Tras varios años de prospección por toda la geografía española, parece que una empresa tejana, va a conseguir, con el apoyo de las administraciones públicas, explotar un yacimiento de gas “no convencional”, que degradará de manera irreversible el entorno y sus acuíferos.
Bajo este eufemismo se esconde una forma de extracción de gas, el “fracking” que consiste en inyectar en el subsuelo grandes cantidades de substancias químicas, envenenándolo para siempre. En efecto, la composición de las substancias químicas que se utilizan, más de cuarenta, es legalmente “secreta”.
Por otra parte, además de las emisiones derivadas del uso del gas, son importantes las emisiones de metano que genera el “shale gas” o gas de esquisto, al filtrarse por las grietas hasta la superficie, después de las fracturas provocadas en el subsuelo. Con ello aumentará más todavía la contribución española -España es el país europeo que más se aleja de los objetivos de Kioto- al calentamiento global y al cambio climático, el principal problema ambiental y social del siglo XXI.
Mientra otros países, como Francia, han prohibido ésta práctica por sus graves impactos, el Lehendakari López ha anunciado, sin esconder su entusiasmo, que para dentro de dos años ya estará en marcha la explotación de gas en Álava.
Para Ecologistas en Acción, envenenar el subsuelo para extraer gas no es una práctica aceptable. El Gobierno de Zapatero da así una vuelta de tuerca más contra la sostenibilidad. Después de cargarse la industria fotovoltaica, arruinar recientemente los proyectos de futuro de la eólica, de permitir funcionar a las nucleares hasta más de los 40 años -caso de Garoña- y subvencionar fuertemente el uso del carbón, ahora se dispone a permitir explotar gas a costa de envenenar los acuíferos de Álava para siempre. Caminar hacia una cobertura 100 % renovable es incompatible con el apoyo a la explotación y uso de los combustibles fósiles.
Bajo este eufemismo se esconde una forma de extracción de gas, el “fracking” que consiste en inyectar en el subsuelo grandes cantidades de substancias químicas, envenenándolo para siempre. En efecto, la composición de las substancias químicas que se utilizan, más de cuarenta, es legalmente “secreta”.
Por otra parte, además de las emisiones derivadas del uso del gas, son importantes las emisiones de metano que genera el “shale gas” o gas de esquisto, al filtrarse por las grietas hasta la superficie, después de las fracturas provocadas en el subsuelo. Con ello aumentará más todavía la contribución española -España es el país europeo que más se aleja de los objetivos de Kioto- al calentamiento global y al cambio climático, el principal problema ambiental y social del siglo XXI.
Mientra otros países, como Francia, han prohibido ésta práctica por sus graves impactos, el Lehendakari López ha anunciado, sin esconder su entusiasmo, que para dentro de dos años ya estará en marcha la explotación de gas en Álava.
Para Ecologistas en Acción, envenenar el subsuelo para extraer gas no es una práctica aceptable. El Gobierno de Zapatero da así una vuelta de tuerca más contra la sostenibilidad. Después de cargarse la industria fotovoltaica, arruinar recientemente los proyectos de futuro de la eólica, de permitir funcionar a las nucleares hasta más de los 40 años -caso de Garoña- y subvencionar fuertemente el uso del carbón, ahora se dispone a permitir explotar gas a costa de envenenar los acuíferos de Álava para siempre. Caminar hacia una cobertura 100 % renovable es incompatible con el apoyo a la explotación y uso de los combustibles fósiles.