Antonio Pronsato, Interventor del Enargas
El interventor del Enargas, Antonio Pronsato, convocó hace 10 días a lasprincipales comercializadoras de gas del país para comunicarles que a partir del invierno Enarsa dejará de venderle gas adicional a las industrias. Casi la totalidad del hidrocarburo que se importa desde Bolivia y en estado líquido por barco (LNG) se destinará a cubrir la demanda residencial, que trepa a partir de mayo a medida que descienden las temperaturas en Buenos Aires.
La decisión pivotea sobre dos ejes: por un lado, garantizar el suministro a los usuarios domiciliarios, que en época invernal llegan a consumir un 40% del gas que se inyecta en el sistema. Por el otro, busca que las industrias compren directamente el gas que utilizan a los productores, de manera tal que salgan de la órbita de distribuidoras y comercializadoras. Las petroleras tendrán, así, mayor margen de negociación para establecer precios más altos para el gas. Es una forma del Gobierno de seguir recomponiendo el precio del gas en boca de pozo (el importe que reciben los productores), a fin de incentivar la inversión en los yacimientos, que en el primer cuatrimestre registraron una baja de la producción de gas superior al 7 por ciento.
Enarsa importa en la actualidad alrededor de un 30% del gas que se consume en el país. De Bolivia llegaron, según el promedio de mayo, cerca de 12 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/día). En las terminales de Bahía Blanca y Escobar se regasificaron más de 23 MMm3/día. De acuerdo con números de la Secretaría de Energía, esas compras demandaron US$ 1.499,48 millones durante el primer cuatrimestre de 2013, un 48,3% más que en el mismo período de 2012 (US$ 1.010,47 millones).
El mensaje que bajó Pronsato a las comercializadoras -que, en la práctica, funcionan como intermediarios que facilitan el despacho del fluido para grandes usuarios- fue claro: Enarsa dejará de vender, gradualmente pero de forma sostenida, gas a las industrias, que deberán recurrir al mercado mayorista para acceder al fluido. El precio del gas que pagan los grandes usuarios oscila entre los US$ 3,50 y 7 dólares por millón de BTU, según quién se encargue del suministro (distribuidora, comercializadora o productor). Con esta decisión del Enargas, la empresa estatal de energía destinará su oferta de gas importado al segmento residencial, que paga una media de US$ 0,60 por millón de BTU, por lo que dejará algo de margen a las petroleras para que redireccionen parte de su oferta hacia el sector industrial, el que más paga por el fluido. Aún así, en la industria descreen que la medida impacte de forma significativa en la economía de las empresas.
Lo que está claro es que la jugada acentuará las pérdidas de Enarsa y la consecuente demanda de subsidios estatales. Dado que hasta ahora la compañía estatal recuperaba un porcentaje menor del gasto por importar gas desde Bolivia y LNG revendiendo el producto a grandes usuarios. “Pero a partir de ahora, en la medida que Enarsa deje de vender a industrias y priorice el segmento residencial, la importación se concretará prácticamente a pérdida en su totalidad”, advirtieron desde una comercializadora.