Los lamentables hechos entre la nacionalidad Waorani y los pueblos no contactados Tagaeri y Taromenani, están siendo interpretados de maneras distintas en lugar de contribuir a un entendimiento adecuado que nos lleve a posibles soluciones reales, crea confusión y prejuicios respecto del conflicto en territorio de las nacionalidades indígenas.
En ningún momento se reduce a un conflicto entre pueblos hermanos, es decir entre Waoranis por un lado, y los Tagaeri y Taromenanis por el otro. Estas interpretaciones son fruto del desconocimiento de la realidad general o son lecturas políticamente mal intencionadas, que buscan mostrar ante la sociedad ecuatoriana e internacional como un “problema entre indios”. Igual de condenables son aquellas lecturas que intentan mostrar los ataques de Tagaeris y Taromenanis a Waoranis y viceversa como una “guerra primitiva” o como un hecho de justicia por mano propia. Estas lecturas, de las que también se han hecho eco algunos sectores de intelectuales, funcionarios públicos y de la prensa, no son más que expresión de una mentalidad colonial que no solo insiste en ver la realidad de los pueblos y nacionalidades indígenas como algo fuera del imaginario de la política nacional, sino que es también algo fuera de la razón moderna. Los trágicos acontecimientos dentro del territorio Waorani son una consecuencia de un proceso histórico mucho más amplio, es resultado lógico de modelo de desarrollo económico extractivista y colonización acelerada de los territorios indígenas; es decir, es un problema estructural y de carácter nacional.
Es un problema estructural ya que el modelo de desarrollo seguido por el Estado ecuatoriano desde el inicio de la era petrolera no ha hecho más que aumentar la presión sobre la vida de las nacionalidades indígenas. Su avance ha significado destrucción ambiental de la Amazonía ecuatoriana, colonización descontrolada, provocando, entre otras causas, el desplazamiento de las nacionalidades indígenas ancestralmente ahí asentadas, reducción de sus habitad. Concretamente en el territorio Waorani el avance último de las empresas petroleras, transnacionales y estatales, a trastornado las relaciones indígenas-naturaleza y entre las comunidades ahí existentes. La contaminación y el ruido que producen empresas petroleras disminuye las fuentes de alimentación (recolección y pesca), lo que ha empujado a los Waoranis y a los Tagaeri y Taromenani a desplazarse más allá de los territorios tradicionales en busca de comida, en caso de las comunidades Waos a implementar la agricultura. Estas presiones sobre los territorios indígenas ha provocado conflictos entre Waoranis y los Tagaeri y Taromenani, encuentros que han desembocado en enfrentamientos violentos. Al ser una consecuencia del modelo de desarrollo del Estado, los enfrentamientos devienen de un problema nacional, por lo tanto su solución no podrá reducirse solo a medidas administrativas circunstanciales, mucho menos con acciones punitivas, esto solo aplazaría otro estallido del conflicto en el futuro. La CONAIE, como representante de los pueblos y nacionalidades indígenas exige la iniciación de un proceso de largo alcance que involucre al Estado y las autoridades de la nacionalidad Waorani y las nacionalidades de la Amazonia. Pero este proceso resultara infructuoso si no se inicia conjuntamente una necesaria y urgente revisión de la política petrolera, maderera y sus consecuencias nefastas como los dolorosos hechos ocurridos, donde hay vidas humanas que se han perdido y están en riesgo a futuro.
Frente a los hecho que han sido denunciado en estos últimos días exigimos al gobierno nacional y a los organismos del Estado que coordinen todas las acciones y actividades con las autoridades Waoranis, para tomar medidas adecuadas en la zona de conflicto y realizar una investigación seria y transparente de este lamentable hecho, y no desviar la atención del verdadero problema de fondo que sufren los Waoranis y los pueblos no contactados de la cual el Estado es parte responsable.
Por el Consejo de Gobierno Humberto Cholango
Presidente CONAIE