al periodo prehispánico y es conocida dentro y fuera de Chile por sus tradicionales fiestas religiosas en las que se rinde masivo culto a la Virgen del Rosario. Sin embargo, hace un año fue declarada oficialmente Zona Saturada (ZS) por contaminación atmosférica.
A pocos metros del radio urbano, cualquier residente o visitante puede observar el trabajo de las empresas canadienses Minera Teck Carmen y Minera Dayton, productoras de cobre y oro, respectivamente. Ellas operan, con alguna interrupción, desde la década de 1990 en la comuna.
Chile es el mayor productor y exportador de cobre del mundo. En los últimos años la demanda de China mantiene el cobre con altos precios que generan enormes ganancias para las empresas, la mayoría de capitales extranjeros. Entre el 2006 y el 2009 Minera Teck Carmen exportó cobre por un valor de US$475.8 millones.
En abril del 2009, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) declaró a Andacollo y sectores aledaños en la Región de Coquimbo como ZS por material particulado respirable MP10 (material particulado con diámetro aerodinámico menor o igual que 10 micrones), lo que significa la ejecución de un plan de descontaminación a corto plazo por parte de la Dirección Regional de CONAMA, pero cuya elaboración aún no se inicia.
Luis Guerrero, presidente de la Agrupación para el Control del Medioambiente y Desarrollo Comunal (CMA), asegura que “estamos peor que el 2007, cuando empezamos a denunciar esta situación”. Explica que cuando se declaró la ZS, Minera Teck Carmen operaba 12,000 TM diarias de material, mientras que ahora esa cifra aumentó a 56,000 TM diarias. A eso hay que sumar la actividad de la minera Dayton.
En conversación con Noticias Aliadas, Guerrero señala que hay “efectos catastróficos” en la salud de los andacollinos, quienes presentarían una mayor mortalidad por enfermedades respiratorias que el promedio nacional.
La tasa de mortalidad anual por enfermedades respiratorias en la región de Coquimbo fue de 48.5 por cada 100,000 habitantes entre 1997 y 2005, mientras que en la comuna de Andacollo esa cifra sube a 95.9 por cada 100,000 habitantes, según datos proporcionados por la Secretaria Regional Ministerial de Salud. A nivel nacional esta tasa en el año 2007 fue de 56.8 por cada 100,000 habitantes. En tanto, la mortalidad general de Chile en el 2007 fue de 5.6 por 1,000 habitantes, mientras que en la región alcanzó a 5.1 y en Andacollo llegó a 5.6, según cifras oficiales.
Yonathan López, trabajador minero y dirigente de la CMA, sostiene que “lamentablemente aquí en Andacollo no hay desarrollo sustentable, no hay conciencia de parte de las mineras del daño que están provocando a las futuras generaciones”.
López explica que en la ciudad hay mucha gente a favor de las mineras porque viven de ese trabajo y hoy están endeudados.
“Muchos no entienden lo que significa ‘zona saturada’. Como agrupación queremos que las mineras cumplan con las normas para que podamos vivir en un medio ambiente libre de contaminación”, afirma.
“El tamaño de las dos mineras versus el de la ciudad, hace que Andacollo parezca un lunar dentro de un cuerpo minero. Estamos absolutamente rodeados, es muy triste ver que un pueblo con gran historia y a pesar de todos los adelantos, siga siendo un campamento minero”, señala el arquitecto Gabriel Pavicic, director de Obras de la Municipalidad de Andacollo.
Aire irrespirable
Uno de los índices de contaminación que se mide para declarar ZS es la presencia en el aire de MP10 que genera daño a la salud humana a largo plazo. En países industrializados este índice, para ser rechazado ambientalmente, es de sólo MP 2.5.
El polvo en suspensión es una constante para los andacollinos, porque las empresas realizan todos los días explosiones de gran tamaño a tajo abierto. Las llamadas “tronaduras”, así como el funcionamiento de maquinarias de grandes dimensiones no sólo generan contaminación acústica y temblores de tierra que afectan las casas, sino que también levantan polvo que los residentes terminan respirando.
A esto se suma la existencia ocasional de malos olores que hacen irrespirable el aire de Andacollo.
“¿Estamos condenados a vivir en un lugar hediondo y polvoriento?”, pregunta Pavicic. “Los andacollinos quieren dejar de ser un campamento; quieren ser una ciudad. La idea no es que las mineras se vayan, sino que se queden y den trabajo pero que cumplan con la normativa vigente y que traten de ir más allá”.
Empresas rehúyen responsabilidad
Las empresas mineras sostienen que ellas respetan la normativa vigente, y destacan su aporte a la economía regional y nacional.
“Lo que más nos interesa es mantener nuestra fuente laboral”, sostiene César Chaibun, superintendente de recursos humanos de Minera Dayton.
Reconoce que hay contaminación pero dice que no son los únicos responsables. “Hay distintas fuentes, según las autoridades; lamentablemente no se puede definir cuál pinta más”, señala.
Entre las fuentes apunta a las panaderías —que queman leña—, el tránsito de vehículos por caminos de tierra y los relaves (desechos sólidos de antiguas explotaciones).
Consultado por Noticias Aliadas sobre la responsabilidad de las mineras por los índices de deterioro de la salud de los residentes, Chaibun asegura que Dayton no tiene ninguna y añade que “mientras no se pueda comprobar quién es [responsable] es difícil que alguien tome la responsabilidad”.
Según cifras del Consejo Minero —que agrupa a las empresas públicas y privadas de la gran minería chilena— la industria minera representó en el 2009 el 16.9% del producto interno bruto, siendo 14.8% la de cobre. Entre el 2005 y el 2009, las empresas de la gran minería de capitales chilenos y extranjeros han aportado al país $24.8 millardos por concepto de impuesto a la renta.
Noticias Aliadas