Catorce activistas han sido detenidos en las últimas horas en el pueblo de Balcombe, en el Reino Unido, convertido en el bastión de la resistencia contra el ‘fracking’, el método de extracción natural que utiliza agua a presión con productos químicos para ampliar las fracturas en el sustrato rocoso.
Los activistas habían logrado bloquear con éxito las operaciones de la compañía Cuadrilla Resources, capitaneada por el ex director de BP Lord John Philip Browne, el mismo que acuñó el término de Beyond Petroleum y que lideró el lavado de cara ‘verde’ de la compañía petrolífera británica.
Cuadrilla Resources se ha convertido ahora en emblema de los riesgos del ‘fracking’ en Gran Bretaña, tras los pequeños terremotos que coincidieron con la prospecciones de gas pizarra en el condado de Lancashire y que provocaron una moratoria de 18 meses en el uso de la controvertida técnica.
Pero el Gobierno británico, siguiendo el camino trazado por Estados Unidos, ha decidido dar luz verde a las extracciones y ha anunciado su intención de convertirse en el país “con el mejor régimen fiscal para la ‘fracking’, con grandes exenciones para la compañías que lideren el sector, que tendrán que pagar la mitad de impuestos que las empresas que extraen petróleo en los pozos del mar del norte.
Los cálculos efectuados por los ingenieron de la Royal Science Society estiman que hasta el 64% de la campiña inglesa podría perforarse a la busca del controvertido ‘maná’ energético, que se ha convertido en el caballo de batalla de los grupos ecologistas en todo el mundo.
Una semana después del impulso oficial, Cuadrilla Resources obtuvo la licencia para iniciar las prospecciones en el condado de West Sussex para la extracción de petróleo y gas natural. Aunque se preveía cierta resistencia vecinal, nadie esperaba que aquello se convirtiera en “la batalla de Balcombe”, con más de 70 policías arremetiendo contra un centenar de manifestantes.
“Formamos una cadena humana para bloquear el tráfico en London Road e impedir el inicio de las prospecciones”, declaró el activista Andrew West, del grupo Frack Off. “La policía empezó a detener sin previo aviso a la gente que protestaba pacíficamente. Todo fue muy rápido”.
Decenas de vecinos de Balcombe se sumaron a la protesta con pancartas en las que denunciaban los supuestos riesgos del ‘fracking’, de lacontaminación de los acuíferos a la posibilidad de movimientos sísmicos. Lawrence Caster, responsable de Energía de Greenpeace, destacó el impacto que la luz verde del Gobierno está teniendo ya en la campiña inglesa: “Estamos en los preámbulos de una masiva industrialización del campo si no lo evitamos a tiempo, con caravanas de camiones cargando con agua contaminada por nuestras carreteras”.