En 2011, Argentina –cuya matriz energética depende en un 90% de gas y petróleo- tuvo un histórico déficit en la balanza de pagos energética. Para solucionarlo, el Estado (que expropió parcialmente la mayor petrolera del país: YPF) y las empresas emprendieron un fuerte y veloz avance para valorizar los yacimientos no convencionales de hidrocarburos, cuya extracción se realiza con las técnicas de perforación horizontal y fractura hidráulica o fracking (inyección de millones de litros de agua a gran presión mezclada con toneladas de arenas y químicos). Esta tecnología es mundialmente denunciada por su alto daño ambiental, climático y social. Según el gobierno de EE.UU., las formaciones Vaca Muerta y Los Molles configuran la región con mayor potencial fuera de América del Norte. Hasta el momento, en Neuquén se perforaron más de 400 pozos.
Desde 2012 el Estado argentino, a través de YPF, negocia con empresas petroleras trasnacionales la explotación de la Cuenca Neuquina. Estas empresas (Chevron, Total y Shell, entre otras) buscan la maximización de ganancias sin reparar en el costo ambiental o social, como ocurre desde hace décadas en el país. Por otro lado, el gobierno provincial -que detenta desde los ‘60 el Movimiento Popular Neuquino (MPN)- busca denodadamente aumentar las regalías mientras reprime y enjuicia a quienes protestan. El Estado provincial y el poderoso sindicato petrolero operan en favor de las trasnacionales, que concentran y fugan la mayoría de la riqueza bajo una economía de enclave.
Investigación: Observatorio Petrolero Sur.
Fuentes: Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas (ODHPI), Dirección de Áreas Naturales Protegidas de la Provincia de Neuquén y Subsecretaría de Minería e Hidrocarburos de Neuquén, entre otras.
Este mapa (se puede bajar e imprimir en hojas tamaño A3) forma parte del informe “Fracturando Límites” realizado por OPSur y Amigos de la Tierra (Francia, Europa y Holanda)