La puja del Gobierno con YPF esconde un par de misterios. El primero es qué cambió en un esquema que las autoridades no desconocían y que habían instituido y defendido. Ese esquema, que incluyó un acuerdo económico y la entrada de la familia Ezkenazi en la petrolera suponía un esquema de producción como el que ahora se denuncia. Y toda la política de precios, que favoreció la importación de hidrocarburos, no hizo más que otorgar un enorme incentivo a la pérdida del autoabastecimiento en petróleo y en gas
Por Jorge Oviedo | La Nación
Algunos indicios de cambio comenzaron hace un año, cuando la propia presidenta Cristina Kirchner comenzó a hablar de los grandes hallazgos de reservas de hidrocarburos de tipo “shale” o de esquistos.
Sin embargo, esta clase de nuevas reservas han sido tratadas con enorme secreto por las empresas operadoras. Los especialistas dicen que se requiere una mucho mayor dotación de equipos y recursos, entre otros, grandes inyecciones de agua y químicos. El costo es mucho mayor y aseguran que con un valor de menos de 33 dólares por barril es imposible cubrirlo.
Sin embargo, en el mercado petrolero local se afirma que hay empresas norteamericanas muy interesadas y que podrían estar muy dispuestas a comenzar a producir si la política de precios las acompañara. “Muchos han estado perforando y probando, pero los datos se manejan con mucho secreto; nadie quiere dar indicios de lo que está haciendo ni pistas de los resultados”, dicen en el gremio petrolero.
Los informantes señalan también que “hay empresas norteamericanas muy interesadas que podrían dar novedades pronto y también grandes constructoras que pueden participar en el negocio; es una cuestión de condiciones, el Gobierno puede estar interesado ahora por la necesidad de energía y de reducir el déficit de balanza energética”.
La fuerte necesidad de mantener el superávit comercial es un incentivo y también achicar el colosal déficit que impulsan las importaciones subsidiadas de hidrocarburos. ¿Hay quienes tienen disponibilidad de producción y están esperando una señal del Gobierno, un nuevo esquema que cambie las condiciones que rigieron hasta hace poco las relaciones con los empresarios? No son pocos los que dicen que sí, que podría haber novedades pronto y tal vez es la Casa Rosada la más apremiada por las circunstancias. “Quien pueda poner soluciones rápidas sobre la mesa puede tener una gran ventaja”, dicen algunos petroleros.
La Nación