Entrevista a Miguel Páez, ex titular ATE Río Turbio. La situación crítica que atravesó Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) en los últimos años y el rol social que cumple la mina en la región atraviesan el diálogo con Miguel Páez. Sin desconocer el efecto nocivo de la quema de carbón, el ex secretario general de ATE Río Turbio reflexiona sobre la relación de este tipo de minería con otros y también sobre el vínculo entre esta fuente energética y otras consumidas en el país y el mundo.
“Acá están nuestros hijos, van a venir nuestros nietos y tenemos que tener la discusión en torno a la transición justa que contemple cuidar el ambiente y la salud de nuestra gente. La única forma de garantizarlo es con la participación activa de los trabajadores”, señala Miguel Páez, referente de los mineros del carbón de Río Turbio en la provincia de Santa Cruz. En diálogo con el OPSur, el ex secretario general de la seccional local de ATE no deja de resaltar las posibles ventajas que podría tener la puesta en marcha de la Central Térmica Río Turbio para el Sistema Argentino de Interconexión (SADI).
Aunque retoma los debates sobre transición justa de organismos internacionales como la OIT, Páez considera que “Argentina está muy lejos de poder discutir la transición justa si constantemente llegan empresas que se llevan los recursos y dejan en los pueblos miseria, hambre y abandono”. Preocupado por el futuro de los puestos de trabajo en sectores de la producción considerados contaminantes, da cuenta del problema estructural que entiende que existe en la política minera del país. Centrado en la soberanía nacional de los recursos, considera que sin una modificación del marco regulatorio y la activa participación de los trabajadores, no existe la posibilidad de llevar adelante una transición energética que contemple los intereses de las mayorías.
-¿Podrías realizar una síntesis de la historia de la mina y su relación con las ciudades de Río Turbio y 28 de Noviembre?
La ciudad surgió a raíz de la explotación minera por el año 1943, que comienza con Yacimientos Carboníferos Fiscales, empresa estatal que fue privatizada o concesionada en la década del ‘90. Actualmente se encuentra intervenida, luego de un fatal accidente en el que catorce mineros perdieron sus vidas en el interior de la mina, producto de un incendio que pudo ser evitado. Sin la cuenca carbonífera no existirían los pueblos de Río Turbio y 28 de Noviembre, que nacieron a partir de la exploración y explotación del carbón. Un dato no menor sobre ellos es que son pueblos de frontera, por lo que constituyen enclaves geoestratégicos y políticos. El rol de la mina desde sus comienzos fue abastecer de carbón a diferentes empresas y a la Usina de San Nicolás (en la provincia de Buenos Aires); también se ocupó de la exportación a otros países como Brasil.
-¿Cómo describirías el funcionamiento de la mina de Río Turbio y los cambios que se produjeron con las políticas implementadas en los últimos años?
El yacimiento está constituido por cinco mantos de carbón, se calcula que tiene una reserva de 450 millones de toneladas. Su funcionamiento es subterráneo, con un sistema de galerías y chiflones formando los frentes de explotación, usa el método de derrumbe controlado. A partir de ahí el carbón se extrae y transporta por cintas a la superficie donde es seleccionado en la planta depuradora de acuerdo a diferentes granulometrías y se separa, también, el carbón del estéril. Luego es transportado a Punta Loyola y cargado en barcos, en caso de venta, o bien, se queda en Río Turbio para abastecer, a través de cintas transportadoras, las dos usinas, una de 21 mw y la otra de 240 mw (que está en proceso de terminación de obra). En estas usinas el carbón se quema y se transforma en electricidad.
Durante los últimos años buscamos concretar el viejo anhelo de las anteriores generaciones de trabajadores, tener una usina en boca de mina que pueda utilizar nuestro carbón y transformarlo en energía, aportando al interconectado nacional, transformando a la empresa minera [Yacimientos Carboníferos Río Turbio] en una empresa carboeléctrica. Pero la situación se puso crítica cuando llegó el gobierno de Mauricio Macri. La empresa entró en un estado de abandono, comenzó el recorte presupuestario, la desinversión, la paralización de la obra de la usina 240 mw, los despidos masivos, los retiros extorsivos y el casi cierre del yacimiento. Hoy con el nuevo gobierno se puede volver a abrazar el sueño de tener en marcha la usina de 240 mw, la generación de energía en base a nuestro carbón y el desarrollo económico y productivo de nuestras comunidades, de nuestros pueblos y de las próximas generaciones. Con la actual pandemia resulta difícil avanzar en ese camino, pero tenemos la esperanza de que lo vamos a concretar algún día.
-¿A qué atribuirías la demora de la puesta en marcha de la central carboeléctrica?
La demora de su puesta en marcha se produjo a raíz de que el gobierno de Mauricio Macri pretendía entregar la usina, como lo hicieron con otras, a sus amigos empresarios, dejándola en manos privadas. Pocas posibilidades tenía la mina de suministrar carbón, ya que seguramente lo importarían desde Chile, como pretendía [Juan José] Aranguren cuando estuvo al frente del Ministerio de Energía y Minería. El propio ministro se encargó de separarla de la órbita de la empresa y parar la obra. Rescindieron el contrato con la constructora, teniendo más de un 80% de obra avanzado y con todos los materiales para terminarla.
-¿Qué impactos consideran que podría tener su funcionamiento para la comunidad y el ambiente?
Hay que tener en cuenta que el carbón hoy no forma parte del aporte energético nacional y cuando esto suceda solo será un porcentaje mínimo comparado con la generación de energía en base al fuel-oil, gas, solar, hídrica y eólica. La puesta en marcha de la usina de 240 mw generaría un impacto en nuestros pueblos, de esperanza, de desarrollo y de futuro para las próximas generaciones. Nuestros pueblos no existirían si no fuera por el carbón y hasta el último habitante de la cuenca sabe perfectamente eso. No solo generaríamos energía sino que también seríamos visibles para el país.
-El carbón es una de las fuentes energéticas más contaminantes. ¿Crees que se puede sostener su explotación a pesar de los límites que impone el cambio climático?
Comparado a otros países, como Estados Unidos y China, que utilizan mayormente el carbón para la generación de energía, en nuestro país la de Río Turbio es la única mina subterránea de carbón que se encuentra operada por el Estado nacional. Hasta ahora el carbón ha cumplido un rol social importante en lo que hace a alimentar a los sistemas de calefacción en zonas en donde no se dispone de otros combustibles como gas, para las caleras distribuidas en distintos lugares del país y para el consumo industrial. Creemos que ahí hay una diferencia respecto de lo que sucede con otro tipo de minería, en donde no sólo contaminan con metales pesados sino que además no declaran algunos de los minerales secundarios que se extraen clandestinamente. Camuflados en el barro o con mecanismos por el estilo, empresas privadas se llevan millones de pesos del país sin declarar al Estado, libres de impuestos, y en buena medida, amparados por la reforma de la Constitución Nacional de 1994 pasa con el oro, el petróleo, el litio, entre otros.
Creemos que en Río Turbio se puede generar un equilibrio en el cuidado del medio ambiente como también en la conservación y generación de puestos de trabajo. Este tipo de decisiones no deben estar solo en manos de los intereses empresarios sino de los trabajadores y las comunidades, otorgando la posibilidad a cada habitante de la región de ser parte del debate.
En el mundo se debate un recambio del sector, ¿creen que podría darse una transición energética justa?
Es una discusión que se tiene que dar, estoy totalmente de acuerdo. Para eso es necesario buscar que los pueblos sean parte de la apropiación de sus recursos, que las comunidades sean parte de las decisiones. Eso es muy difícil que se consiga con las lógicas de las empresas privadas, que no permiten que nadie “toque su torta”, dejando solo migajas a las mayorías. Por eso decimos que Argentina está muy lejos de poder discutir la transición justa. Hay una desolación que a veces se muestra en cómo explotan mal el recurso, en desmedro de quienes habitan la zona. Es el desafío que la Argentina debe afrontar, cambiar este tipo de políticas. Son discusiones que no son fáciles de dar, esperemos que luego de que pase la pandemia podamos llevar adelante planteos de fondo, si no seguiremos en la lucha para poder lograrlo.
¿Qué rol consideras que deberían tener los trabajadores en esta Transición Justa?
En nuestro caso, se puede considerar que realizamos diferentes propuestas en busca de la reconversión económica, buscando una alternativa más ecológica, desplazando la principal fuente de trabajo de los pueblos como lo es la explotación de carbón. Se buscó orientarla a la explotación del turismo, también de la agricultura, entre otros, pero la determinación de los pueblos marcó el rumbo al revalorizar el carbón, potenciándolo para la generación de energía, sin dejar de observar y hacer observar el cuidado del medio ambiente. Esto convirtió a nuestros pueblos en un polo energético, industrializando la región, generando más puestos de trabajo, aportando al desarrollo económico y productivo nacional, siendo la energía hoy un derecho humano altamente necesario e indiscutible. Otro punto importante, y no menor, es la generación con recursos propios, lo cual le otorgaría al país la posibilidad de bajar los costos y tarifas, que hoy se encarecen por la importación de combustibles para su generación, como el gas o el fuel-oil. La mina de carbón de Río Turbio tiene diversas alternativas además de la generación de energía, generando mayores recursos para el Estado nacional. Y nosotros queremos que no solo se participe bajo la órbita del Estado sino que además haya una participación de los trabajadores en pos del desarrollo de los pueblos que rodean a la mina y que todos nuestros recursos sean dedicados al bienestar social y no al beneficio de un pequeño grupo de empresarios.
Esta publicación es financiada con recursos de la Fundación Rosa Luxemburgo con fondos del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). El contenido de la publicación es responsabilidad exclusiva de OPSur, y no refleja necesariamente una posición de la FRL.