Por Tatiana Roa Avendaño.- Con el nombre Ronda Colombia 2010, la Agencia Nacional de Hidrocarburos ha denominada la nueva ofensiva petrolera sobre prácticamente todo el territorio colombiano. Con la oferta de 170 bloques petroleros, que atraviesan el país de norte a sur y de este a oeste, se lanzó el día de ayer la Ronda, la Agencia espera comenzar a recibir las primeras ofertas de las empresas petroleras, desde mediados del próximo año.
Aquí no se salva nada, ni la Amazonía, ni las sábanas caribeñas, ni las cuencas de los principales ríos colombianos, el Cauca y el Magdalena, ni las selvas del Catatumbo, ni el piedemonte llanero y amazónico, ni las profundas aguas del Mar Pacífico, es tan agresivo el plan petrolero, que prácticamente se estaría ofreciendo casi todo el mar Caribe colombiano, incluido el paradisíaco archipiélago de San Andrés y Providencia. Nada, nada será respetado por parte de los Señores de la Agencia, que sólo ven en los diversos territorios colombianos, potencialidades para desarrollar una industria petrolera.
Mientras en Ecuador se discute como dejar el crudo en el subsuelo, en Bolivia se propone un tribunal de justicia climática y las comunidades amazónicas plantean parar la actividad petrolera en su territorio, Costa Rica, desde hace algunos años, se declaró un país libre de petróleo y, en el mundo científicos, comunidades tradicionales y ambientalistas alertan sobre la catástrofe climática producto de la quema del petróleo y la deforestación muchas veces provocada por la expansión petrolera. Colombia da la espalda a esta realidad y “vende” el país al mejor postor petrolero o, quizá mejor decir, al menos malo.
La situación ambiental colombiana no está fácil, de un lado las cuadrículas mineras dibujaron cada rincón del país y cuadrillas de ingenieros y geólogos rondan los campos, los transgénicos se han impuesto sin mayor resistencia, la agroindustria de la caña, la palma, las flores, y el banano para la exportación se tomaron las mejores tierras del país desplazando a sus pobladores locales, el desarrollo de las hidroeléctricas colonizó la mayor parte de los ríos del país y en la última semana, en el Congreso de la República sigue empecinado en cambiar el texto del Referendo del Agua, haciendo oídos sordos a los más de dos millones de personas que lo respaldaron.
La gran máquina del extractivismo resuena en Colombia. Es preciso detener ahora la Ronda Colombia 2010, antes que a mediados del próximo año se empiecen a conceder los contratos petroleros. Hay que rodear las campañas en defensa del territorio, por ello nada puede ser más importante que acompañar al pueblo U´wa ejemplo de resistencia a la industria del petróleo. Es tiempo para fortalecer las articulaciones locales, regionales y nacionales, es preciso potenciar las propuestas que en los territorios construyen los pueblos ligados a la tierra, al agua, a la naturaleza. Estas son las reales alternativas para salir de está dura encrucijada.
OilWatch Sudamérica