El Gobierno avanza en una propuesta para cerrar el conflicto con la petrolera española, que ayer reconoció que podría interesarle un entendimiento con el país.
Casi un año después de la nacionalización de un 51% de las acciones de Repsol en YPF, la compañía española reconoció que podría aceptar activos petroleros en la Argentina como parte de pago por la parte que le fue expropiada. Así lo confirmó ayer Miguel Klingenberg, uno de los abogados de la empresa, en estos términos: “Es algo que podríamos considerar una vez que se establezca el monto de la compensación”. Repsol estableció ese número en torno a los 10.500 millones de dólares.
El ejecutivo se refirió así a una posible oferta por parte del Gobierno para que la petrolera española reingrese en el negocio local mediante la cesión de una porción de la formación Vaca Muerta, en suelo neuquino, que alberga -de acuerdo con los pronósticos- enormes reservas de recursos no convencionales de gas y de petróleo.
Al momento de la expropiación, el presidente de YPF, Antonio Brufau, sostuvo que los hallazgos que se habían hecho en Neuquén habían detonado la nacionalización.
A principios de este mes, fuentes cercanas a la conducción de YPF sostuvieron que el Gobierno trabajaba en una alternativa concreta para avanzar en un acuerdo que cerrara el conflicto con Repsol. La propuesta argentina contempla un pago cercano a los US$ 6000 millones en activos de Vaca Muerta a cambio del compromiso de la empresa que los invierta en el país.
Se canalizarán mediante una empresa en la que tendrían lugar ambas firmas con un protagonismo importante en la explotación de Vaca Muerta.
A finales de febrero, el presidente de Caixabank, Isidro Fainé, estuvo en la Casa Rosada para discutir algunos de los términos de un eventual acuerdo.
La entidad financiera es el principal accionista de Repsol, con un 12,53% de sus acciones.
En aquella ocasión, Repsol negó taxativamente la existencia de negociaciones. Ahora, sin embargo, le abrió una puerta a la propuesta.Es una alternativa que encierra algunos puntos positivos para ambas compañías. Desde su llegada a YPF, su presidente, Miguel Galuccio, aboga por una solución al frente del conflicto abierto con Repsol tras la nacionalización. Sabe que es un punto clave para volver a despertar confianza en los inversores internacionales.
Desde la mirada de Repsol, en tanto, implicaría volver a poner un pie en una de las reservas de hidrocarburos más importantes a nivel planetario, según los cálculos del Departamento de Estado norteamericano.
Ayer, el vicepresidente del comité específico para América latina de la Cámara de Representantes previno sobre las “dificultades” que podrían generar alianzas en materia petrolera y energética con “algunos países” de la región, entre los que incluyó específicamente a la Venezuela posterior a la muerte de Hugo Chávez, a Bolivia, a Ecuador y a nuestro país. “En estos tres últimos casos, sobre todo, ha habido expropiaciones y nacionalizaciones de propiedad privada en la materia con un importante efecto desestabilizador”, dijo el demócrata Albio Sires, quien es diputado por el distrito de Nueva Jersey.
“Todo eso genera un panorama preocupante”, añadió el legislador, quien participó en un plenario de la comisión dedicado, precisamente, a explorar políticas energéticas en la región.
A la hora de identificar comportamientos “erráticos”, el diputado mencionó específicamente la nacionalización de YPF, en abril del año pasado.
La Nacion