Los habitantes de San Andrés dependen de la riqueza marítima que brinda el océano y, que a partir del fallo de la Haya, dos terceras partes quedan en poder de Nicaragua. Estudios indican que en esas aguas hay sin explorar mucho oro negro.
Con la decisión de la Corte Internacional de Justicia de la Haya a los colombianos les quedó un sabor agridulce.
El triunfo es sin duda a medias teniendo en cuenta que la euforia generada por la decisión de la soberanía de los siete cayos se apagó tras el nuevo trazado marítimo.
Para el politólogo e internacionalista, Andrés Molano, con el falló de la corte internacional Colombia “tiene un título jurídico definido e inapelable para ejercer su soberanía”.
San Andrés se queda con la biodiversidad marítima que por años había sido de Colombia, pero al tiempo podría explotar el potencial geológico que el país puso en segundo plano para defender el medio ambiente.
Lo que no se explotó
En el 2002 Colombia y Nicaragua se enfrentaron luego que el gobierno del país centroamericano anunciara una licitación internacional para otorgar concesiones petroleras en aguas caribeñas bajo jurisdicción colombiana.
Ocho años después, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) subastó 78 bloques para exploración y explotación de petróleo, dos ubicados en San Andrés. Los ganadores fueron Repsol-YPF y Ecopetrol.
Luego de un análisis por parte del Gobierno, y teniendo en cuenta la declaratoria de reserva, se dio reversa en la licitación de los pozos, sin que antes Nicaragua criticara la decisión de Colombia.
De acuerdo con algunos estudios, esas aguas podrían contener 3.000 millones de barriles de petróleo que Colombia jamás exploró.
En junio de este año, en entrevista con BBC Mundo, Iris Valle, oficial de incidencia para megaproyectos de energía e hidrocarburos de la organización ecologista nicaragüense Centro Humboldt, manifestó que “Nicaragua, a través de las concesiones otorgadas a la empresa Noble Energy, ya identificó yacimientos de petróleo liviano de buena calidad a sólo diez kilómetros de la zona en litigio”.
“No están identificadas las cantidades, pero sí la calidad del petróleo. Y posiblemente también tenga un manto de gas”, agregó.
Sin embargo, el presidente de la Asociación Colombiana de Gas Natural, Naturgas, recordó que Colombia siempre preservó el área marina, tanto así que la Unesco, lo declaró Reserva de Biosfera, en la que se incluyen áreas marítimas protegidas.
Esta declamatoria impedía la exploración de petróleo y gas en los terrenos marítimos que se creían eran de Colombia.
Se protege un área de 62 mil km2 del mar territorial. Consta de tres zonas y cada una de ellas tiene una zonificación interna con usos particulares y sus propias reglas:
Zona de uso general
Zona de no extracción
Zona de pesca artesanal
Pero para el catedrático y experto en derecho internacional Mauricio Herdocia de Nicaragua “a partir de hoy las empresas interesadas en proyectos de petróleo podrán hacerlo”, dijo a EFE.
Las pérdidas
Colombia no mantendrá los límites que gozó en el pasado y que establecía el meridiano 82 como frontera entre Nicaragua y Colombia, cuyas costas están separadas por una distancia aproximada de 400 millas.
Decidieron que corresponde a Nicaragua las 200 millas de zona económica exclusiva de las aguas circundantes a los cayos de Quitasueño y Serrana, que quedan enclavadas en 12 millas náuticas de la soberanía colombiana.
En este juego se perdieron las especies marinas que habitan en esa zona. Se calcula que existen más de 400 especies de peces, de corales y de esponjas que por años pertenecieron a los habitantes de la Isla de San Andrés y Providencia.
Según Ricardo Abello, experto en derecho internacional, a Nicaragua le dieron mucho más, “fue una decisión jurídica en la que argumentos colombianos no se tuvieron en cuenta, como por ejemplo, los títulos históricos”.
Quitasueño y serrana en enclave
Esto no significa que los cayos queden secuestrados debido a que hay libre navegación y así lo ratificó el presidente Juan Manuel Santos.
Los habitantes de San Andrés tienen derecho de transitar libremente hacia Quitasueño, Serrana, Serranilla y Bajo Nuevo y viceversa, y a derivar sustento de la pesca dentro del área reconocida por la Corte.
Los cayos, la ganancia
El alto tribunal indicó que Colombia tiene soberanía sobre los siete cayos en disputa: Roncador, Serrana, Serranilla, Bajo Nuevo, Quitasueño, Alburquerque y Este Sureste.
Nicaragua consideraba que tenía jurisdicción como parte de su plataforma continental sobre esos territorios.
“Colombia y no Nicaragua tiene la soberanía de los cayos Albuquerque, Este Sudeste, Roncador, Serrana, Quitasueño, Serranilla y Bajonuevo”, concluyó la Corte Internacional de Justicia.
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