El fallo judicial a favor de la petrolera Chevrón: un paso a favor de las corporaciones multinacionales.
Carlos Alberto Kreimer.- En el torbellino de sentencias judiciales que arrasó la primera plana de los medios en los últimos días -“Consejo de la Magistratura”, “Libertad gremial y ley de asociaciones sindicales”, “Cepo Cambiario”, “Aumentos pretendidamente no remunerativos en convenciones colectivas”- pasó casi inadvertida la decisión de la Corte Suprema en el caso “Chevrón” que solo mereció alguna referencia tangencial de algún comentarista político. Para mejor ilustrar al lector es necesario no solo hacer un análisis del caso sino, además y al decir de los guionistas de cine, “sembrar información”.
El problema a energético
Después de diez años de década ganada, de haber los chicos K salido a la calle eufóricos y con los dedos en V por la apropiación (¿expropiación?) de parte de las acciones de YPF (las que estaban en poder de Repsol) y de casi un año y medio de tripulación de la petrolera estatal por el mago Miguel Galuccio, el panorama es desolador. De un país autoabastecido en el 2003, se pasó a otro que importa anualmente la friolera de entre 12 y 15 mil millones de dólares en energía, según la previsión para el 2013 (un destacado economista –insospechado de ortodoxo- señalo: “todo el modelo o relato se reduce a cambiar soja por energía”). Además YPF sigue disminuyendo su producción en casi todos sus rubros a pesar del significativo aumento de sus productos en surtidores (casi un 20% en lo que va del año).
Vaca muerta (o “viva” para nuestra creativa Cristina)
Este reservorio de energía no convencional (“shale-petróleo” y “shale-gas”) descubierto en el último lustro, constituye la nueva joya de la corona nacional. Según los especialistas estaría entre los cuatro yacimientos o cuencas con más reservas del planeta y nos convertiría casi en un país del privilegio árabe. Para la explotación de Vaca Muerta hace falta un inversión de unos 36.000 millones de dólares en cinco años para, dentro del mismo lustro, empezar a disfrutar de sus rindes. Esta suma no es excesiva si, por ejemplo, advertimos que significa el diez por ciento de cuanto va invirtiendo Brasil para extraer el petróleo “off shore”, sin haber sacado hasta ahora una gota. No debe dejar de señalarse que los ecologistas se oponen a la explotación de estos yacimientos con muy fuertes argumentos, por el tremendo daño ambiental que ocasionan, pero en este caso correremos del análisis esta, no menor, cuestión para cuyo abordaje el autor de esta nota no califica.
Chevrón y los litigios
La más avanzada multinacional –por capital y tecnología- para encarar Vaca Muerta es Chevrón y hacia ella se han dirigido los mayores esfuerzos de Galuccio, para intentar salir del pantano en el menor lapso posible. Pero la subsidiaria de ESSO enfrenta dos problemas. El primero es que Repsol ha promovido un juicio contra YPF por nada menos que 10.500 millones de dólares ante organismos internacionales por el pago de las acciones apropiadas, y amenaza a todo colega que intente una sociedad con la petrolera vernácula de hacerle pagar los perjuicios (si bien es cierto que las extractoras de petróleo están acostumbradas a hacer negocios en países y en situaciones complicadas, no lo es menos que “entre bomberos no se pisan la manguera”). Al segundo problema nos referiremos a continuación.
Ecuador y Chevrón
TEXACO, luego convertida en CHEVRON (ambos nombres del grupo ESSO), fue condenada en Ecuador, donde explotaba yacimientos convencionales, a pagar a un grupo de vecinos del lugar de extracción, por daños ecológicos o ambientales, la friolera de 19.000 millones de dólares. La multinacional alegó que “la sentencia fue obtenida en un proceso judicial viciado de fraude, extorsión y cohecho” (no nos consta, por no haber examinado el expediente extranjero, la veracidad de esta alegación, aunque se debe admitir que el monto excepcional de la condena alguna sospecha despierta). Sea como fuere la sentencia en un país amigo de los K, que forma parte de la selecta minoría con la que mantiene amables relaciones, está firme y debe ser cumplimentada. Para ello, un juez ecuatoriano remitió a este país un exhorto (formalidad de un requerimiento de un juez a otro), para que, nada más y nada menos, “embargue los bienes que pertenecen a Chevrón Argentina SRL sobre cuentas, créditos por venta de hidrocarburos, créditos litigiosos, cuotas sociales o participaciones accionarias” (estas medidas se amplían atrapando a otras contratantes o subsidiarias de ESSO). En buen romance: CHEVRON no puede hacer un negocio en la Argentina –donde ya tenía firmadas cartas de intención con YPF justamente para explorar y explotar “Vaca Muerta”- sin que cualquier activo, se llame como se llame, le sea chupado por los ecuatorianos; o sea al mago Galuccio le escupieron el asado. Presentado en Primera instancia el exhorto, se hizo lugar al mismo y se ordenaron las medidas; entendiendo el magistrado de primera instancia que el exhorto reunía todos los recaudos formales que los tratados de cooperación internac ional, firmados por ambos países, contemplan. Chevron apeló y a pesar de que con picardía eligió la Sala de la Cámara Civil y Comercial Federal y que, con muy prestigiosos abogados algunos “neoliberales” y otros “nacionales y populares” planteó el único argumento que cabía -o sea falencias formales-, igual la perdió.
Sentencia de la Corte Suprema
El expediente llegó a la Corte donde, por razones políticas más que jurídicas, hubo intención de admitir el recurso (y ello es explicable teniendo en cuenta que, si seguimos por el camino que eligió “el relato”, terminaremos calefaccionando los hogares con braceros). Una mayoría de seis miembros dio la razón a la apelante haciendo un análisis de las normas procesales y las similares del tratado internacional entre Argentina y Ecuador, por razones absolutamente formales y sin ingresar en las cuestiones políticas o de fondo las que –bueno es decirlo- tampoco fueron planteadas por los apelantes. En voto disidente el casi centenario socialista Fayt refutó impecablemente los argumentos de sus co-supremos, y rechazó las razones de la multinacional, analizando las mismas normas cuestionadas (como le mandó decir por su chofer a la Presidente: “Estos son los hechos. Los comentarios son libres”). Fue público –o al menos así lo destacaron los medios- que el mago Galuccio festejó con champaña el fallo y llamó inmediatamente a Chevrón para que venga al país el negociador. Pero parece que hasta que no se arregle con Repsol no se pone un dólar.
El dictamen de la Dra. Gils Carbó
La Procuradora General de la Nación, como manda la ley, dictaminó con carácter previo en el exhorto de Chevrón. Pudo haber hecho como la mayoría de la Corte y “de taquito” resolver el tema por meras razones procesales dándole la razón a ESSO. Pero, como Ecuménico (el Guapo del 900 de Samuel Eichelbaun) fue mas allá de lo que el político a quién reportaba (don Alejo ) le pedía, y agregó: “…El interés público de la actividad desarrollada por la recurrente (Chevrón Corporation) conforme el artículo 1 de la ley 26741 y la trascendencia económica del embargo me llevan a la convicción de que la decisión apelada puede producir agravios de carácter irreparable a intereses esenciales de la Nación vinculados con la política energética y el desarrollo económico del país. Así el caso involucra una cuestión de gravedad institucional…”. O sea que para la Dra. Gils Carbó entre los intereses de ecologistas del Ecuador y los de ESSO deben primar los de la petrolera multinacional por estar vinculados con la política económica y el desarrollo nacional. Solo le faltó agregar que la “corpo” a la que hay que derrotar es al Grupo Clarín y no la insignificante ESSO cuyos intereses son esenciales para desarrollar la política energética nacional.
Justicia Legítima y las “Corpo”
Cuando vemos en la realidad cómo se comporta la abanderada del espacio “Justicia Legítima” (que debería estar presidido por el prestigioso magistrado Oyarbide) no cabe duda que lo que se pretende no es el distanciamiento de la justicia de los importantes grupos económicos para garantizar su imparcialidad, sino el acercamiento obsecuente a los mandatos de la Presidente.
Carlos Alberto Kreimer es miembro del Club Político Argentino.