Por Mg Ing Eduardo D’Elía.- La energía es el principal recurso con que cuentan todos los seres vivos. Los procesos termodinámicos no existirían sin ella y por consiguiente ninguna forma de vida sin los procesos termodinámicos.
Las civilizaciones a lo largo de la historia, nacieron, se desarrollaron y desaparecieron a la par de la disponibilidad de energéticos, como el sol, los alimento, las bestias, los esclavos, la madera, el carbón, el petróleo, el gas, el alimento, entre otros.
Para un país, la disponibilidad de energético garantizará su desarrollo o desaparición. Todo estado necesita excedentes energéticos para crecer, la ausencia o escasez de estos excedentes no solo le impedirá crecer, sino que tendrá comprometida hasta su propia soberanía.
Vivimos en un planeta cuya principal fuente de energía primaria, después del sol, son los hidrocarburos. Un 55 % de esa matriz depende de la extracción de estos combustibles debajo de la tierra. Sin embargo estos han llegado a su techo de producción y hoy la demanda supera la oferta, generando una pequeña brecha que al pasar los años será aun mayor y las consecuencias impredecibles.
Nuestro país no es ajeno a esta realidad, agravada por el hecho que nuestra matriz energética primaria tiene una dependencia de un 90 % en los hidrocarburos. Hidrocarburos que no tenemos y nos vemos en la necesidad de importar para cubrir la demanda.
Durante las últimas décadas se han tomado decisiones equivocadas en cuestiones energéticas que nos han llevado a esta situación, y hoy vemos a la extracción de gas de esquistos como la solución a nuestros problemas.
La extracción del gas de esquistos requiere de una técnica no convencional que consiste en fracturar la roca (Fracking) para permitir la comunicación, a través de las fisuras, del gas y/o el petróleo alojado en una roca muy compacta.
Los impactos ambientales que este tipo de operación ha generado en distintas regiones del mundo han hecho que dos países prohíban estas prácticas y al menos 11 estados las detuvieran. En nuestro país, se vienen sumando permanentemente municipios que se declaran Libres de Fracking, y los objetivos de quienes reclaman son las provincias y en definitiva el país.
¿Pero qué sucede energéticamente con esta nueva fuente de recursos que se espera cubrirá nuestras demandas?
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Por qué pensar y entregar un área a la explotación extranjera y no darle las mismas posibilidades a emprendedores argentinos? Piensan que se van ha volver “enemigos”, por eso es mejor un explotador extranjero?. Capacidad nos sobra, no nos olvidemos de que el SEGUNDO oleoducto del mundo se construyó en Mendoza, de Cacheuta a Godoy Cruz, de mas o menos 30 Km a fines del siglo 19, para alimentar a la destilería que estaba en Godoy Cruz para elaborar gas de alumbrado, kerosén, coque betún para calafatear y otras cosas, todo desarrollado y construido en Mendoza con capitales locales (en esas épocas recién comenzaba la industria petrolera), por que no podemos repetir lo mismo?
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