A propósito del debate por la faltante de combustible y el aumento del precio, un análisis de la actualidad de la economía energética. Por Marco Kofman.
En los últimos tres años, el crudo concentró casi dos tercios de los nuevos pozos del país. Recibió las mayores inversiones y los niveles de extracción crecieron un 29% contra el 9% que creció el gas.
Las exportaciones de crudo llegaron a un promedio de 122 barriles diarios entre enero y agosto, luego de haber alcanzado un mínimo histórico de 37 barriles diarios cinco años atrás.
El gasoducto Néstor Kirchner, mientras tanto, permitió una mejora en el segmento del gas, y Vaca Muerta alcanzó un nuevo record en los niveles de extracción.
Esto implicó una mejora cambiaria. En los primeros 8 meses de 2022 el sector perdió USD 7201 millones. Un año después, ese monto se redujo a 2762 millones. Ahora, el principal componente del déficit es el pago de intereses y capital por la deuda privada de las petroleras.
La participación de los no convencionales en los totales extraídos de crudo y gas alcanzó records simultáneos: 48% para el petróleo y 62% para el gas. La actividad se concentra cada vez más en Neuquén mientras apunta a la exportación.
La exportación puede mejorar los resultados cambiarios, pero es preciso realizar algunas advertencias.
- La dependencia de una variable como el precio del crudo volatiliza los niveles internos de actividad, de empleo, los ingresos de divisas y los ingresos provinciales.
- El mercado de exportación está privatizado y en gran medida extranjerizado: el capital extranjero concentra los mayores niveles de exportación y la participación de YPF, de sólo el 16% de las exportaciones energéticas, no representa su peso en el segmento de extracción.
- La internacionalización de los precios puede tener efectos nocivos sobre la dinámica local de los precios a través de las tarifas, el precio interno de combustibles y/o sobre el resultado fiscal, aumentando la erogación de subsidios a la demanda interna.
- Por último, el problema externo de la economía argentina no está dado sólo por un faltante de dólares sino, principalmente, por las características de su matriz distributiva cuya configuración cambió radicalmente desde 2016.
No hay, ni puede haber, divisas suficientes para el actual nivel de excedentes apropiados por las empresas privadas de la economía. En los últimos 8 años, el sector privado dolarizó excedentes por un equivalente a casi 8 sequías.