“Si tomáramos en serio las promesas, Argentina sería el país con más inversión del mundo”

Entrevista a Félix Herrero, Director de Instituto de Proyectos de Proyecto Sur y Vicepresidente del Grupo Moreno.

Por OPS.- Félix Herrero es abogado y licenciado en Economía. En la década del ’70 estuvo al frente de las represas Salto Grande, Yacyretá y Corpus; fue consultor del Consejo Federal de Inversiones y hasta 2001, fue asesor de la Cámara de Senadores. Recientemente volvió al Congreso de la Nación como asesor de la Comisión de Energía -que preside Pino Solanas-, mientras ocupa la vicepresidencia del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora (MORENO) y la dirección del Instituto de Proyectos de la coalición Proyecto Sur.
En el edificio anexo de la Cámara de Diputados recibió al OPS, y en una amena entrevista habló de la política energética argentina, haciendo énfasis en las gestiones kirchneristas y el destino de los hidrocarburos. También se refirió a las consecuencias de la provincialización de los recursos naturales, los anuncios de inversión de Repsol-YPF y la necesidad imperiosa de reconvertir la matriz actual, dependiente de la quema de combustibles fósiles, por alternativas más baratas y de bajo impacto ambiental.
-¿Qué evaluación hacen en Proyecto Sur de la política hidrocarburífera del kirchnerismo luego de más de seis años de gobierno?

Nosotros creemos que hay una política Kirchner-menemista, es decir, que es una misma política, pero que en algunos sectores ha sido más consolidada con el kirchnerismo, ha sido más avanzada en la entrega y el saqueo que el menemismo. Por ejemplo, con las prórrogas que se firmaron en Loma de la Lata, en el 2000 -con De la Rúa-, y en 2008 en Cerro Dragón. La continuación de prórrogas está mostrando que se está de acuerdo con la política menemista, y no hay ninguna intención de cambiarla.
En ese sentido, el matrimonio Kirchner apoyó la privatización [del recurso] desde la provincia de Santa Cruz, y desde la Constituyente del año 1994, por lo que estuvieron con la entrega del petróleo y el gas argentino. Nosotros creemos que la política kirchnerista tiene una continuidad absolutamente leal al menemismo.
-La prórroga de Cerro Dragón, si bien es consecuencia de la política kirchnerista de avanzar en la provincialización de  los recursos, corrió por cuenta de Santa Cruz y de Chubut. [1]

Sí, con una anuencia nacional. Ustedes tienen que recordar que cuando el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, y el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, firman la prórroga de Cerro Dragón, estaba la firma de Julio De Vido. Se habían equivocado, o habían acordado, y tuvieron que sacar después el nombre del Ministro de Planificación.
La política hidrocarburífera la establece la Nación todavía, si bien las prórrogas o las concesiones las han dado las provincias. En el caso de Loma de la Lata, el primer yacimiento de gas argentino, fue directamente entre el Gobierno Nacional y el neuquino [a cargo de Jorge Sobisch].
Nosotros estamos absolutamente en contra de la provincialización del petróleo y el gas, creemos que es un bien estratégico, en ningún lugar del mundo es provincial, ni municipal. Según Financial Times, el 85% del petróleo [a nivel mundial] es estatal-nacional o de las empresas públicas de los estados nacionales. Según otros comentaristas, [esa cifra llega al] 92%. El fenómeno provincial solamente se daba en Canadá, que tiene Estados con mucha autonomía.
Actualmente el petróleo es un bien muy escaso, y muy estratégico en el mundo, por lo que los Estados nacionales han asumido su soberanía. En términos generales, la soberanía es nacional y la autonomía es provincial. En Argentina [y en lo concerniente a los recursos naturales], quienes están negociando los contratos con las grandes multinacionales son entidades políticas que no tienen soberanía, esto debilita mucho. Pero además, si Argentina representa un porcentaje pequeño con respecto a las utilidades de la Exxon Mobil, por ejemplo, ¿qué va a ser de Santa Cruz o de Neuquén?
¿Qué buscan las multinacionales? Dividir, achicar, separar. Acá han logrado el debilitamiento del Estado concedente haciéndolo provincial, y el Estado concedente nacional lo han eliminado. Por eso nosotros somos fuertemente nacionales en cuanto a la propiedad del petróleo, no así con su renta. Nuestra fórmula es: propiedad nacional y renta fuertemente participada por las provincias.
Las provincias petroleras argentinas hoy en día, son propietarias, dan las concesiones, [pero] las utilidades no llegan a la gente, todas son deficitarias. En lugar de tener la propiedad el Estado nacional para poder negociar y defender la renta. En Argentina se ha logrado esta perfección neoliberal, anglosajona: separar el propietario del rentista: el propietario es la provincia y rentistas son las multinacionales. Esto que en el derecho público se llama “dominio y renta”, es lo que en el derecho privado se llama “propiedad y usufructo”.
-En términos de la “nacionalización” a partir del ingreso de capitales supuestamente nacionales como los de Eskenazi, ¿qué opinión les merece el coqueteo que ha tenido el gobierno nacional con YPF?

Este es un proceso inédito: la llegada de un grupo nuevo, no petrolero, financiero, que constituye una empresa en Australia, con domicilio en Madrid y recibe un 14,9% de las acciones -ahora está en 15,4%. Los capitales de esta empresa son de los Eskenazi, propietarios del Banco de Santa Cruz, que es el que colocó en el exterior la plata que recibió la provincia y que correspondía a las regalías y las acciones de YPF. Es un grupo afín a la familia gobernante, son grupetes amigos, como diría en Le Monde Diplomatique Carlos Gabeta.
Esta nacionalización no es tal. Tenemos que recordar que la YPF, con el 15% de los Eskenazi, es una filial de Repsol –que tiene el otro 85%. Ahora [Repsol] dice que se va a quedar con el 55%, ubicando una parte en la bolsa y otra parte la dará a grupos locales amigos, pero sigue siendo una empresa mayoritariamente de Repsol.
Lo bueno de todo, hasta de los males [se puede sacar algo bueno], es que muestra caminos. Alguien puede comprar el 15% de la subsidiaria de una multinacional petrolera, sin poner plata. El “método Eskenazi” nosotros lo tenemos que aplicar para nacionalizar YPF para la Argentina. ¿En qué consiste este método? Es muy fácil: pone el 15% en efectivo –unos U$S 2.400 millones-, y todo lo demás es un crédito que le da la propia Repsol a pagar con las utilidades de YPF. Entonces, en un país que no tiene inversiones, ¿qué quiere Eskenazi por más que diga lo contrario? Que YPF no invierta, que YPF pague altos dividendos, y así pagar esta deuda.
Este método de re-privatización lo tiene que emplear la Nación. La Nación tiene que pagar el 15% de toda YPF y obligar a Repsol a que con sus utilidades pague todo el resto. Es un método muy interesante. Hay varios métodos de nacionalización, en su mayoría son una retrocesión de las concesiones, que se caigan las concesiones: el método ruso, venezolano, boliviano. Pero acá hay un método nuevo que es el Kirchner-Eskenazi para nacionalizar YPF para el Estado.
-Luego del ascenso de otras empresas como Pan American, YPF vuelve a aparecer en escena con la nacionalización y, recientemente, con su Plan Exploratorio. ¿Qué lectura hacen de este anuncio?

Yo voy un paso más atrás en el tiempo. Repsol fue importante, pero hoy en día no exporta crudo. Hoy el 95% de la exportación de crudo pasa por la Pan American Energy (PAE), un 5% pasa por otra empresa norteamericana. O sea que, en este momento, Repsol no es exportadora de crudo, es un dato importante. Repsol tiene crisis importantes, no solamente en Argentina, sino en la propia España.
Acá hay un viejo método por el cual se prometen inversiones que no se realizan, y se reciben beneficios por la promesa. Por ejemplo, hay empresas que en el sector energético, sobre todo eléctrico, han prometido inversión y les han perdonado las multas del ENRE [Ente Nacional Regulador de la Eléctricidad]. O sea, a través de una promesa, se ha evitado pagar ante irregularidades muy graves, cuando ya hay sentencia de organismos reguladores.
Si tomáramos todas las promesas de inversión que han hecho las empresas multinacionales, Argentina sería el país con más inversión en petróleo del mundo. Está demostrado que no hay nada, porque si las reservas han bajado estrepitosamente, entonces evidentemente no ha habido inversión, sino promesas. Repsol dice: “Voy a hacer un pozo en Entre Ríos”, y firma, arriesgando el agua del [Acuífero] Guaraní, que no son argentinas, sino que las compartimos con Uruguay, Paraguay y Brasil. Se hace un pozo en Entre Ríos, donde hay muy poca probabilidad de que haya petróleo, porque tienen que ir debajo de los 4000m., y también se firma en Chaco y en Formosa. Si esas son las inversiones de riesgo que van a hacer, es como para reír.
En cambio, el acuerdo para explorar en el mar es más serio, porque todos tenemos conciencia de que en el Mar Argentino puede haber petróleo. ¿Qué estamos haciendo? Estamos entregando, de vuelta, nuestro petróleo a tres empresas multinacionales: Petrobras, PAE y Repsol.
Tenemos que ser muy cuidadosos. Yo creo que hay dos campañas: “Vamos a invertir”, de siempre, para no invertir, e ir al Mar Argentino, pero con PAE y Petrobras.
-¿No se buscará poner en valor de la empresa para después venderla?

Acá hay un juego de grupos societarios, que desgraciadamente no conocemos del todo. No sabemos con claridad cuál es la política de Repsol con respecto a YPF.
-En el Plan Exploratorio, como mencionabas, se proyectan inversiones en regiones donde existen otras vocaciones productivas. Suponiendo que existieran hidrocarburos en condiciones de ser explotados de una manera rentable, ¿se justificaría el cambio de vocación productiva?

No, claramente no. El petróleo no es una actividad que dé mucho empleo. Las refinerías y las estaciones de servicio sí, pero la exploración y la explotación de petróleo no son actividades de empleo intensivo. Hay que cuidar las otras fuentes.
No creo que sea una solución pensada en el largo plazo, no creo que sea una solución petrolera seria, hay más prensa que proyecto serio. Entre Ríos está sacando una Ley de Hidrocarburos, apoyada por la Cámara de Diputados, pero todavía no en el Senado. El diputado provincial radical José Artusi ha defendido el concepto nacional contra el saqueo absolutamente bien. Entre Ríos está sufriendo las consecuencias de esta propaganda del petróleo mediático. Si ahora se descubre petróleo en Entre Ríos, ¿cuál va a ser el modelo? El de las restantes diez provincias. ¿Cómo es el modelo de las restantes diez provincias? Rico el gobernador, y algunos diputados que votan, y pobre la gente. ¿Y la renta qué? Se la lleva Repsol y no queda en el país.
Esto exige la reforma constitucional para que regrese a la Nación la propiedad del petróleo y el gas.
-¿Qué medidas piensan impulsar como Proyecto Sur en la Cámara de Diputados?

Pino Solanas va a presentar un proyecto de nacionalización de todas las áreas marítimas argentinas. Toda concesión, todo permiso de exploración, como las que estábamos viendo, regresarían a la Nación y se constituiría una empresa nacional que va a trabajar en el mar, que se llamaría Petróleos Argentinos (PetroAr). ¿Por qué el proyecto no va al territorio? Porque el territorio es provincial y el mar todavía es argentino [desde la milla 12 a la 200 creo]. Entonces, se va a comenzar por el proyecto de la nacionalización del petróleo del mar.
Como segunda medida, tenemos que ver la posibilidad de que la Nación pueda establecer límites a la política de entrega provincial.
-¿Qué relaciones establecería PetroAr con capitales privados?

Ninguna, sería 100% estatal. Nosotros no creemos en la participación del sector privado en la industria del petróleo. Creemos que la exploración y la explotación deben ser 100% estatales. No así la distribución de los combustibles, donde no estamos en contra de las estaciones privadas. Este es un negocio que en todo el mundo es estratégico, es decir, no es un negocio, es una actividad. En todo el mundo es estratégica, comenzando por Inglaterra, Estados Unidos, Europa, Rusia. Este es el único país que divide su subsuelo en diez pedazos, que privatiza, que se asocia con las empresas multinacionales. Hay que recordar la frase del General Mosconi: “Yo no me puedo asociar con mi enemigo”.
Nosotros proponemos una empresa 100% estatal, y nacional-federal. Nacional, porque el dominio es nacional, y federal, porque la renta debe ser distribuida entre todas las provincias, no solamente entre las [10 provincias productoras,] que concentran el 16% de la población. Es el modelo boliviano: los departamentos extractores de petróleo, que son cuatro, reciben un porcentaje muy importante de la renta, y los otros cinco departamentos, reciben una participación, junto con las universidades -que reciben una participación directa.
Nosotros creemos que la renta hay que distribuirla, no la miseria que están recibiendo hoy en día las provincias extractoras del petróleo.
-¿A quiénes consideran como aliados en este proyecto?

A todos los argentinos… las encuestas dicen eso, por lo menos, la mayoría absoluta de los argentinos quiere la nacionalización del petróleo. Eso va creciendo y es otra cosa que se oculta. Carlos Fara [titular de la consultora Carlos Fara y asociados] tenía encuestas, de hace 4 o 5 años, que daban que el 70% de los argentinos quería la nacionalización. Hoy Carlos Fara tiene encuestas que dan el 80%. Se ha ganado el debate ideológico, pero se ha perdido el debate político, en el sentido que los partidos políticos no absorben las necesidades u opciones populares. Y, como tenemos una democracia delegativa, no participativa, los deseos populares son distintos a los de las dirigencias políticas.
-¿Pero al interior de la Cámara ven algún sector concreto?

Los diputados de vocación nacional y argentina… en todos los bloques hay sectores. Yo les contaba el caso de un diputado radical en Entre Ríos. Estuve asesorando [en políticas hidrocarburíferas] al bloque de la oposición de la provincia de La Pampa y había diputados socialistas, radicales y algún justicialista de muy buena posición. Creo que en el fondo, cuando hay que definirse por el país o contra el país, ahí desaparecen los rótulos partidarios. La gente no es de un sólo color, el 80% [que apoya la nacionalización] es de todos los colores.
-¿Qué evaluación hacen de la dependencia de la matriz energética nacional respecto de los hidrocarburos? ¿Qué medidas impulsarían para subsanar esa dependencia?

En América Latina hay dos países con gran dependencia petrolera, que son México y Argentina. México es un gran país petrolero, Argentina, que lo fue, tiene del 90% al 92% de la matriz energética dependiente de los hidrocarburos. Eso es una locura. ¿Qué piensa una persona inteligente? Yo tengo viento, que me cuesta poco. Sol, que me cuesta capital y no me cuesta nada. Hidroelectricidad, [que cuesta] la inversión, después el agua es gratuita, no hay que pagarla. Tengo producciones de insumos baratos, regalados. O como Brasil, que tiene hidroeléctricas de más de 50 años que han amortizado, y siguen produciendo. Hasta el capital es gratis, o sea que pueden vender la electricidad con gasto de mantenimiento nada más.
Hay otras actividades que son muy caras, por ejemplo, quemar petróleo; una matriz del 90% de gas y petróleo es una locura. El petróleo tendría que ir a petroquímica, el gas a gas-química, pero no a hacer energía eléctrica, no a hacer un transporte contaminante en base a petróleo. Por necesidad económica tenemos que transformar esta matriz absolutamente, hacerla una matriz limpia y barata.
Nosotros estamos fuertemente contra el biocombustible que reemplaza alimentos por carburantes. Estamos por los biocombustibles de segunda generación, es decir, si todos los aceites de todas las familias y de todos los restaurantes van a ser utilizados para sacar carburantes, de acuerdo. Pero no reemplazar un grano de maíz… Entre alimento y energía, preferimos el alimento.
-¿Y tienen algún proyecto? ¿Van a impulsar algún tipo de inversión, de promoción?

Hay que ayudar desde el punto de vista de las tarifas a la renovación de nuestra matriz. Acá salieron planes, Gas Plus y Petróleo Plus, para seguir quemando energías contaminantes, petróleo y gas. Nosotros creemos que así como se hace Gas Plus, con tarifas beneficiosas para el que invierte y el que produce, deberían darse a la energía eólica, a la solar, a la hídrica, al hidrógeno. Todo eso puede subsistir si tiene una tarifa favorable, como existió en Europa, donde tuvo tarifas favorables.
Nosotros estamos de acuerdo con que hay que cambiar el sistema impositivo argentino, contemplando la parte energética. Que se contemple el cambio de matriz. Nosotros no creemos que haya que seguir dando beneficios, subsidios al gas y al petróleo, mientras no usamos el sol, el viento, etc.
-Existe un debate no saldado que tiene como rehén a toda la población, que son las tarifas del gas y del petróleo. Tanto las provincias como las operadoras piden que suba del precio del barril y del BTU, y el Gobierno Nacional, por ahora, lo está congelando. ¿Cómo se resuelve eso?

Yo creo que el tema de las tarifas tiene que estar muy bien dirigido en dos sentidos. Hay subsidio empresario y subvención social. Algunos economistas distinguen esas dos palabras. Yo creo que nosotros tenemos que asegurar la subvención social, que la tarifa sea una distribuidora del ingreso. Cuando se hizo la privatización se prohibieron los subsidios. Nosotros creemos que los subsidios a las empresas no tienen que estar en función de asegurar su alta rentabilidad sino con una prioridad social. El sistema de subsidios y el sistema impositivo tienen que ser estudiados y cambiados absolutamente. Hoy tenemos una matriz gastadora, que quema lo más caro y no produce lo más barato. Hay que cambiar los subsidios.
Nosotros [Proyecto Sur] queremos el tren, somos amantes del sistema ferroviario. Queremos el tren porque es el único sistema que integra el país social y económicamente. El tren ha sido eliminado. ¿Por qué? Por los grupos gasoileros, como las fábricas de camiones, los sectores petroleros que hacen rutas; y hemos reemplazado el tren por la ruta.
Estas son las cosas que vivimos todavía en una Argentina del mundo del revés, de María Elena Walsh. En todo el mundo se utiliza el ferrocarril porque es más barato, sirve mejor para la carga, no rompe rutas y, desde el punto de vista ambiental, es mucho menos contaminante que el camión -porque puede utilizar la electricidad que sale de fuentes eólicas, hídricas, e incluso de la nuclear, que no son contaminantes a los niveles de la quema de gasoil. Quemamos lo más caro, pero no utilizamos lo que nos sobra, que es el aire, el viento, el sol, y que además no enferma a nadie ni contamina.
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Notas:
[1] A partir de la promulgación del decreto 546/03 y la sanción de la ley corta 26.197/06, ambas bajo la presidencia de Néstor Kirchner, muchas provincias encararon el dominio de sus recursos y se lanzaron en una agresiva campaña a licitar zonas de exploración y explotación, actualizando sus legislaciones internas y otorgando exenciones impositivas para atraer al capital privado, convirtiéndose así en las nuevas interlocutoras de la industria petrolera.