Un nuevo tipo de explotación minera podría desarrollarse en la región, causando impactos ambientales desconocidos en Uruguay.
Se trata de la extracción de esquistos bituminosos y gas de esquisto, por un método no convencional llamado “fracking” o “fractura hidráulica”, resistido en varios países del mundo, y prohibido en otras tantas naciones.
Por Ana De Salvo.- La preocupación en Uruguay surge a partir de que Ancap ha firmado contratos con una empresa internacional para realizar prospecciones, con la intención de establecer la existencia o no de este recurso, y su posible comercialización.
Así lo planteó el periodista ambiental Víctor Bacchetta, quien invitado por el Observatorio local de la Sustentabilidad brindó una charla al respecto en la Sala de Conferencias “1º de Julio” de EL TELEGRAFO.
“El año pasado nos enteramos que Ancap en 2009 había firmado contratos con una empresa estadounidense para la prospección de hidrocarburos no convencionales. Inclusive en el momento de firmar el contrato Ancap habló específicamente de gas de esquistos. En Uruguay, la ley determina que el subsuelo pertenece el Estado y todas las decisiones al respecto las toma el gobierno central, mientras que el superficiario no tiene manera de impedir de forma definitiva el ingreso de una empresa que hará una explotación minera. Por Aratirí, los productores han interpuesto recursos legales que ponen un freno aunque no es definitivo. Por otra parte, el que tuvo un título de prospección, esa empresa ya tiene la prioridad para la etapa siguiente (explotación) si le interesa seguir”, explicó.
Añadió que para la explotación del gas de esquisto –que se saca de una napa rocosa del subsuelo– es necesario realizar una perforación vertical y luego, al llegar a la napa una perforación horizontal a la que se hace una serie de orificios a través de los cuales se introduce a presión una mezcla de agua, arena y productos químicos con la finalidad de fracturar la roca. Por eso esta tecnología se llama “fractura hidráulica” o “fracking”, en inglés.
“El problema es que es incontrolable el alcance que puede tener la fractura a 2.000 o 3.000 metros de profundidad y por otra parte, la mezcla de productos químicos tiene componentes tóxicos muy complejos”, dijo.
Si bien no sería de inmediato, esta tecnología podría emplearse en nuestro país, más exactamente en Tacuarembó, Paysandú y Salto, si se confirma la existencia de hidrocarburos no convencionales en una reserva suficiente para ser explotados en forma comercial.
“El fracking o fractura hidráulica nos implica a los sanduceros, porque hay 1.400.000 hectáreas adjudicadas para realizar prospecciones en departamentos del centro del país, así como Paysandú y Salto. Se ha firmado un contrato con una empresa de prospección y explotación que utilizará esta técnica y no lo sabemos como sociedad. Creemos que merecemos informarnos y discutirlo para luego tener una opinión fundada”, agregaron integrantes del Observatorio de Sustentabilidad, que conforman grupos ambientalistas como Paysandú Nuestro y Gensa, organizadores de la conferencia.
Bacchetta explicó que cada pozo soporta 18 extracciones, y cada una requiere de 9 a 30 mil metros cúbicos de agua. “El fluido está constituido por una mezcla de productos químicos y arena, para mantener abiertas las fracturas y ampliar la superficie de contacto con el líquido. Por lo general, los químicos representan un 2% del fluido utilizado. Solo un 30 a 50 por ciento del fluido vuelve a la superficie, mezclado con el metano, que se separa y el resto es depositado en lagunas al aire libre. La parte del líquido que no retorna permanecerá bajo tierra”.
Agregó que el Centro Tyndall de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, llegó a analizar 260 productos químicos usados en el “fracking”. De ese total, 17 fueron considerados tóxicos para organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, 8 cancerígenos probados y otros 6 sospechados de serlo, 7 elementos mutagénicos y 5 producen efectos sobre la reproducción.
“El riesgo depende de la concentración y la exposición a esas sustancias por los seres vivos, pero las cantidades empleadas son muy grandes: en una plataforma de 6 pozos son de 1.000 a 3.500 metros cúbicos de químicos”, añadió.
Señaló también que la evidencia de las investigaciones científicas indica que la aplicación del fracking genera impactos tales como el sobreconsumo y agotamiento de fuentes de agua en competencia con los otros usos existentes; contaminación del suelo, de aguas superficiales y subterráneas y del aire por operación y accidentes; terremotos por operación y depósito de residuos; mayores emisiones netas de carbono a la atmósfera; y enlentecimiento de la inversión en energías limpias.
En su presentación, el periodista ambiental incluyó datos de una investigación internacional sobre el tema y afirmó que el Centro Tyndall de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, entre sus conclusiones, afirmó que “mientras no se haya logrado una investigación suficiente, para su desarrollo en el Reino Unido y en Europa, el enfoque precautorio es la única acción responsable”.
“Las perforaciones en procura de gas natural han sobrepasado a la ciencia necesaria para probar que son seguras”, tituló la revista Scientific American, en octubre de 2011, en un editorial.
“En Estados Unidos, el estado de Nueva York decidió una moratoria de las perforaciones hasta disponer de normas de control. Pittsburgh decidió en 2010 prohibirlo dentro de los límites de la ciudad, mientras que la legislatura de Ohio, preocupada por los sismos y la contaminación de acuíferos, aprobó en enero una moratoria de tres años”, dijo Bacchetta.
En tanto, en marzo de 2010, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) anunció el inicio de una profunda investigación de los potenciales impactos negativos de la fractura hidráulica, cuyos resultados iniciales estarán recién hacia finales de 2012.
En mayo, el presidente Obama propuso adoptar una norma que exige a las empresas la revelación de los químicos utilizados, pero al final de las operaciones, y la decisión solo abarca las tierras federales y las reservas indígenas. El anuncio fue criticado tanto por los movimientos sociales como por las empresas.
En Canadá, la provincia de Quebec suspendió las perforaciones en 2011. En Australia, el estado de Nueva Gales del Sur prohibió el fracking durante 2011. En Sudáfrica, el gobierno suspendió las licencias en la región de Karoo. A fines de 2011, Irlanda del Norte declaró la moratoria. En todos los casos, la decisión es hasta que se realicen estudios ambientales.
Francia prohibió por ley el 13 de julio de 2011 la exploración y explotación del gas de esquisto y derogó los títulos de prospección concedidos, en aplicación de la Carta del Medio Ambiente de 2004 y del principio de precaución y corrección. Bulgaria, en 2011, adoptó similar decisión que Francia, tras amplias manifestaciones de protesta en ambos casos. Existen además movimientos de protesta de la población contra el “fracking” en Polonia, Sudáfrica, el Reino Unido, Canadá y varios distritos de Estados Unidos. Se desarrollan campañas similares en España y en Argentina.
El Diario