Golfo de México: Ojalá la información fluyera tan libremente como el petróleo

“Derrame Profundo 2” es el nombre de una ambiciosa serie de experimentos científicos propuestos que se deberían estar realizando en este momento. Científicos de todo el mundo están listos para, literalmente, sumergirse y poder entender lo que está sucediendo con el petróleo y el gas que están saliendo a la superficie en el Golfo de México con la fuerza de un volcán tras la explosión de la plataforma petrolífera de BP. Sin embargo hay un problema: BP no los dejará

Por Amy Goodman
Democracy Now!
“Derrame Profundo 2” suena como la saga de una película de suspenso de Hollywood.
Lamentablemente, se parece más a un reality show. “Derrame Profundo 2” es el nombre de una ambiciosa serie de experimentos científicos propuestos que se deberían estar realizando en este momento. Científicos de todo el mundo están listos para, literalmente, sumergirse y poder entender lo que está sucediendo con el petróleo y el gas que están saliendo a la superficie en el Golfo de México con la fuerza de un volcán tras la explosión de la plataforma petrolífera de BP.
Sin embargo hay un problema: BP no los dejará.
Ira Leifer es un científico del Grupo Técnico de Medidas de Tasa de Flujo designado por el gobierno, e investigador del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California, Santa Bárbara. Organizó un grupo de científicos para desarrollar un estudio intensivo del derrame de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon, ya que se sabe muy poco acerca de cómo se comportan el petróleo y el gas bajo el agua, especialmente a una profundidad y temperatura de un kilómetro y medio debajo de la superficie. El grupo de científicos presentó el plan a BP, que los ignoró, y luego al Diputado Ed Markey, Demócrata de Massachussets y miembro del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes. Markey le escribió a BP el 10 de junio.
“Entiendo que BP aún no ha respondido al pedido del Dr. Leifer de realizar una medición directa del flujo. …Solicito que dispongan el presupuesto y el acceso a los vehículos submarinos robotizados que sean necesarios para permitir a estos científicos realizar sus actividades de medición”.
Un mes más tarde, el Dr. Leifer me dijo: “No hemos tenido ninguna respuesta de BP. …Otros científicos que conozco y que están haciendo e intentando hacer su propia investigación se ven impedidos en cada paso de saber de hecho lo que debemos saber para poder tratar este derrame en forma segura”.
Hace diez años, un grupo de científicos llevó a cabo el estudio llamado “Derrame Profundo 1”, que consistió en la liberación controlada limitada de 750 barriles frente a la costa de Noruega para estudiar el fenómeno del derrame de petróleo en aguas profundas. La falta de conocimiento científico de los desastres petroleros en aguas profundas permite a funcionarios de BP como Tony Hayward pronunciar, como lo hizo a fines de mayo, que “El petróleo está en la superficie. …No hay una columna de petróleo”.
Entonces, mientras los científicos, ejecutivos y expertos de relaciones públicas de BP realizan declaraciones vacías a través de sus propios “equipos de noticias” falsos, los más importantes expertos del mundo están siendo dejados de lado por el propio BP.
También los medios están siendo excluidos del desastre que produjo en el Golfo de México el derrame de BP. La Guardia Costera anunció nuevas normas para impedir que el público, incluidos los fotógrafos y periodistas que cubren el derrame, se acerquen a una distancia de menos de 20 metros de cualquier buque de respuesta o barrera de contención en el agua o en las playas. Quienes infrinjan estas normas podrían recibir una multa de hasta 40.000 dólares y ser acusados de cometer un delito. Para poder traspasar el límite de los 20 metros, los medios deben solicitar permiso al capitán de la Guardia Costera del Puerto de Nueva Orleáns.
Anderson Cooper de CNN estaba indignado ante la nueva normativa. “Me encontré con una cantidad de funcionarios locales desesperados porque se tomaran fotografías y se escribieran notas acerca de lo que está sucediendo en sus comunidades. Nosotros no somos el enemigo en esto. Quienes estamos aquí tratando de mostrar con exactitud lo que está sucediendo, no somos el enemigo. Ningún periodista quiere retrasar las tareas de limpieza ni empeorar las cosas. Si un funcionario de la Guardia Costera me pidiera que me corriera, lo haría. Pero generar una norma de que todos deben permanecer a 20 metros de distancia de las barreras de contención y de los botes, eso no suena a transparencia.”
El límite de 20 metros le sigue a la norma que exige que los vuelos con personal de prensa permanezcan a 900 metros de altura. Al igual que el gobierno de Bush, que prohibió tomar fotografías de los ataúdes envueltos en la bandera de Estados Unidos que llegaban de Irak, el gobierno de Obama parece estar confabulándose con BP para limitar la difusión de imágenes del desastre. En virtud de las normas actuales, y en vista de que los fotógrafos pueden ser acusados de cometer un delito, es dable esperar muchas menos fotos y videos de los pelícanos empetrolados y de las tortugas de mar moribundas. Probablemente se vean menos tomas de cerca que muestren lo lamentable e inadecuada que es la limpieza, mientras 4 millones de galones de petróleo se vierten en el Golfo diariamente.
Las noticias sobre la negación del acceso a los medios se acumulan al igual que las bolas de alquitrán en la playa (que ahora han llegado hasta el Lago Pontchartrain de Louisiana y a las playas de Texas). La periodista de Mother Jones, Mac McClelland describe su experiencia. “Mi problema con el acceso se remonta a más de un mes atrás. Las calles estaban bloqueadas por subcomisarios en cualquier lugar que podía ser bloqueado por una carretera. Y en los lugares donde no se puede bloquear el acceso a la carretera, donde solo hay playas abiertas, hay guardias de seguridad privados que le dicen a la gente que se tiene que ir. Hay trabajadores de limpieza que le dicen a la gente que no pueden pasar. Fui ECHADA de varias playas públicas y reservas de vida silvestre”. A los periodistas de “PBS NewsHour” se les negó acceso en reiteradas ocasiones al tráiler donde funciona el “Sistema Nacional Médico para Desastres” del Departamento de Salud y Servicios Humanos, que está cercado por alambre de púa. Un equipo de “CBS Evening News” que estaba en un bote fue abordado por otro bote con cinco contratistas de BP y dos miembros de la Guardia Costera de Estados Unidos, y se les negó acceso a una playa inundada de petróleo.
Y la periodista independiente Georgianne Nienaber dijo, “Simplemente estábamos haciendo un recorrido por el Gran Lago cuando los funcionarios de vida silvestre de Louisiana detuvieron nuestra embarcación – e insistieron en que nos pusiéramos chalecos salvavidas, que son necesarios si se está en un bote de menos de 5 metros. Y cuando el funcionario vio mi cámara, me dijo que la guardara, que no se podían tomar fotografías. Claramente parecía tratarse de algo más que su preocupación por nuestra seguridad, fue un mensaje de que no podíamos tomar fotografías y es un sentimiento horrible”.
El Dr. Leifer considera que informar es una parte esencial de todo el proceso:
“El acceso de los periodistas es parte del proceso de aprendizaje como sociedad para que cuando haya accidentes en el futuro, de hecho podamos responder de forma inteligente y no con un montón de suposiciones plagadas de desconocimiento y simplemente agitando los brazos y esperando HACER bien las cosas”.
Si BP y el gobierno federal permitieran que la información fluyera tan libremente como el petróleo, probablemente estaríamos en camino a lidiar con esta catástrofe.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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