Científicos de la universidad escocesa de Napier, en Edimburgo, desarrollaron un nuevo biocombustible para automóviles hecho a base de los desechos procedentes de la fabricación de whisky
El biobutanol, que según los científicos genera un 30% más de potencia que el etanol, utiliza dos productos derivados de la producción de whisky. A diferencia de lo que ocurre con el etanol, no hay que modificar los motores de los automóviles para que utilicen el biobutanol en lugar del petróleo tradicional. El biobutanol puede utilizarse también para fabricar otros bioquímicos ecológicos, entre ellos la acetona.
Los científicos, que solicitaron una patente y quieren crear una compañía para comercializar el nuevo producto, afirman haberse inspirado en un proceso desarrollado hace un siglo por Chaim Weizmann, químico de origen judío refugiado en Manchester que llegaría a ser el primer presidente de Israel. Weizmann estudió la fermentación del butanol como parte de un programa de producción de goma sintética, y el proceso se utilizaría más tarde para la fabricación de explosivos.
“Algunas empresas energéticas están cultivando cosechas para generar biocombustibles, pero nosotros investigamos los materiales de desecho del whisky para desarrollarlos”, dijo el director del centro de investigaciones sobre biocombustibles de la Universidad Napier, Matin Tangney.
“Es una opción más compatible con la defensa del medio ambiente y que aprovecha una de las mayores industrias escocesas”, dijo Tangney en referencia al whisky.
El proyecto de desarrollo de ese combustible fue financiado por Scottish Enterprise, organismo de apoyo al empresariado que cuenta con la ayuda del Gobierno escocés.
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