La capitalización de mercado de YPF mientras estuvo controlada por Repsol promedió u$s 15.000 millones. Pero tuvo valoraciones más altas: en marzo de 2011, cuando la empresa española vendió el 3,83% de la petrolera local a fondos de inversión, la acción se valuó en u$s 42,2, lo que significó una capitalización de u$s 16.676,5 millones.
El primer día hábil de 2012, antes de que comenzara la ofensiva del Gobierno para comprometer a Repsol en un plan de inversiones o reestatizar, YPF tenía un valor de u$s 13.589 millones, aunque el 23 de enero de ese año, aun en medio de los primeros embates de Guillermo Moreno por el precio del gasoil al transporte, la acción trepó a u$s 40,13, lo que significa un valor de mercado de u$s 15.771 millones.
Si se comparan los u$s 5.000 millones que obtuvo Repsol por el 51% de YPF con lo que logró en marzo de 2011 cuando se desprendió de algunos bloques de acciones en tres jornadas, la energética española obtuvo u$s 3.500 millones menos que los que había conseguido dos años atrás cuando se desprendió de más del 15% de YPF. Si se toma el valor del primer día de enero de 2012, la diferencia se achica a u$s 1.930 millones.
La suma que percibirá Repsol se aproxima más a la actual capitalización de YPF. Ayer, la acción cerró en baja en el mercado de Nueva York a u$s 27,3, lo que implica una valoración de u$s 10.728 millones por el 100%. Una vez cerrado el conflicto judicial con Repsol, el interrogante es cuál es el valor al que puede llegar la petrolera presidida por Miguel Galuccio, y además si el Estado pagó bien o mal por la expropiación.
Un dato a considerar es que al ser controlada por el Estado, la cotización de YPF está muy sujeta a la calificación de la Argentina y a las circunstancias de la política y la economía locales. Esto implica un descuento sobre el valor de la petrolera que recién ahora podrá empezar a medirse con más precisión.
Desde el punto de vista de las reservas, la producción y las perspectivas de ganancias, YPF no podría valer hoy menos de u$s 15.000 millones. Juegan a favor de esta cifra tres elementos: la decisión del Gobierno de sostener los ingresos en términos de dólar de la compañía, luego de la devaluación de enero; la incorporación de las reservas y la producción de gas y petróleo de Apache, que compensan la caída que se haya producido en los últimos años, y las nuevas perspectivas que se tienen sobre Vaca Muerta, que recién empezaban a impactar en la cotización cuando YPF fue expropiada.
Como contracara, a la incertidumbre que puede generar el rol del Estado en la empresa se suma que Repsol se quedó con un paquete del 12% de las acciones de YPF que, según se presume, intentará vender lo más rápido posible. Otro interrogante es si la española venderá en bloque o lo hará en la Bolsa y en todo caso qué nuevo accionista puede ingresar a la empresa argentina.
Lo primero que ganaron YPF y el Gobierno con el acuerdo es haber despejado la duda de algunas petroleras internacionales sobre los riesgos pendientes de un proceso de expropiación no concluido. Pero la falta de un conocimiento más fino y preciso sobre las características de Vaca Muerta ponen un límite a la inversión internacional.
En lo inmediato, lo que puede esperarse es que termine el desarrollo del piloto pactado con Chevron y que empiecen nuevos desembolsos, para lo cual YPF tiene que contar con financiamiento porque después del aporte inicial de la empresa de EE.UU. las inversiones deberán repartirse en partes iguales entre las dos compañías. Está pendiente un acuerdo con Pluspetrol para el área en Vaca Muerta que YPF le va a vender después de haberla adquirido a Apache, y está el memorando de entendimiento con la malaya Petronas que podría llevar a una nueva asociación en tres o cuatro meses. En la lista está también Bridas Corp., de la que se dijo que había abandonado el proyecto conjunto con YPF luego de que Repsol le inició un litigio en Madrid por esa causa.
Diario Uno – Santa Fe