A pesar de que François Hollande había prometido que no habría “exploración de gases de esquisto en Francia”, el gobierno concede nuevas autorizaciones y prorroga las anteriores, favorece a Total y bloquea la transición. Frente a esta incoherencia, impongamos las soluciones alternativas que tenemos.
Artículo de MAXIME COMBES de ATTAC Francia
Por increíble que parezca, el gobierno francés acaba de conceder dos nuevas autorizaciones para la prospección de hidrocarburos líquidos o gaseosos en Alsacia 1 y Lorena 2. La concesión de estas nuevas autorizaciones marca claramente la reanudación de la tramitación de las solicitudes de concesión, de prolongación o de mutación de permisos de hidrocarburos, como prometió Arnaud Montebourg el 9 de julio pasado al final de su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional. El ministro mencionó a varias decenas de proyectos afectados. Estos anuncios suenan como nuevas apuestas en favor de los industriales, mientras sigue pendiente la presentación al Parlamento de la reforma del código de la minería y el Consejo Constitucional podría estar a punto de rechazar la ley del 13 de julio de 2011 que prohíbe la fracturación hidráulica.
Las incoherencias del gobierno se multiplican. Así, la autorización Bleue Lorraine Sud, que caducó hace casi dos años y que se identifica claramente como un proyecto de búsqueda de hidrocarburos no convencionales que precisa de la utilización de la fracturación hidráulica, sigue mencionándose en la página del ministerio, y podría prorrogarse oficialmente en las próximas semanas. Hay otras autorizaciones que se encuentran en la misma situación (Soufflenheim, etc.). Estas incoherencias han llevado a los colectivos que se oponen al gas y al petróleo de esquisto a exigir al gobierno y a su ministro de Ecología que “encuentren cuanto antes respuestas jurídicas estables y permanentes dirigidas a rechazar definitivamente las solicitudes pendientes desde hace varios años” y “que no firmen ningún decreto” relativo a las autorizaciones existentes o en proceso de solicitud. El anuncio de los dos nuevos permisos acaba de tirar por tierra esta petición. Hay una ciber-acción en marcha.
De hecho, más que actuar para detener las exploraciones de nuevas energías fósiles y dejar la mayoría de las reservas de energías fósiles en el suelo, como requiere una verdadera transición energética, el gobierno anima al desarrollo de la explotación de nuevas energías fósiles como los gases de capa. Según la Coordinadora nacional de los colectivos ciudadanos, “a diferencia de los gases de mina, cuya extracción consiste en recuperar el metano que circula por las galerías de antiguas minas de carbón, para que la explotación del gas de capa sea rentable se necesitan las mismas técnicas extremas que para los gases de petróleo de esquisto”. Varias de las autorizaciones otorgadas por el Estado, entre otras la Sud-Midi, Valenciennois y Nord-Cambrai en el departamento de Nord-Pas-de-Calais, son para extraer este gas, que está subvencionado por el Consejo Regional de Lorraine y por la tasa CSPE (Contribución al Servicio Público de la Electricidad) que se cobra a todos los usuarios en sus facturas y supuestamente va destinada a las energías renovables! Hay una petición de alerta ciudadana en la red.
Las compañías de prospección de petróleo y gas utilizan estas incoherencias y vacilaciones gubernamentales para reforzar su posición y marear la perdiz. Por ejemplo, en la cuenca de Alès, Mouvoil desea realizar trabajos de exploración geo-sísmica en la región mientras prospecta hidrocarburos de roca madre, concretamente aceites pesados, La empresa alega que no va a utilizar la fracturación hidráulica, cuando para explotar este tipo de hidrocarburos es necesaria una gran cantidad de agua sometida a presión, como lo demuestra este excelente informe científico.
En Jouarre, departamento de Seine-et-Marne, es Hess Oil, titular de un permiso de explotación, la que acaba de empezar a perforar a pesar de la oposición de los habitantes de la zona y de múltiples movilizaciones ciudadanas. En el nordeste del Béarn, Vermilion acaba de concluir una campaña sísmica de exploración del subsuelo en su concesión de Vic-Bilh, en la que ha perforado a más de 3000 m. de profundidad, donde se encuentran la roca-madre y los hidrocarburos de esquisto. Algo del todo normal para esta empresa líder en la explotación petrolífera en Francia y que reconoce haber “recurrido diecisiete veces” a la fracturación hidráulica en Francia, “quince de ellas para optimizar los rendimientos de los yacimientos convencionales”.
Aunque al parecer desde la ley del 13 de julio de 2011 no se ha utilizado la fracturación hidráulica en el territorio francés, el compromiso que asumió François Hollande durante el discurso que pronunció el 14 de julio de 2013, cuando dijo que “no habría exploraciones de gas de esquisto en Francia” se ha ido al traste. Las compañías realizan prospecciones y se posicionan sobre la base de autorizaciones válidas o de solicitudes de autorización. Y los líderes franceses del sector energético, como GDF-Suez y Total, utilizan a discreción los instrumentos de la diplomacia francesa para posicionarse en el extranjero. Mientras que GDF-Suez tiene previsto exportar gas de esquisto procedente de Estados Unidos sin que ello produzca ningún revuelo, Total ha podido posicionarse en Argentina, Estados Unidos o China, sin ser molestado. Como si el gas de esquisto que explota en esos países una multinacional con sede en Francia pudiera ser menos problemático que una explotación en Francia. Hasta tal punto que los inversores franceses, entre los que se encuentran Total y la poco conocida pero muy poderosa multinacional Vallourec, ocuparían el tercer lugar entre los inversores en el gas de esquisto en americano.
A las incoherencias gubernamentales citadas se une una larga lista de decisiones contrarias a toda transición energética. Así, las energías fósiles y su desarrollo se siguen financiando con fondos públicos franceses. Total sigue sin pagar suficientes impuestos en Francia, la tasa sobre los camiones pesados se ha pospuesto una vez más, el proyecto de aeropuerto en Notre-Dame des Landes sigue en vigor, el gobierno se orienta hacia una fiscalidad verde rebajada injusta e ineficaz, los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en Francia y en Europa son totalmente insuficientes, el gobierno promueve un acuerdo entre la UE y los Estados Unidos que en el fondo, es contrario a una verdadera transición ecológica, etc. Ya es hora de que se impongan otras políticas públicas y de que se pongan en marcha las soluciones y experiencias alternativas que se han probado en muchos territorios para cambiar de paradigma.
Por este motivo, más de 50 organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Attac Francia, hacen un llamamiento para que nos unamos a Alternatiba, pueblo de las alternativas, que reunirá a más de 10.000 personas los días 5 y 6 de octubre en Bayona (País Vasco). Esta excelente alternativa, lanzada por Bizi ¡ “sacará a la luz las alternativas y soluciones de los pueblos , ancladas en los territorios y que pretenden transformar el sistema para afrontar el cambio climático y la crisis energética”. El gobierno y todo el arco político deberían inspirarse en ellas para dejar de lado las incertidumbres, incoherencias y contradicciones actuales. Para “¡cambiar el sistema, no el clima!”
Maxime Combes, miembro de Attac Francia y de la AITEC, participa en el proyecto Eco de las Alternativas (http://www.alter-echos.org)