La trama oculta del acuerdo

El Gobierno consiguió que grandes empresas de países del Club de París impulsaran la negociación
El horizonte de mejores condiciones de financiamiento para inversiones en minería, hidrocarburos, industria automotriz y laboratorios, entre otros sectores, sirvió de palanca para la firma. Cómo y quiénes operaron para habilitar el acuerdo. Los proyectos en carpeta.

Por David Cufré.- La trama del acuerdo entre la Argentina y el Club de París tiene actores principales que han permanecido al margen de la escena pública. Su participación, sin embargo, resultó en algunos casos determinante para generar consensos en favor de un arreglo. Se trata de grandes empresas de los países acreedores que vienen haciendo buenos negocios en el país, y que en la etapa que se inicia proyectan fuertes inversiones. Las más importantes en carpeta son en los sectores de hidrocarburos, con Vaca Muerta a la cabeza, química y petroquímica, automotrices, minería, donde podría reflotar un megaproyecto para la extracción de potasio en Mendoza y otros de litio en el norte del país, laboratorios y en licitaciones de obras públicas. Varias de las compañías que preparan esas inversiones hicieron pesar su influencia sobre los gobiernos de sus países para favorecer un entendimiento. Se movieron por interés propio, pero también empujadas por el gobierno nacional, que en los últimos tres meses mantuvo reuniones con altos ejecutivos de esas firmas para reclamarles su intervención, según revelaron a Página/12 altas fuentes oficiales. En la lista aparecen nombres emblemáticos de compañías globales, como las alemanas Volkswagen, Mercedes Benz, Bayer, Adidas y Robert Bosch, las estadounidenses Ford, General Motors, Procter & Gamble, John Deere, Monsanto, Pfizer, Johnson y Johnson y Colgate Palmolive, las japonesas Toyota, Honda, Yamaha, Bridgestone y Sony, las francesas Peugeot, Citröen, Michelin y L’Oreal, las italianas Fiat, Iveco y Pirelli y por los Países Bajos, Shell y Philips. Estas empresas dominan porciones importantes del mercado local y serán beneficiarias directas de la resolución del default con el Club de París, al generarse el espacio para nuevas inversiones.
El consorcio industrial japonés Mitsubishi estaba esperando el final que se dio el último jueves en la capital francesa para consolidar un proyecto que tiene en sociedad con la argentina Corporación América, de Eduardo Eurnekian, para construir el Paso Binacional Bicentenario, un túnel ferroautomotor a la altura de Las Leñas, en Mendoza. Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet lo impulsaron ya en 2009, pero se cayó por problemas de financiamiento en medio de la crisis internacional. Ambas presidentas reflotaron la idea hace veinte días, cuando la chilena visitó a CFK en la Casa Rosada. Corporación América y Mitsubishi presentaron una propuesta para asumir la obra y aportar el financiamiento, que demandaría 3500 millones de dólares en una primera etapa y 3400 millones en las dos restantes. Los japoneses necesitaban el cierre del litigio entre la Argentina y el Club de París para abaratar el financiamiento que requerirá para construir el paso fronterizo.
Japón es el primer acreedor argentino del Club, con el 31 por ciento de participación sobre los 9700 millones de dólares que finalmente asumió el gobierno argentino computando los punitorios por los años sin pagos. Otras compañías de ese país están de-sarrollando proyectos en Argentina. Entre ellas figura Toyota Corporation. Su división automotores está invirtiendo 800 millones de dólares en su planta de Zárate para ampliar la capacidad de producción, mientras que Toyota Tsusho trabaja para la extracción de litio en Jujuy. El holding ya comunicó a las autoridades argentinas que tiene más planes en esas actividades, que haría efectivos al quedar resuelto el default con el Club de París.
En el mismo sentido se expresó otro gigante japonés, Marubeni, que analiza la posibilidad de tomar en sus manos el proyecto de extracción de potasio en Malargüe, Mendoza, conocido como Río Colorado. La brasileña Vale tenía la concesión para esa iniciativa, pero la dejó de lado por cambios en la cotización internacional del mineral, por inconvenientes financieros y al no conseguir facilidades reclamadas al gobierno argentino. Marubeni accedería a contratos para proveer a empresas chinas que harían rentable el proyecto. Pero para los japoneses es clave acceder a financiamiento de la banca de desarrollo de su país a tasas promocionales. Eso sólo era posible si Argentina salía del default con su país en el marco del Club de París. Las cifras en juego para la inversión son gigantescas: no bajan de 5000 millones de dólares. A la canadiense Barrick también le puede aportar facilidades en su intento de retomar el proyecto Pascua Lama para obtener oro, aunque sus problemas van más allá de lo financiero.
En el sector automotor hay varias iniciativas en danza, que ahora podrían activarse. Como en los casos anteriores, la diferencia para las empresas la hace la posibilidad de abaratar los costos de financiamiento. Como se indicó más arriba, una de las compañías que ampliarían sus planes es Toyota. También lo harían las alemanas Volkswagen y Mercedes Benz y la francesa Renault.

En reunión

Según confiaron a este diario altas fuentes oficiales, en cada reunión con directivos de compañías líderes de los países del Club de París los funcionarios pusieron sobre la mesa los datos de crecimiento de sus negocios en la Argentina en los últimos diez años. Volkswagen, por ejemplo, fue la empresa que mayor cantidad de importaciones generó entre 2005 y 2013, con 17.366 millones de dólares. El saldo entre sus compras y exportaciones arrojó un déficit de divisas para el Estado nacional de 5108 millones de dólares. La empresa es la número uno en producción y ventas en el mercado interno. Si bien desplegó importantes inversiones, el Gobierno le viene reclamando que aumente los de- sembolsos para instalar una plataforma para la producción de un nuevo modelo. VW respondió que si se resolvía el default con el Club podía concretar ese proyecto y ampliar la capacidad de elaboración de cajas de transmisión, a través de financiamiento obtenido en su país de origen. Los funcionarios le pidieron entonces que accionara ante el gobierno alemán para facilitar un acuerdo.
“Fue muy importante que el sector privado se haya involucrado activamente para alcanzar una solución con el Club de París”, evaluó ante este diario uno de los funcionarios que participó de las reuniones con las empresas. La llegada de VW y otros grupos industriales como los citados al principio al gobierno alemán terminó teniendo un peso significativo en las negociaciones con los acreedores.
La evaluación que hizo puertas adentro el gobierno argentino fue que había que convencer a sus pares del Club y a las empresas más grandes que llegar a un arreglo les servía a todos. “Somos compradores de productos con alto valor agregado de los países acreedores”, marcaron. Con Japón, por ejemplo, la Argentina acumuló un déficit comercial de 4457 millones de dólares entre 2005 y 2013. El rojo se duplica en el intercambio de productos industriales, que son los de mayor valor agregado y los que generan más cantidad de puestos de trabajo de calidad. El déficit en ese rubro trepa hasta los 9792 millones de dólares.
“El crecimiento argentino de la última década redundó en una demanda sostenida de productos de alto valor agregado de los miembros del Club de París, justamente cuando muchos de ellos atravesaban crisis profundas”, fue un argumento central del equipo económico. La cifra global es impactante. Entre 2005 y 2013, el déficit comercial argentino en manufacturas de origen industrial (MOI) con 15 de los 19 miembros del Club llegó a 104.485 millones de dólares.
En primer lugar aparece Estados Unidos, con 35.575 millones de dólares de déficit, seguido de Alemania con 19.918 millones, Francia (10.920 millones), Japón (9792), Italia (8145), Reino Unido (3118), Rusia (2454), Suecia (2437), España (2244), Bélgica (1762), Austria (1492), Finlandia (1375), Irlanda (1037), Dinamarca (926) y Noruega (290). Solo con cuatro países del grupo Argentina tuvo superávit comercial en manufacturas de origen industrial: Canadá, con 5072 millones de dólares, Suiza (1850), Países Bajos (1135) y Australia (216). El equipo económico hizo valer estos números en la negociación, que reflejan la importancia del mercado argentino para los países acreedores.

Más inversiones

“Es muy importante haber cerrado el acuerdo con el Club de París. Seguramente ahora se van a destrabar muchas inversiones para Vaca Muerta”, anticipó el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag. Lo mismo dijo el ministro de Economía, Axel Kicillof. “Al no pagar al Club muchas agencias de crédito internacionales que querían invertir en la Argentina decían que se les complicaba. La expectativa ahora es que aparezcan nuevos interesados.” El presidente de YPF, Miguel Gallucio, ya sondeó con petroleras internacionales como Petronas y Pemex, entre otras. Los funcionarios confían que esos proyectos arrastrarán otros de distintos participantes del negocio petrolero, como las estadounidenses Halliburton, Schlumberger y Weatherford.
En el rubro medicamentos, varios laboratorios internacionales tienen planes de inversión en Argentina. Uno de ellos es el alemán Bayer. La empresa generó importaciones por 1672 millones de dólares entre 2005 y 2013, con un déficit comercial para Argentina de 869 millones. Otro es el estadounidense Pfizer, que en el mismo período tuvo un intercambio comercial que arrojó un déficit para el país de 460 millones de dólares.
En maquinaria agrícola el Gobierno tiene expectativas de un aumento de la producción de la estadounidense John Deere, mientras que en el sector químico y petroquímico la mirada está puesta en compañías como Dow Química, Monsanto y Syngenta. También hay expectativas en electrónicos, productos de consumo masivo en limpieza, tocador y sobre todo en alimentos.
Página/12