Correa: "Tienen que compensarnos por evitar una mayor contaminación"

Rafael Correa
"El cambio climático ha sido producido principalmente por los países ricos pero afecta más a los países del Tercer Mundo"

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, exigió hoy en Londres que los países ricos compensen su mayor contribución al cambio climático y destinen fondos para que los más pobres puedan adoptar políticas encaminadas a evitar un mayor deterioro ambiental.
“Sin el oxígeno del Amazonas no habría vida, pero no nos dan nada por ello. El cambio climático ha sido producido principalmente por los países ricos pero afecta más a los países del Tercer Mundo, por ello ya tienen una deuda ecológica”, defendió.
Correa compareció esta mañana en el Instituto de Relaciones Internacionales de Londres, la Chatham House, donde explicó en qué consiste la iniciativa Yasuní-ITT, con la que pretende recaudar 3.000 millones de dólares (unos 2.000 millones de euros) para dejar sin explotar un yacimiento encontrado en la selva amazónica de la que se podrían extraer 850 millones de barriles de petróleo.
Con esta cantidad de petróleo, Ecuador ingresaría -según sus propias estimaciones- entre 6.000 y 7.000 millones de dólares (entre 4.000 y 4.700 millones de euros), aunque también se emitirían 407 millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera.
El presidente ecuatoriano achacó las inundaciones que afectaron a Ecuador el año pasado directamente al cambio climático, y recordó que las lluvias torrenciales causaron “centenares de millones de dólares de pérdidas por los daños en la agricultura”.
“¿Quién se responsabiliza de eso? Nosotros somos las víctimas, hay que establecer responsabilidades”, reclamó.
Correa insistió en la importancia de que “la gente mejore sus niveles de vida” para poder apoyar el crecimiento sostenible en los países pobres.
“Si yo les digo a unos campesinos que no toquen el bosque que tienen al lado pero a su vez no pueden comer… Para conseguirlo hay que pagar a los campesinos por conservarlo o dotar al lugar de interés turístico y que genere ingresos”, ejemplificó.
El dirigente ecuatoriano, economista de formación, explicó con detalle que para concretar este proyecto se ha pensado en crear un instrumento financiero similar a los bonos por derechos de emisión de CO2.
De esta forma, a cada uno de los países que invierta en esta iniciativa, que, según el ministro de Exteriores, Fander Falconí, “no tiene fecha de caducidad”, se le otorgarán una especie de títulos de deuda -en proporción a la cantidad donada- que garantizan que si el yacimiento finalmente es explotado, les será reembolsada la cantidad que gastaron más los intereses correspondientes.
El compromiso también incluye que estas inversiones se dediquen a actividades no contaminantes y de defensa del medio ambiente, entre ellas incrementar la capacidad de producción de energía hidroeléctrica.
Las negociaciones para recabar fondos se están llevando a cabo de forma bilateral, y por el momento sólo Alemania ha concretado su apoyo económico, que ascendería a 50 millones de dólares (33,6 millones de euros) durante 13 años, según fuentes gubernamentales ecuatorianas.
“Estamos evitando contaminar más el planeta, y eso es algo que nos beneficia a todos. Estamos dispuestos a pagar parte del sacrificio, pero deben corresponsabilizarse los países ricos”, insistió.
Ecuador espera recibir anualmente a partir del año 2010 en torno a 350 millones de dólares (235 millones de euros) hasta llegar al objetivo de los 3.000 millones de dólares, por lo que ingresaría la mitad que comercializando ese petróleo.
Durante más de una hora que duró su intervención, Correa -vestido de traje oscuro y con una camisa blanca en la que se vislumbraban bordados de inspiración precolombina, como ya es habitual en él- criticó duramente las bases que cimentan el sistema capitalista y defendió un cambio de modelo de desarrollo.
“El sistema neoliberal sólo mide la producción de mercancía, los bienes que tienen un precio monetario. Sin embargo, hay muchas cosas con valor que no tienen precio, como el medio ambiente por ejemplo”, argumentó.
El presidente ecuatoriano mostró a lo largo de su intervención su disconformidad con las actuaciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, e hizo explícito el rechazo que le despiertan las compañías trasnacionales y defendió su decisión de prohibir la privatización de los servicios ambientales así como su apuesta por los biocombustibles.
Correa recalcó que la nueva Constitución, aprobada el pasado año, es “la más verde del mundo” y repasó los logros de su gestión en materia ambiental, donde admitió que pese a haber aumentado el presupuesto significativamente “sigue siendo claramente insuficiente”, ya que su país cuenta con dos zonas de un valor ambiental extraordinario: las Galápagos y parte de la Amazonía.
Fuente: ADN.es