YPF preveía aumentar un 5% la refinación este año. Pero tendrá una caída de 8 a 10%.
Más allá del mensaje positivo que bajaron sus autoridades, el incendio registrado en la refinería de Ensenada ha significado un marcado traspié para el “plan estratégico quinquenal” que la reestatizada YPF puso en marcha el año pasado con el fin de recuperar la “soberanía hidrocarburífera”.
Las consecuencias directas de los daños comprobados hasta ahora en las instalaciones de la destilería bonaerense –menor capacidad de producción e incremento de las importaciones de naftas y gasoil– pusieron en duda el cumplimiento de los objetivos de mediano plazo que tiene trazados la petrolera en las áreas de refinación y comercialización de combustibles.
Cuando lanzó en junio del año pasado su plan estratégico para invertir US$ 37.200 millones en cinco años, el timonel de YPF, Miguel Galuccio había explicado que el mismo constaba de tres etapas.
En primer lugar, una instancia inmediata de “alto impacto” para revertir la tendencia negativa. Una segunda etapa de “crecimiento” en todas las áreas a partir de 2013. Y una última etapa, entre 2015 y 2017, de consolidación y “recuperación del autoabastecimiento energético del país”.
Además de representar un serio escollo para esa segunda instancia prevista por Galuccio, el inesperado incendio de la planta de Ensenada ha dejado fuera de foco las metas anuales que prevía el plan para la producción de combustibles.
El programa estratégico prevé incrementar la producción de combustibles líquidos en un 43% y pasar de 11,4 millones de metros cúbicos a 16,3 millones de metros cúbicos en 2017.
En lo que respecta al nivel de utilización de las refinerías, la apuesta es saltar del 89% de 2012 a un nivel del 98% en cinco años con el fin de poder abastecer la demanda anual de unos 12 millones de automóviles.
En tanto, las metas específicas para 2013 contemplaban un crecimiento de la producción de las refinerías del orden del 5%.
Ahora bien, tras la evaluación del impacto del incendio que hizo la empresa, los técnicos del sector estimaron que ya no hay margen para cumplir con las pautas fijadas.
En lugar de subir, este año la producción total de combustibles de YPF caería entre un 8% y un 10%.
De esa manera, quedaría neutralizado el leve incremento del 1,6% registrado en 2012 y se volvería a los magros niveles de 2008 y 2009 cuando la empresa era manejada por el grupo Eskenazi y Repsol.
Esa caída, según los cálculos privados, tornarían casi imposible la obtención de los incrementos productivos de 24% en las naftas y del 44% en el gasoil que pautó la empresa para dentro de cuatro años.
La petrolera prevé cubrir la menor producción de este año con más importaciones de naftas y gasoil.
Traerá del exterior entre un 50% y 60% más de combustible que el que ingresó en 2012.
Esas compras –que el año pasado le costaron alrededor de US$ 750 millones–ahora le implicarán un desembolso mínimo de US$ 1.300 millones que no estaban previstos en el plan estratégico de Galuccio.
iEco