La promesa de reforma energética en México suscita escepticismo

Cuando se acaba de cumplir el 75º aniversario de la nacionalización mexicana de la industria petrolera, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto está avanzando en su reforma del sector controlado por el Estado para atraer inversiones privadas que lo ayuden a desarrollar las complejas reservas de crudo en alta mar.

En un evento celebrado el domingo que marcó la estatización, Peña Nieto advirtió que si México no transforma de forma fundamental y rápida la industria energética, el país podría sufrir un déficit energético para 2020. “Este escenario es grave porque limitaría el crecimiento económico y, con ello, la posibilidad de mejorar la calidad de vida de millones de familias mexicanas”, dijo el presidente.
El resultado es que el monopolio estatal Petróleos Mexicanos SA está evaluando las aguas profundas del Golfo de México, después de ocho años de declive constante en la producción de crudo de más fácil acceso, en el sur del Golfo.
A varios cientos de kilómetros de Matamoros, una ciudad en la frontera entre Texas y México, la plataforma Bicentenario de Pemex está perforando con la esperanza de encontrar un gran depósito de petróleo para completar una serie de hallazgos cercanos.
Pero la forma en que Pemex está extrayendo ese crudo que se encuentra a miles de metros de la superficie del mar es complicada. La compañía tiene prohibido por la Constitución de México formar cualquier alianza con las petroleras internacionales que operan en el lado estadounidense del Golfo, y carece de los expertos y recursos para llegar a ese crudo por su cuenta, señalan analistas.
Pemex afronta un problema similar con el crudo y gas atrapado en las formaciones de esquisto bituminoso, que a menudo requiere que las rocas sean fracturadas con agua y químicos. Es probable que México cuente con el equivalente a miles de millones de barriles de petróleo en estas variantes pero no produce comercialmente ninguna de ellas.
Consultores de la industria aseguran que a las petroleras extranjeras les gustaría entablar asociaciones con Pemex para compartir la inversión y el petróleo del negocio económicamente arriesgado de la producción en aguas profundas. Sin embargo, los antecedentes de México con sus numerosos intentos de reforma del sector petrolero han hecho que abunden los escépticos.
John Padilla, director gerente de la consultora energética IPD Latin America, asegura que esta vez podría ser diferente, especialmente después de que Peña Nieto propusiera la semana pasada desafiar los intereses de los empresarios más poderosos de México en las industrias de la telefonía y la televisión. Pero dado el nacionalismo asociado al petróleo, Padilla sugiere que será más difícil ver cambios importantes en esta industria que en las telecomunicaciones.
Chevron Corp. y Royal Dutch Shell aseguran que celebran la posibilidad de que México se abra a la inversión foránea. BP PLC declinó hacer comentarios al respecto.
Las discusiones entre las autoridades todavía se encuentran en sus etapas preliminares; una propuesta podría demorarse meses. Pero una idea que se contempla es seguir el modelo noruego en que el Estado negocia con compañías privadas la extracción de petróleo, les paga precios de mercado, pero luego les cobra altas regalías, que reflejan la continua propiedad de México del petróleo, aseguran fuentes al tanto de las conversaciones.
Pero las petroleras internacionales necesitan planificar reservas para demostrar a los accionistas de que tienen ingresos futuros garantizados. Además, Padilla dice que eso podría ser imposible sin modificar la Constitución, que establece que el petróleo es propiedad del país.
Otros en la industria creen que ese obstáculo podría superarse sin una enmienda constitucional. Por ejemplo, bajo un sistema de contabilidad de “interés económico”, las empresas podrían asegurar reservas incluso si no poseen el crudo, si participan en la producción y si el resultado financiero está ligado a la producción.
George Baker, un consultor petrolero en Houston quien dirige energia.com, se mantiene escéptico ante la posibilidad de que llegue la inversión internacional. La propuesta del presidente Peña Nieto “será un tipo de paso intermedio que puede dar marcha atrás porque es políticamente muy candente”, señala Baker. “La regla en México es que nadie se arriesga por un reforma petrolera”.
Pemex produjo el año pasado cerca de 2,55 millones de barriles al día de crudo, un descenso frente a los 3,4 millones de barriles diarios producidos en 2004. El declive en el masivo complejo de Cantarell en la parte sur del Golfo es responsable de buena parte de la reducción. Los analistas aseguran que la empresa necesita explorar y producir rápidamente fuentes de petróleo y gas no convencionales o corre el riesgo de convertirse en un importador neto de energía, posiblemente para fines de la década.
La Nacion