Más evidencias de los peligros del fracking pese a la versión del Gobierno español

El PP califica de “limpia” una actividad que produce sismos, sequía y contaminación
La ministra de Medio Ambiente alemana insta a que se prohiba el fracking mientras la publicación científica ‘The Lancet’ señala los peligros de esta contaminante actividad.
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A principios de año, el primero ministro británico David Cameron daba la voz de alarma: la Unión Europea se estaba quedando atrás en el desarrollo de la extracción de gas por medio de la fractura hidráulica, un método más conocido como fracking. El conflicto en Ucrania y el revival ochentero de amenazas cruzadas con Rusia, de donde proviene el 30% del gas que se consume en la UE, ha elevado la presión para explotar hidrocarburos en yacimientos no convencionales dentro del territorio europeo. Ya a finales de 2013, Cameron había anunciado que iba a conceder centenares de licencias que podrían afectar hasta el 64% de la campiña inglesa.
Las protestas por los efectos de esta técnica, que consiste en inyectar agua mezclada con arena y químicos a alta presión en las rocas para que el gas sea liberado, no han tardado en reproducirse. En Estados Unidos, donde llevan décadas aplicando este método, las consecuencias han sido devastadoras, según denuncian las organizaciones ecologistas: sismos, sequía, contaminación de acuíferos y afecciones a la salud.
El fracking ha sido duramente criticado por un reciente artículo en la publicación científica The Lancet. El estudio, realizado alrededor del primer pozo británico de gas de esquisto, señala que “esta forma de extracción podría aumentar los riesgos para la salud, comparada con los pozos tradicionales de petróleo y gas, debido a la mayor huella que el fracking deja en la superficie, a su proximidad a lugares donde la gente vive, trabaja y juega, y a la necesidad de transportar y almacenar grandes volúmenes de materiales”.
Los 52.000 pozos de gas de esquisto existentes en EE UU arrojan datos suficientes sobre los peligros de contaminación ambiental “en todas las etapas en el desarrollo de la extracción del gas de esquisto”. Desde “el fallo de la integridad estructural de la cementación y revestimiento del pozo”, pasando por “el derrame y fugas a partir de las balsas de almacenamiento del fluido en superficie”, sin olvidar “las emisiones del equipamiento que procesa el gas y el gran número de vehículos de transporte pesado involucrados son los factores más importantes que contribuyen a la contaminación y exposición ambiental en EE UU”.
Por su parte, el 4 de abril, la ministra alemana de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, exigió que se prohíba el fracking. “A diferencia de los EE UU, nuestro país es pequeño y densamente poblado”, afirmó el jueves Hendricks tras la cumbre urgente de energía que reunió a 16 ministros europeos.
La opinión del Gobierno español, que sigue insistiendo en la “inocuidad” de esta técnica, no puede situarse más lejos. El ministro de Industria, José Manuel Soria, es un firme defensor de la fractura hidráulica como arma para reducir la dependencia energética nacional. Una posición que llevó al Gobierno del PP a tumbar en enero de 2014 una ley aprobada nueve meses antes por el Parlamento cántabro que prohibía el fracking.
Oposición ciudadana (recuadro)
La población británica no se ha limitado a aceptar sin más las intenciones de su primer ministro. Los pobladores de Baton Moss en Salford, en el Gran Manchester, llevan más de 100 días de bloqueos para impedir las operaciones de fracking en el norte de Inglaterra. Unas protestas que se han visto replicadas en el Estado español. En Cantabria, las movilizaciones llevaron a la prohibición del fracking en esta comunidad autónoma. Sin embargo, las presiones del Gobierno de Mariano Rajoy llevaron a la suspensión de la moratoria. También en Asturias, País Vasco, Navarra y muchas otros rincones de la península, la oposición al fracking ha sido constante. Por su parte, las Cortes aragonesas aprobaban el pasado noviembre por unanimidad que Aragón sea declarado “territorio libre de fracking”, instando al Gobierno de Aragón a que actúe de esta forma “conscientes de la amenaza para la salud, el clima y el medio ambiente de la fractura hidráulica como método para la extracción de gases no convencionales”.
Diagonal