Cristina, entre Galuccio y Kicillof

Por Jorge Oviedo.- Miguel Galuccio es un muy prestigioso profesional. Con gran trayectoria. Especialista en revivir viejas explotaciones. Pero por lo menos hasta que fue presentado como conductor de l a YPF parcialmente reestatizada, no parecía ser a quien más escuchaba la presidenta Cristina Kirchner en materia petrolera. Sólo así, dicen en el sector, la Presidenta puede haberse quejado de que Repsol importaba hasta arena.
No es arena común y todas las petroleras la importan no sólo en la Argentina, sino también en Brasil. El argumento poco feliz provendría de Axel Kicillof.
Un petrolero que trabajó en estrecha relación con Galuccio en los 90, cuando estuvo en la YPF privatizada por José Estenssoro señaló: “Sólo tengo cosas buenas para decir de él, un gran profesional, una excelente persona, con gran don de gente y excelente trato,”, y remató: “yo lo definiría como una suerte de Alfonso Prat-Gay del sector petrolero”.
Pero cuando se le recordó el tema de las arenas, el mismo petrolero dijo: “Es una metida de pata grande, que muestra que (la Presidenta) sigue escuchando más a Kicillof que a Galuccio”. Kicillof, días antes, se había quejado ante el presidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, con una frase que, según los petroleros, muestra que no conoce mucho del sector. ” Estos tipos (por Repsol) importaban hasta arena “, dijo el viceministro de Economía.
Según este petrolero que lo trató mucho, Galuccio ingresó a YPF con el pie derecho tras egresar del ITBA. “Eran unos diez profesionales, jóvenes brillantes, muy destacados”.
También indicó que hizo estudios de postgrado en Denver, Estados Unidos “porque tenía un promedio altísimo” y luego trabajó en Comodoro Rivadavia a las órdenes de Luis Ayestarán, quien llegaría a gerente regional de la petrolera ahora parcialmente reestatizada.
Si Cristina Kirchner le preguntara, seguramente el nuevo conductor de la mayor empresa de la Argentina podría explicarle que lo que a ella le dijeron que es “arena”, y que pareció asociar con arena para la construcción, se llama, en realidad, “arena de fractura” (frac sand en inglés).
Se trata de arenas para un proceso llamado “fractura hidráulica”. Consiste en inyectar agua a alta presión en los pozos para fracturar la roca en la que el petróleo está atrapado y crear grietas (fracturas) por las que pueda fluir justamente hacia el pozo. El problema es que al retirar la presión hidráulica los fragmentos de roca tienden a reubicarse cerrando las grietas y reduciendo el flujo de petróleo.
Entonces se inyecta agua con una arena especial, casi de cuarzo puro, que ocupa las grietas e impide que los fragmentos de roca las cierren. Como la arena es más porosa, permite el flujo del petróleo.
No es una novedad que Repsol la importaba. Nadie la produce en la Argentina, ni en Brasil ni en el resto de Sudamérica. Todo el subcontinente, incluyendo a Petrobras y Pdvsa, dicen los empresarios del sector, las importa.
En los pozos de shale oil y tight gas se requiere mucha más arena que en las explotaciones tradicionales. “Hay pozos en los que se han llegado a bombear 25.000 bolsas de arena”, dice un especialista. “Sería buenísimo que se la produjera en la Argentina, pero habría que ver si hay yacimientos, nadie ha dicho taxativamente que sí los hay y que pueden ser rentables, son arenas de minas, muy especiales, muy modificadas por tratamientos y casi que hay que elegir una para cada yacimiento o incluso para cada pozo”, dijo un empresario.
Galuccio trabajó también en Indonesia para la YPF de Repsol y luego en México y en Ecuador.
“En Ecuador trabó relación con Exequiel Espinosa”, dijo el petrolero que lo aprecia tanto. Espinosa también trabajó en Indonesia y preside la estatal Enarsa , a la que se le encargó explotar hidrocarburos off shore, pero no hizo nada desde su creación en 2004. Espinosa conoce del tema, ya que de acuerdo con su curriculum publicado en la página web de Enarsa , en Indonesia trabajó en esa clase de explotaciones. Sin embargo, no todos son especialistas. Desde este año a Espinosa lo acompaña en el directorio el odontólogo José Ramón Granero.
El odontólogo es santacruceño, fue gobernador de la provincia natal de Néstor Kirchner por menos de un año luego de que fue destituido Ricardo Jaime del Val, en marzo de 1990.
Desde 2004 y hasta diciembre último fue secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico. Y sin escalas pasó a director de Enarsa, que tiene, al menos en los papeles, funciones y campos de acción en el terreno energético mucho más amplios que YPF.
Espinosa estaba a bordo del vuelo privado en el que en agosto de 2007 Guido Antonini Wilson llegó al Aeroparque con un maletín con casi US$ 800.000 que no declaró. Tiene ahora a cargo también las áreas de exploración y producción de YPF.
De Galuccio los petroleros que lo conocen dicen que más que “reservorista”, como lo han aludido en varias oportunidades, tiene una gran especialización en “pozos depletados, es decir, los que necesitan trabajos especiales para seguir produciendo, puesto que están declinando porque ya pasó su época de mayor rendimiento. “Es de esas tecnologías de la que derivó la capacidad de explotar el petróleo y el gas no tradicionales, son dos cosas que la Argentina necesita”, dicen en el sector. “Tenemos yacimientos maduros en declinación y, aparentemente, grandes cantidades de hidrocarburos en formas no tradicionales, Galuccio tiene el conocimiento y la capacidad, pero también habrá que conseguir capitales”, dicen los petroleros.
La pregunta es quién tendrá la última palabra en la YPF parcialmente reestatizada. ¿El especialista y experimentado Galuccio o el todoterreno e inexperto Kicillof, cuya ubicuidad le permite ser número dos del Ministerio de Economía, de Aerolíneas y de YPF, director de Siderar y “enterrarse hasta el eje” en las arenas?
Alguien también le pasó mal otros datos a Cristina Kirchner. Cuando presentó a Galuccio en la Casa Rosada dijo que hasta hace poco había trabajado para “Schulemberg”, aunque en la transcripción del discurso en la web de la Presidencia aparece, correctamente, el nombre de la empresa de servicios petroleros: “Schlumberger”. En tanto, el nuevo gerente general de YPF aparece como “Galluccio” y también como “Galuccio”. Ante circunstancias similares, un periodista ya fallecido decía: “Por favor, desempatar”.
La Nación