Por Ray Smith – Las empresas suizas de energía se manifiestan determinadas a convertir al país en una “batería para Europa”. Se realizan vastas inversiones en un proyecto hidroeléctrico a gran escala, pero no es una certeza que esto vaya a ser redituable.
Con la decisión de terminar con la energía nuclear, en Suiza y Alemania la mira se ha centrado en las fuentes renovables.
En Alemania hay un enorme impulso a la producción de energía solar y eólica, mientras que las firmas energéticas suizas buscan aumentar su capacidad de almacenamiento en la cordillera de los Alpes.
Alrededor de 11 por ciento de la electricidad de Europa fluye a través de este país, con las ventajas que plantean su ubicación en el centro de la región y su topografía.
En el mapa energético europeo, los lagos de montaña de Suiza pueden funcionar como una enorme batería para la energía renovable de generación inconstante, y producir grandes ganancias.
Sus represas aportan 57 por ciento de la producción de electricidad del país. Aunque algunos de estos lagos no son reservas naturales de agua, sirven como cuencas para las plantas hidroeléctricas de acumulación por bombeo.
El sistema es simple y durante mucho tiempo ha sido un buen negocio. A lo largo del día se compra electricidad libre y barata en el mercado, y luego se la usa para bombear agua de una reserva más baja hacia una cuenca que está más arriba en la montaña.
Por momentos, cuando la demanda eléctrica es alta, el agua almacenada se libera, mueve las turbinas y produce electricidad, que luego puede venderse en el mercado a un precio más elevado.
Las instalaciones hidroeléctricas de acumulación por bombeo funcionan como enormes baterías.
En Suiza operan actualmente 11 de esas plantas, con una capacidad combinada de 1.400 megavatios. Otros tres proyectos están en construcción, para aumentar la capacidad de almacenamiento por bombeo a 3.500 megavatios para 2017.
Se proyecta crear otras dos: Grimsel 3, en el Paso de Grimsel, en los Alpes de Berna, y Lago Bianco, en el Paso de Bernina, en Grisons.
“La simbiosis entre naturaleza y tecnología ha definido el carácter de este paisaje”, describe la agencia de turismo de la región de Grimsel.
Ernst Baumberger, encargado de prensa en la empresa regional de energía KWO, elogió la belleza del lugar, señalando además que la abundancia de precipitaciones, la glaciación y las rocas como cimientos, así como la inmensa diferencia de altura, vuelven a la región ideal para el uso hidroeléctrico.
KWO puso a funcionar su primera planta en Grimsel hace 80 años. En los últimos tiempos, esta empresa obtuvo licencia para implementar su proyecto de 1.200 millones de francos suizos (más de 1.283 millones de dólares) llamado KWOplus, que incluye la construcción de una segunda central hidroeléctrica y de acumulación por bombeo, la Grimsel 3.
Esa planta tendrá una capacidad de 660 megavatios, prácticamente la misma de una planta nuclear promedio en el país. El plan es controvertido, tanto en lo político como en lo económico.
“Suiza no necesita ninguna instalación hidroeléctrica y de acumulación por bombeo adicional. Tampoco faltan baterías, ni hay un problema de estabilidad de la red de electricidad”, sostuvo Jürg Buri, director gerente de la Fundación Suiza para la Energía.
Según Buri, ningún otro país opera tantas estaciones eléctricas flexibles como Suiza.
Varias organizaciones ambientales dicen que es principalmente electricidad barata generada en plantas a carbón y nucleares la que se usa para el bombeo y que, durante el proceso, se pierde alrededor de la cuarta parte de la energía.
En cualquier caso, no hay nada “verde” en la hidroelectricidad de acumulación por bombeo. Si ese tipo de centrales fueran actualmente abastecidas con energía limpia, “ese negocio no sería redituable”, dijo Buri.
“Las ganancias de la corriente máxima no alcanzarían para cubrir el precio de compra y la pérdida de energía por bombeo”, agregó.
Según la licencia, KWO está obligada a administrar Grimsel 3 con tanta energía renovable como sea “económica y técnicamente posible”, pero no se definió ninguna cuota fija.
Baumberger enfatizó que, a largo plazo, las centrales hidroeléctricas de acumulación por bombeo de la empresa deberían funcionar únicamente con electricidad verde.
“Sin embargo, el criterio principal seguirá siendo el de la rentabilidad”, agregó.
Mientras la compañía energética elogia a Grimsel 3 como una importante contribución a la seguridad energética, Buri entiende que el negocio de acumulación por bombeo presiona aún más las líneas de transmisión.
“De hecho, para operar Grimsel 3 habrá que construir aún más líneas, algo que a menudo la gente olvida”, dijo.
Actualmente, KWO está ocupada preparando las necesarias postulaciones a los permisos de construcción. En el siguiente paso, el consejo directivo debatirá las perspectivas de rentabilidad y decidirá sobre las inversiones.
“En lo relativo a Grimsel 3, los accionistas son un poco cautos”, dijo el portavoz de la firma. “Temen que, con los actuales precios de la electricidad, las inversiones puedan no dar dividendos”.
La Asociación Suiza para el Manejo del Agua ve como riesgosas a las inversiones en plantas hidroeléctricas de acumulación por bombeo, y considera que su rentabilidad es volátil.
En Bernische Kraftwerke, dueño de la mitad de las acciones de KWO y que maneja el comercio de electricidad, el encargado de medios se negó a formular declaraciones sobre las perspectivas de este tipo de hidroeléctricas.
No es ningún secreto que las firmas energéticas suizas están profundamente preocupadas por el volátil precio de la electricidad y por la caída de la diferencia de precios entre la corriente de las horas punta y de las horas valle.
Esa diferencia es esencial para el modelo empresarial que implican las plantas hidroeléctricas de acumulación por bombeo, que dependen de suministrar la costosa corriente de las horas punta, especialmente a mediodía.
Actualmente, las energías eólica y solar subsidiadas de otros estados europeos están conquistando ese mercado, desafiando y aplanando los precios de la corriente máxima y, por lo tanto, reduciendo la proporción de ganancias de proveedores de energía basados en la nueva modalidad.
Buri está seguro de que pronto llegará a su fin el “impulso de batería” de Suiza. “No se construirá ni Lago Bianco ni Grimsel 3. Los riesgos económicos son demasiado altos”, sostuvo.
Enfatizó que ambos proyectos tienen como blanco principal el mercado europeo. “No hay que olvidar que, además de reducirse las ganancias derivadas del comercio de electricidad, las centrales hidroeléctricas suizas de acumulación por bombeo se ven aún más desafiadas por la cantidad cada vez mayor de plantas eléctricas flexibles en Europa”, agregó.
Baumberger explicó que su empresa tiene opciones diferentes para avanzar con Grimsel 3. “Si empeora la situación del mercado eléctrica, podemos dividir la construcción de Grimsel 3 en varias etapas. En cada una se puede analizar los hechos del mercado antes de seguir adelante con la construcción”, dijo.
En contraste con las organizaciones ambientalistas, Baumberger es optimista. A la luz del auge de la energía eólica y solar en Europa, la demanda de más capacidades de almacenamiento aumentará, enfatizó.
“Lo que Suiza ofrece hasta ahora en términos de almacenamiento de energía no es nada más que una gota en el océano”, añadió.
Aunque las opiniones sobre el futuro de la hidroelectricidad de acumulación por bombeo en el país difieren mucho, algo parece seguro: las perspectivas de la industria están en manos de los políticos y empresarios europeos, no de los suizos.
IPS