Ante un petróleo caro y cada vez más escaso, los industriales estadounidenses apuestan a las algas, aunque deban transcurrir varios años antes de que este biocombustible “azul” llegue a los tanques de los automóviles.
Dos grupos de primer nivel acaban de anunciar inversiones que harán en este tipo de energía: Dow Chemical se asoció con Algenol Biofuels y el gigante petrolero ExxonMobil va a aportar su poder financiero a la empresa de biotecnología Synthetic Genomics del conocido científico-empresario J. Craig Venter. El primer grupo petrolero mundial planea invertir 600 millones de dólares.
“Estamos pasando de la publicidad a la realidad”, dijo a la AFP Riggs Eckelberry, director general de OriginOil, una sociedad especializada en la producción de biocarburantes a base de algas. “Las necesidades energéticas mundiales exigen una multiplicidad de fuentes de energía. Las algas pueden constituir de ahora en adelante una parte importante de la solución, si nuestros esfuerzos desembocan en un carburante económicamente viable”, explicó Emil Jacobs, vicepresidente de ExxonMobil, por medio de un comunicado.
No depender del precio del petróleo, ni de las cotizaciones de los cereales utilizados en la producción de etanol: he aquí las promesas ofrecidas por las algas. En Estados Unidos, la fabricación de carburantes a partir de algunos productos agrícolas ha sido acusada de elevar los precios del maíz y la soja, además de entrar en competencia con el mercado de los alimentos.
Las algas, cultivadas al aire libre o en locales industriales, permiten a la vez absorber el anhídrido carbónico y producir carburante, pero también subproductos comestibles y ricos en proteínas. “Las algas pueden producir un hidrocarburo que se parece exactamente al queroseno, al diesel o a la gasolina. Es el biocarburante más compatible con las capacidades de refinado y de distribución”, explicó Nathanael Greene, del Consejo Nacional para los Recursos.
Fuente: Río Negro Online