Por OPSur para la séptima edición de la revista Fractura Expuesta .- Fractura Expuesta vuelve después de cuatro años. En ese tiempo pasaron muchas cosas que resultan difíciles de enumerar, aunque es imposible dejar de mencionar situaciones como la crisis sanitaria global generada por la pandemia de COVID-19, que puso en pausa al mundo y truncó millones de vidas. La magnitud del descalabro se reflejó en el pilar energético de la globalización capitalista, el petróleo. La incertidumbre que planteaba la pandemia se manifestó en Wall Street, donde por unos días la cotización del barril de crudo futuro de Texas fue negativa.
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Otro hecho insoslayable es la invasión de Rusia a Ucrania. Esta guerra, que ha causado decenas de miles de muertes y el desplazamiento de millones de personas, sacudió el tablero geopolítico de la energía, y sus réplicas se sienten en todo el planeta, no solo en Europa, que depende del gas ruso. Quienes promueven a Argentina como país exportador de combustibles fósiles subrayan cuán favorable es el escenario actual para su lanzamiento y apuran la construcción de infraestructuras mientras acondicionan los marcos regulatorios para despejar el camino hacia un mundo más caliente. Y argumentos similares utilizan quienes intentan posicionar al país como exportador de litio y de hidrógenos bajos en carbono, requeridos por el Norte Global para descarbonizar su matriz energética. (Un mercado creciente en el que la Unión Europea intenta imponer las reglas; por más que se pinte de verde, la esencia de la asimetría entre ambos permanece inalterada.)
En estos cuatro años también pasaron muchas cosas en Argentina. Un presidente terminó su mandato y comenzó otro. Si bien no está muy claro si el actual sigue en la Casa Rosada, cuando la revista esté en la calle ya sabremos quién lo reemplazó. En estos cuatro años, los discursos de odio y antiderechos resquebrajaron aún más el débil tejido social que se ha ido deshilachando progresivamente, en simultáneo con la degradación de esta democracia que cumple cuatro décadas. Quizás el consenso en torno al fracking (en realidad, en torno a los extractivismos), sostenido por las dirigencias políticas y empresarias, sea uno de los pocos que existen en el país. ¡Y hay que quebrar ese consenso! Es necesario hacerlo para reconstruir lazos no solo entre las personas, sino también con todas las formas de vida que habitan el planeta.
Este año se cumplió un decenio desde la puesta en producción del primer proyecto de explotación masiva de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta. Hace diez años, a través de un acuerdo repudiado en las calles y sostenido con represión, Argentina ingresó a la era del fracking; y aunque la lluvia de dólares anunciada en Vaca Muerta moja en otro lado, el pronóstico no cambia. Es más, se anuncian fuertes ráfagas de bienestar por la explotación de Vacas Muertas en la Patagonia Austral y tsunamis de bonanza que llegan desde las profundidades del mar Argentino. En los pronósticos de éxito, también aparecen el litio, el viento, el sol, el agua y todo lo que sea monetizable del territorio.
Fractura Expuesta nació un año antes de la firma de aquel acuerdo que allanó el camino al fracking. Necesitábamos una herramienta comunicacional para dar batalla, para advertir, en base a la experiencia en otras regiones, sobre los riesgos del proyecto en que se estaba embarcando el país, y también para contribuir a la construcción colectiva de alternativas, no solo energéticas. En esa senda continuamos porque es necesario seguir, alimentar debates, asomarnos a los caminos recorridos en otras latitudes de Nuestramérica y definir posiciones. Con esos mismos objetivos pensamos esta edición, en la que analizamos los diez años de Vaca Muerta desde diferentes abordajes: las promesas cumplidas e incumplidas, las transformaciones sociales y territoriales, los espejos en que se mira la difunta res y su proyección espectral. También pusimos el ojo sobre la “gobernanza” de los materiales críticos para la transición energética (del Norte Global), sobre el modo en que interviene la Unión Europea, la forma en que se alinean los Gobiernos locales y las marcas que ya han comenzado a aparecer en nuestros territorios. Y, como venimos haciendo desde hace varias ediciones, nos acercamos a los debates que plantean otros mundos posibles y otras formas de vincularnos con la energía.
Antes de despedirnos, queremos compartir con ustedes la alegría de cumplir un nuevo año. Aunque parezca increíble, ya han pasado 15 años desde el nacimiento del OPSur. A veces parece que no avanzamos porque, como decíamos antes, los Gobiernos y las empresas siguen prometiendo futuro con viejas recetas extractivistas. Aunque quede mucho por delante, cuando miramos hacia atrás, vemos que hemos recorrido un largo camino. Y aunque el futuro no parezca prometedor, y nuestros territorios se sirvan en bandeja para el menú energético del Norte Global, seguiremos construyendo. Porque un mañana mejor se construye.