El informe reservado que publicamos hoy muestra sin afeites la magnitud de la crisis energética argentina y los enormes volúmenesde inversión y de esfuerzo conjunto que se necesitarán para recuperar el autoabastecimiento de gas. Los técnicos que lo elaboraron pertenecen a Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF) y a una consultora de energía. Fue presentado al jefe de la petrolera, Miguel Galuccio, que lo elevó a la Presidenta.
Es, si se quiere aunque no haya sido la intención de los autores, una radiografía de la década “ganada” en materia energética y constituye un documento que ilustra los desaciertos de la política que aplicó el gobierno actual.
Cualquier gobierno –hoy se eligen los candidatos que competirán en las legislativas de octubre– se encontrará con esta dificultad. Nadie puede resistir por mucho tiempo la carga de la cuenta energética. Sin contar los combustibles líquidos, la importación de gas (7.000 millones de dólares por año al precio actual) requiere cada vez más recursos. Este es un hecho objetivo y real: independientemente de los responsables, esta es una de las partes más pesadas de la herencia que tendrá la administración que asuma en 2015.
Algunos ex secretarios de Energía, que hace unos días alumbraron otro documento crítico contra decisiones oficiales en el área, subieron hasta el piso 32 del edificio de YPF para dialogar con Galuccio o con alguna otra autoridad.
Fueron convocados para que hagan propuestas. Fuentes de la compañía hicieron trascender que quedaron decepcionados por la “falta de ideas” o de coraje para admitir en público lo que en privado admiten, por ejemplo, sobre al acuerdo con Chevron.
La gravedad del informe (ver pág. 44) está en que los yacimientos –excepto Aries Carina y Macueta, en Salta– se encuentran en el último período productivo y cercanos “a su presión de abandono”. Y que los yacimientos bolivianos de los que se importa –15 millones de metros cúbicos/día– están maduros y podrían comenzar a incumplir los contratos desde el 2015.
Las propuestas de soluciones plantean escenarios en los que se requieren, según los técnicos, asociaciones con otras petroleras (como la francesa Total y Panamerican Energy) además de recomendar la compra de la brasileña Petrobras.
El autoabastecimiento de gas, centro de la épica de la recuperación de YPF, se alcanzaría entre el 2018 y 2019.
Se necesitan hasta US$ 60.000 millones de inversión, casi el doble de las reservas actuales del BCRA. Eso muestra la envergadura del desafío.