Neuquén: Radiografía de una alianza estratégica en tiempos de euforia

Empresas privadas, gobierno y sindicato

Entrevistada por OPSur la investigadora Adriana Giuliani (UNCo) detalló  el contexto económico de la provincia que nuevamente es presentada como potencia energética de la mano de los yacimientos no convencionales. El juego de los diversos actores públicos y privados, las empresas operadoras como principales beneficiarias, el rol del sindicato petrolero, la desigualdad de ingresos y los escenarios que se generarían de concretarse los recientes anuncios fueron tomados como insumos para analizar la dependencia neuquina de las industrias extractivas. La economista señala como elementos centrales de su diagnóstico la desarticulación a nivel nacional de la política hidrocarburífera y la escasa voluntad por parte del gobierno local para promover otros sectores productivos.

-En la charla que tuvimos en noviembre de 2009 destacamos la preponderancia que tiene el sector extractivo en el Producto Bruto Geográfico (PBG) de la provincia, y cómo el manejo que se viene haciendo de esos recursos llevó a la economía neuquina, según tus propias palabras, “a una situación de suma precariedad”. A un año y medio de aquella entrevista, ¿caracterizarías el momento actual de la misma forma?

Sí, francamente, la situación no se ha modificado en nada. El sector extractivo sigue teniendo la misma participación, prácticamente un 50% del PBG, es decir que de la totalidad de las actividades económicas de la provincia, el sector extractivo representa la mitad. Lo cual es mucho, teniendo en cuenta además que los otros sectores de la economía tienen una muy baja participación. Esto hace que las perspectivas a futuro sean complicadas, porque lo que uno espera en una economía tan dependiente del sector de hidrocarburos es la diversificación, es decir, la posibilidad de ir desarrollando otras actividades, que con el tiempo vayan ocupando un lugar un poco más importante para ir complementando en lo posible esta relación. Pero al ser estos sectores tan débiles, un programa concreto de diversificación se vuelve difuso. Por ejemplo, el sector primario, que incluye al extractivo, es del 48-49% en la provincia, aportando la agricultura y la ganadería apenas un 1%. Pensar en una diversificación en torno a la agroindustria, que sería la primera etapa dentro de una posible diversificación, se hace difícil teniendo un sector primario tan débil.

La situación a nivel de PBG prácticamente es la misma que la que consideráramos hace un año y medio atrás. Luego, ¿qué es lo que esto trae aparejado? Como el sector extractivo aporta regalías al sector público -dejando de lado el porcentaje, que a nuestro criterio o comparado con otros países, es bajo-, el presupuesto de Neuquén sigue siendo un presupuesto alto. La situación que se genera inmediatamente es la de un sector público muy fuerte, algo que también destacábamos en la entrevista anterior, que se traduce en una gran demanda de mano de obra por parte del Estado.

O sea, para caracterizar a la economía neuquina en su estructura: tenemos un sector extractivo muy fuerte, que demanda escasa mano de obra –el sector hidrocarburífero demanda más capital que trabajo-, y otros sectores de la economía que no tienen la suficiente capacidad para absorber la mano de obra que se ofrece por parte de la sociedad, por lo que es el Estado neuquino el que sale a cubrir esa demanda. En consecuencia, tenemos un sector público muy grande, sobredimensionado, que también requiere de constantes ingresos para ser sostenido.

Esa es la radiografía, después uno puede profundizar. Es algo común en otras economías extractivas que el Estado tenga que salir a cubrir la demanda social de trabajo con ingresos públicos, a partir de un aparato burocrático muy grande, con planes sociales y de empleo, que no necesariamente satisfacen los servicios o los derechos sociales básicos.

-También veíamos que simultáneamente se producía un salto de los gastos corrientes por el incremento de la planta de personal del Estado, una desaceleración de los ingresos por regalías, y un incremento exponencial de la deuda pública. ¿Qué evolución siguieron estos indicadores?

Continúan de la misma manera. La extracción de hidrocarburos viene cayendo en la Cuenca Neuquina, al igual que en todo el país: desde el año 1998 a esta parte no ha habido una reactivación. A partir de 2008, con el argumento de la caída de los precios internacionales [de los hidrocarburos] en el contexto de la crisis económica global, y a pesar de que actualmente el sistema [de retenciones] separa los precios internacionales de los internos, la actividad en la provincia se retrajo, y consecuentemente, si bien las regalías no disminuyeron, tuvieron una desaceleración, al tiempo que los gastos corrientes continuaron creciendo, producto de las recomposiciones salariales y las nuevas incorporaciones. A fines de 2007 hubo cambio de gobierno, asumió otra línea dentro del Movimiento Popular Neuquino. Con los cambios de gestión siempre se producen nuevas incorporaciones, pero muchos funcionarios anteriores quedan, por lo que se van formando “capas”. Por eso hablábamos en ese momento de vulnerabilidad, de una precariedad que sigue existiendo, porque esos gastos corrientes hay que sostenerlos, son inflexibles a la baja, salvo que se decida despedir al personal.

¿Cómo se fue compensando esta situación hasta ahora? Con ingresos nacionales, por distintos programas, y con renegociaciones y prórrogas de las concesiones entre 2008-2009 que produjeron ingresos, que por ley deben destinarse a la reconversión productiva y no a otro fin, pero que al poco tiempo se utilizaron para hacer frente a diversos compromisos -salariales, aguinaldos, un vencimiento de bonos que había emitido el gobierno de [Jorge] Sobisch-, con la promesa de que serían devueltos, pero que en definitiva se utilizaron para partidas corrientes.

-Luego del “descubrimiento” de yacimientos no convencionales de petróleo y gas, se produjeron anuncios en los que parece revivir el “Neuquén potencia energética”. Al margen de las consideraciones que puedan hacerse respecto de si son “descubrimientos” o no, tal como está configurada estructuralmente la provincia, ¿qué impactos te parece que pueden preverse de prosperar este tipo de explotación?

Durante los primeros meses del año hubo una gran cantidad de anuncios a nivel mediático, incluso en los medios nacionales, pero sobre los que no hemos podido acceder a ninguna información concreta. Hasta ahora [estos hidrocarburos no convencionales] son considerados “recursos”. Que puedan ser clasificados como “reservas”, o sea, que sean técnica y económicamente explotables, es un paso. Y luego falta que se concrete la extracción, porque está el tema de los precios, si las empresas de acuerdo a su lógica de maximización de beneficios la consideran rentable o no.

De concretarse todos esos pasos, ¿cuál sería la perspectiva?: una profundización del modelo actual. Neuquén viene llevando adelante este modelo desde hace muchos años. Si bien el petróleo se descubrió en 1918 en Plaza Huincul, la actividad comenzó a ser fuerte en la década de 1970, concretamente después del descubrimiento de Loma de La Lata, y en los últimos años, después de la privatización de YPF, que es cuando más se consolida este modelo. De poder sortearse los problemas actuales de caída en la producción y el amesetamiento de las regalías, y si el modelo volviese a funcionar como lo venía haciendo hasta hace algunos años atrás, lo que uno puede prever es que se continúe de la misma forma, es decir, que este modelo no tenga problemas de financiación.

No veo un programa concreto de diversificación. Muchas veces planteamos esto, y enseguida los funcionarios salen a contestarnos, a decir que estamos en una provincia rica en hidrocarburos, “¿qué vamos a hacer? ¿Dejar los hidrocarburos ahí abajo?”. No se trata de eso, por supuesto que la dotación de recursos naturales en un territorio debe ser aprovechada, pero hay que ver cuáles son las condiciones, cuál es la modalidad de explotación de ese recurso. No estamos diciendo que no se explote, por eso a veces comparamos la situación actual con la época en la que la explotación de hidrocarburos era estatal. Es decir, los objetivos son distintos, la lógica de explotación es diferente. Una empresa estatal, -no estamos hablando de reeditar YPF como era antes- cuyos objetivos son estratégicos, tiene un fin, mientras que la actual lógica a partir de empresas privadas, fundamentalmente multinacionales, tiene un objetivo claro que es maximizar beneficios. Y nadie les está diciendo a las empresas que no lo hagan, no podemos ir contra el sistema en este punto: si la política a nivel nacional y a nivel provincial es concesionar y dar la libre disponibilidad a las empresas, éstas van actuar con su lógica. El problema es cuál es la lógica que se plantea desde la política energética, tanto en el país como en la provincia.

-Hablando de las empresas, hace unos años se decía que la provincia tenía una “alianza estratégica con Repsol-YPF”, ¿te parece que el marco de alianzas del MPN puede alterarse con el desembarco de empresas como Exxon-Mobil, que llegaron a la provincia para explotar estos yacimientos?

Repsol-YPF sigue siendo la más importante, la que tiene las concesiones de yacimientos de mayor envergadura, pero a partir de la última ronda de negociaciones, son varias las grandes operadoras, cada una tiene concesionadas sus áreas hidrocarburíferas, y hoy el gobierno también habla de “alianzas estratégicas”. O sea, se plantea a la sociedad que el gobierno neuquino está desarrollando esta actividad en conjunto con las empresas.

Creo que también lo hablábamos en aquella oportunidad, pero se ha visto con más claridad en estos últimos tiempos, que de aquella alianza estratégica también participa el sindicato [de petroleros] privados. O sea, cada vez que las empresas reclaman algo, como cuando reclamaban en la época de renegociación de las prórrogas -que hubo alguna discusión acerca de la pertinencia de renovar-, el sindicato salió a hablar de la necesidad [de hacerlo], de que si no se prorrogaba no iban a haber inversiones, o cuando se piden mayores precios el sindicato también sale a apoyar. Hay una alianza estratégica entre las empresas, el gobierno provincial -hablemos del caso local-, y el sindicato. En cada reclamo están presentes estos tres actores, esto es lo que se puede ver con claridad.

A nivel nacional lo que veo es que, para mi gusto, tendría que haber una política que –al menos- busque articular, porque luego de la provincialización, el hecho de que cada provincia administre individualmente sus recursos, concesione, prorrogue y negocie las condiciones de forma particular, para mí marca una debilidad de la política energética. Ya que la Ley Corta está sancionada, que por lo menos exista una articulación entre las distintas provincias productoras, porque sino cada gobierno -si es que realmente pretende negociar-, tiene poco margen, porque los acuerdos previos van marcando un camino. Cuando se prorrogó Cerro Dragón se establecieron ciertas cláusulas que eran muy difíciles de mejorar en la próxima ronda, que fue la de Neuquén. Diferente sería si lo hiciera el poder central, o a partir de una articulación mínima entre las provincias petroleras.

Mencionabas la cuestión nacional y cómo la política energética sufre una suerte de balcanización. ¿Por qué crees que el gobierno nacional puede favorecer el desarrollo de estos yacimientos? ¿En qué se vería beneficiado?

Para mí hay un déficit en el proyecto nacional en cuanto a la política de hidrocarburos. La configuración del sector es prácticamente la misma que en la época de Menem: los decretos que rigen el funcionamiento del sector son los que se dictaron en 1989. Si bien con modificaciones, la libre disponibilidad de los hidrocarburos, la posibilidad de exportar, la de mantener el porcentaje de divisas obtenida en el comercio internacional, siguen vigentes.

Lo único que ha variado es el esquema de retenciones, eso me parece favorable, ya que separa el precio internacional del interno. Supongo que el hecho de participar y favorecer estos anuncios busca demostrar que el sector está funcionando bien, que a pesar de no haberse hecho una reforma profunda, como creo que es necesario, sigue habiendo perspectivas, que estos nuevos reservorios también plantean la posibilidad de continuar aportando recursos. No conozco cuáles son sus objetivos en ese terreno, no lo han anunciado concretamente, aparentemente es continuar con esta misma política.

-Volviendo a la provincia, ¿qué impactos crees que pueden producirse en términos inflacionarios de producirse un “relanzamiento” del modelo vigente?

El tema es que los trabajadores del sector tienen altos ingresos, y cada tanto tienen recomposiciones importantes, si se las compara con otros sectores. Cuando comienzan las clases, generalmente hay gran conflictividad de los trabajadores de la educación para conseguir un aumento, que por ahí ni siquiera logra recomponer el salario real. Tenemos que atravesar varias semanas de paro, conflicto, discusiones, de no iniciar las clases, mientras que los trabajadores del sector petrolero, con una reunión del sindicato y las cámaras, consiguieron la última vez $ 25.000 en cinco cuotas. Un aumento importante, que un poco se explica por esa alianza de la que hablábamos antes. No estoy diciendo que eso me parece mal, al contrario, qué suerte sería que todos los trabajadores pudiéramos ir acompañando con nuestro salario real el ritmo inflacionario.

Ahora, lo que veo es que hay una gran disparidad. Cómo un sector consigue recomponer sus salarios tan fácilmente y otros no, porque tienen que atravesar una lucha mucho más importante. Por otro lado también es cierto que los trabajadores del sector hidrocarburífero están sujetos a condiciones laborales sufridas, eso nadie lo discute. La vida de un petrolero no es fácil, tener que vivir en el campo, con ese régimen laboral de muchos días fuera de la casa, con todos los problemas que trae aparejado ese desarraigo. Vivir en una ciudad como Rincón de los Sauces, o en otros campamentos más pequeños, no es fácil, son ciudades inhóspitas, hay mucha precariedad, merecen ser recompensados, nadie dice que no. Pero otros trabajadores también están en una situación complicada, cumplen una función social muy importante, como los maestros de nuestros hijos, que tendrían que ser de los mejores pagos.

Entonces, los altos salarios del sector [petrolero] empujan los precios de la sociedad neuquina al alza, siendo además un sector con una propensión al consumo alta, y de bienes superfluos o no. El círculo se cierra así: consiguen buenos salarios, pero a la vez al volcarlos al consumo en un mercado pequeño, el sector inmobiliario lo siente, los precios de todos los productos también, y eso genera una situación inequitativa con respecto al resto de la sociedad. Lo que hablábamos al principio, que el sector público tenga grandes ingresos y contrate muchos trabajadores no quiere decir necesariamente que la sociedad pueda acceder a sus servicios básicos de la mejor manera. Por ejemplo, tenemos el problema de la educación pública, la salud, déficit habitacional. Si estos ingresos altos y la cantidad de trabajadores en sector estatal se tradujeran en cumplir los servicios básicos, por lo menos, de manera adecuada, pero no es así. Se generan situaciones de mucha inequidad.

-¿Quiénes serían los principales beneficiarios del desarrollo de los yacimientos no convencionales de continuar esta estructura? Sobre todo pensando que se los presenta como una solución a la crisis energética, pero se sabe que parte de la producción estaría destinada a satisfacer las necesidades energéticas de otros proyectos extractivos, como la explotación de potasio en Mendoza.

Claramente los principales beneficiarios son las empresas operadoras, concesionaras, que son las que se llevan los beneficios de la explotación con esta modalidad. Cuando uno analiza los reportes de las ganancias, las que más beneficios obtienen son las empresas operadoras, como Repsol, u otras grandes, esas son las principales beneficiarias. Luego, los trabajadores del sector pueden llegar a tener mejores condiciones laborales porque participan de un negocio millonario, entonces acceden a mejores salarios aunque las condiciones no son las mejores. Y luego el gobierno provincial, con este modelo el MPN se ha mantenido en el poder desde su creación.

Podemos decir que el modelo ha beneficiado a la principal fuerza política de la provincia. La que no es beneficiaria en absoluto es la sociedad neuquina: ¿los empleados públicos son beneficiarios? No, la mayoría están desaprovechados en su función, los salarios no son altos, las condiciones laborales no son buenas. El Estado suple, cubre la oferta de mano de obra que no puede absorber la principal actividad económica de la provincia. ¿Qué ocurre con quienes no trabajamos en el sector público provincial? Yo no me considero beneficiaria, ni el resto tampoco, porque nuestros hijos van a la escuela pública y sufrimos las condiciones que no son las más adecuadas para su formación, la salud pública también, la gente no puede acceder a una vivienda, y los alquileres son carísimos. La sociedad debería ser la principal beneficiaria de esta actividad económica.

Con respecto a la vinculación con otras industrias extractivas, las grandes empresas por ahí diversifican [sus inversiones], pero bajo la misma lógica. También en el sur de Mendoza hay algunos proyectos, pero hasta ahora eso no se traduce en empleos, o en una vuelta concreta hacia la sociedad. Ellos diversificarán sus negocios, invertirán de acuerdo a sus planes. Cuando uno ve los planes de negocios de Repsol, ya en 2008 Argentina no estaba entre sus principales destinos. Van buscando aquellos lugares con mayor rentabilidad, mejores condiciones, tratando de lograr mejores condiciones como el tema de los precios, que han logrado en el caso del petróleo y del gas, que en Neuquén se están pagando más de 50 dólares, o casi 60 a nivel interno. Ellos van a actuar de acuerdo a sus planes, a sus proyectos, buscando su máximo beneficio que es la lógica del capital privado.

-Por último, yendo al plano más territorial, uno observa hoy un mapa de la provincia y prácticamente está toda loteada para exploración y explotación de hidrocarburos. Y por lo que venimos viendo, estas explotaciones de petróleo y gas no convencional son mucho más invasivas en términos ambientales. ¿Cómo te parece que pueden impactar, de prosperar, en lo que hace a derechos territoriales de pueblos originarios y sobre otras actividades productivas que tiene la provincia?

Impacta negativamente, porque los intereses de estas grandes operadoras, asociados al gobierno provincial y al sindicato, que son actores muy fuertes, van a prevalecer sobre los intereses de otros sectores, por más que parte de la sociedad los acompañe.

Otras actividades productivas, por ejemplo, el sector primario, necesitan un estímulo concreto. Por ejemplo, hace poco se hablaba de un proyecto de diversificación en las cercanías de la ciudad de Neuquén, con el desarrollo de áreas bajo riego para poder comenzar a explotar algunos cultivos que luego den lugar a una posible agroindustria. Pero el proyecto que presentaba el gobierno era para adjudicar a un gran inversor. Ahora se ha detenido, ha vuelto a tratamiento porque la idea es poder lograr que sean pequeños productores los que accedan a la tierra. Porque ni siquiera se puede lograr el acceso a la tierra para el desarrollo de alguna producción pequeña. En definitiva, estas son las consecuencias de un sector extractivo muy poderoso que cuenta con el aval del gobierno.

*Adriana Giuliani, docente e investigadora de la Universidad Nacional del Comahue, coautora de Petróleo y economía neuquina (Giuliani y Díaz, 2008) y La inflación en Argentina (Zambón y Giuliani, 2009).

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