YPF aprovechó su día de mayores incógnitas políticas para volver a subir los precios. Fue ayer, mientras se esperaban noticias sobre el anuncio que hoy podría hacer la presidenta Cristina Kirchner sobre el futuro de la compañía, una iniciativa que anoche empezaba, entre desacuerdos y falta de explicaciones oficiales, a ponerse en duda en la propia Casa Rosada
Por Francisco Olivera | LA NACION
Volvió a ser otra jornada difícil dentro de la petrolera, cuyas acciones cayeron 5,6% en Buenos Aires y 5% en Wall Street. Se percibía en el ánimo de directores que, consultados sobre los precios, consignaban con malhumor lo inoportuno de la pregunta. Los aumentos, de todos modos, fueron confirmados a este diario por la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (Fecra) y propietarios de estaciones de servicio del área metropolitana. Una vez más, los ajustes no fueron uniformes. Oscilaron entre 2,5 y 4% para la nafta súper, 4,8 y 9% para el euro diésel y hasta 5,40% para la nafta premium.
Es la segunda decisión de este tipo en pocos días en YPF. Había interrumpido los grandes aumentos durante siete meses, entre agosto y marzo, para evitar exactamente lo que le pasa hoy: llevarse mal con el Gobierno. Hay que decir, para evitar valoraciones apresuradas o desmedidas tanto en consumidores como en la propia empresa, que YPF sigue teniendo los combustibles más baratos del mercado en la Capital Federal. Según Fecra, entre 30 y 40 centavos por debajo en un sector que en precios encabeza Shell y que ofrece una disparidad inédita en las cifras de cada surtidor.
El nuevo paso podría entonces interpretarse como un cambio de estrategia mientras se aguardan las novedades que, anoche, acaso por el malestar que habían provocado las filtraciones a los medios, no estaban confirmadas. Casi toda la industria petrolera descontaba, durante casi todo el día, un acto de la Presidenta transmitido en cadena nacional para dar a conocer la recuperación del petróleo nacional.
Sin embargo, algunos gobernadores que habían sido notificados 24 horas antes de que Cristina Kirchner encabezaría esa convocatoria se sorprendieron por la tarde, al recibir el mensaje de que tal vez sólo el ministro de Planificación, Julio De Vido, sería su anfitrión. LA NACION no pudo constatarlo en ninguna dependencia del Gobierno. Sí, en cambio, supo que en algunas provincias petroleras ya estaban enteradas de las dudas que suscita en Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica, cualquier intento o anuncio de estatización. Además, en una administración celosa de los tiempos y la sorpresa mediática, habían molestado las declaraciones de Jorge Sapag, gobernador de Neuquén, que adelantó anteayer las pretensiones de hacer de YPF una empresa mixta , con participación del sector privado y las provincias.
El apuro de los miembros de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) se explica más bien en una cuestión de supervivencia. La economía de Neuquén, sin ir más lejos, depende en un 80% de las inversiones de YPF. Ya un dato parece haber causado alerta: en marzo, por primera vez desde fines de 2008, lapso en que empezó la crisis internacional, prepagas y obras sociales tuvieron un descenso en la cantidad de afiliados petroleros. Aunque no están claras las razones, en Neuquén especulan con que podría obedecer a despidos de contratistas u operadoras.
Es la razón por la que YPF empezó ya a intentar abrir su negocio a otras grandes compañías. Se propone, así, no demorar inversiones en la cuenca neuquina. Negocia en esa área, por ejemplo, lo que el sector conoce como farm-out -acuerdo a través del cual el contratista, con licencia de explotación otorgada por el Estado, transfiere parte o todos los derechos del contrato a un tercero a cambio de que asuma total o parcialmente los futuros costos- para toda la exploración no convencional, que es la que requiere las mayores inversiones.
La Nación