El consejo de Repsol analizará y probablemente aprobará en su reunión convocada para mañana la venta de su negocio de GNL a la petrolera anglo-holandesa Shell, según fuentes próximas a la operación. Estas aseguran que también estaría pujando in extremis la rusa Gazprom.
El proceso para la venta del negocio de gas natural licuado (GNL) de Repsol entra en una fase decisiva. Tras varios meses de negociaciones con más de media docena de petroleras, el consejo de administración de Repsol estudiará y, presumiblemente, aprobará en su reunión de mañana la venta de esos activos (ubicados en Perú, Trinidad y Tobago, Canadá y España) a Shell. Así lo aseguran fuentes cercanas a la operación, que descartan a la francesa GDF Suez, el nombre que más insistentemente ha circulado en las últimas semanas. Y añaden que también estaría pujando in extremis el coloso ruso Gazprom.
Repsol declinó hacer ningún tipo de comentario al respecto, pues se trata de “un proceso que aún está abierto y sujeto a la confidencialidad de las partes”. Aunque admiten que la operación se podría tratar en el consejo de mañana, esta “no figura en el orden del día”, aseguran. Algo que no impediría, en cualquier caso, que fuese aprobada.
En la lista de interesadas han figurado la rusa Novatek; la china Sinopec aliada de Repsol en Brasil; la india Gail y las francesas Total y GDF Suez, además de la participada de Repsol Gas Natural Fenosa, aunque al comienzo del proceso. De hecho, Shell, de la que solo se habló muy principio ha logrado mantenerse a la sombra a pesar de que algunos analistas la consideraron entonces la candidata más adecuada. El problema, se dijo, es que la petrolera anglo-holandesa impuso condiciones muy duras.
Aunque el consejo aprobase la operación, hasta que esta se cierre pasarán varios meses, ya que se trata de activos que Repsol comparte con otros socios, algunos de los cuales tienen derecho de tanteo. Aunque en un principio, se barajó un precio de venta de 3.000 millones, el importe final será muy inferior, según las fuentes antes citadas (se apunta a unos 2.000 millones). Pero lo más importante, tal como señalaba un reciente informe de analistas del Santander, es la reducción de la deuda que supondrá para Repsol la desinversión del área de GNL, ya que representa unos 4.400 millones de deuda dentro y fuera del balance.
A principios del verano pasado, después de que se formalizara la expropiación de su filial argentina, YPF, la compañía que preside Antonio Brufau anunció la venta de su negocio mundial de GNL para cumplir con su nuevo plan estratégico 2012-2016, en el que prevé obtener unos 4.500 millones de euros procedente de desinversiones, de los cuales, ya ha materializado 1.900 millones. De esta manera, la compañía compensaría el efecto de la expropiación de YPF sobre su rating crediticio, situado al borde del bono basura.
El paquete en venta lo integran la regasificadora de Canaport, en Canadá, donde Repsol tiene un 75% del capital; la planta de licuefacción de Camisea, en Perú, con otro 20% y las participaciones de algo más del 20% que tiene en los distintos trenes de licuación de la planta de Atlantic LNG, en Trinidad y Tobago. También estaban incluidos en el cuaderno de venta el 25% de la central de ciclo combinado de Bahía de Bizkaia Electricidad, de 800 MW; contratos de gas y la flota de buques metaneros.
Cinco Dias
Repsol declinó hacer ningún tipo de comentario al respecto, pues se trata de “un proceso que aún está abierto y sujeto a la confidencialidad de las partes”. Aunque admiten que la operación se podría tratar en el consejo de mañana, esta “no figura en el orden del día”, aseguran. Algo que no impediría, en cualquier caso, que fuese aprobada.
En la lista de interesadas han figurado la rusa Novatek; la china Sinopec aliada de Repsol en Brasil; la india Gail y las francesas Total y GDF Suez, además de la participada de Repsol Gas Natural Fenosa, aunque al comienzo del proceso. De hecho, Shell, de la que solo se habló muy principio ha logrado mantenerse a la sombra a pesar de que algunos analistas la consideraron entonces la candidata más adecuada. El problema, se dijo, es que la petrolera anglo-holandesa impuso condiciones muy duras.
Aunque el consejo aprobase la operación, hasta que esta se cierre pasarán varios meses, ya que se trata de activos que Repsol comparte con otros socios, algunos de los cuales tienen derecho de tanteo. Aunque en un principio, se barajó un precio de venta de 3.000 millones, el importe final será muy inferior, según las fuentes antes citadas (se apunta a unos 2.000 millones). Pero lo más importante, tal como señalaba un reciente informe de analistas del Santander, es la reducción de la deuda que supondrá para Repsol la desinversión del área de GNL, ya que representa unos 4.400 millones de deuda dentro y fuera del balance.
A principios del verano pasado, después de que se formalizara la expropiación de su filial argentina, YPF, la compañía que preside Antonio Brufau anunció la venta de su negocio mundial de GNL para cumplir con su nuevo plan estratégico 2012-2016, en el que prevé obtener unos 4.500 millones de euros procedente de desinversiones, de los cuales, ya ha materializado 1.900 millones. De esta manera, la compañía compensaría el efecto de la expropiación de YPF sobre su rating crediticio, situado al borde del bono basura.
El paquete en venta lo integran la regasificadora de Canaport, en Canadá, donde Repsol tiene un 75% del capital; la planta de licuefacción de Camisea, en Perú, con otro 20% y las participaciones de algo más del 20% que tiene en los distintos trenes de licuación de la planta de Atlantic LNG, en Trinidad y Tobago. También estaban incluidos en el cuaderno de venta el 25% de la central de ciclo combinado de Bahía de Bizkaia Electricidad, de 800 MW; contratos de gas y la flota de buques metaneros.
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