Por Graciela Alonso*
El cuidado de los cuerposterritorios de mujeres mapuce pone en evidencia los efectos cotidianos del modelo neoextractivista. La paradoja de asistir a un juicio por tentativa de homicidio cuando la acción de protesta está puesta en la defensa, la recuperación y la reconstrucción de las soberanías. ¿Qué se busca con el enjuiciamiento a Relmu Ñamku?
En la Patagonia estamos desafiadas a situar el andar feminista en la actual fase de acumulación capitalista. El proceso que recorre las economías de América Latina, conocido como “ofensiva extractivista”, a partir de la cual se profundiza la “acumulación por desposesión”, cristaliza en la provincia de Neuquén en un Estado que considera que los territorios mapuce son tierras fiscales que pueden concederse sin más a las petroleras nacionales y multinacionales.
En este contexto el pueblo mapuce viene desplegando sus propias prácticas culturales de producción y transmisión de conocimiento a través/en/con/desde los cuerpo-territorios de mujeres mapuce que ponen en evidencia los efectos cotidianos del modelo neoextractivista.
El cuidado y la resistencia no son violencia
Relmu Ñamku y otras lamgen mapuce, están desafiando los estatutos del estado moderno, escenificando prácticas de resistencia en clave de reciprocidad y cuidado. Cuidados en sentidos amplios, abarcativos, extensivos. Es una paradoja estar transitando un juicio por tentativa de homicidio cuando la acción de protesta está puesta en el cuidado. El cuidado de los cuerposterritorios que impone límites a la soportabilidad ante el avasallamiento del capitalismo de rapiña sobre los bienes comunes.
Las prácticas de cuidado han sido muchas veces criticadas desde los feminismos dado que desde ellas, devenidas en mandatos, se pretendía relegarnos a espacios no públicos. Sin embargo, en este contexto, el cuidado puede resignificarse como línea de fuga hacia la construcción de un modo de vida diferente (hacia una Kvme Felen), tomando argumentaciones feministas geopolíticamente situadas y desde los aportes del mapuce kimvn. Considerando también que la defensa de nuestros cuerposterritorios es cuidado y resistencia, y no violencia. Las mujeres sabemos profundamente esto.
Otras enseñanzas que las mujeres mapuce nos hacen para sentipensar nuestro feminismo es el intento de no dicotomizar lo filosófico-espiritual de lo político. La ceremonia antes del inicio del juicio y las palabras que Relmu expresa constantemente desde hace meses, articulan desde la ancestralidad (que es más genealogía que esencia) los saberes hechos cuerpo y el reclamo político. El cuerpo es un punto de partida, pero es un cuerpo comunitario, territorial, que es parte de esa ancestralidad contextualizada e histórica desde donde construir genealogías, memorias.
La noción de cuerpoterritorio (que decidimos escribir de esta manera) articula luchas feministas (centradas históricamente en el cuerpo) y luchas indígenas (situadas fundamentalmente en el territorio).
¿Qué se busca con el enjuiciamiento a Relmu?
En este sentido, nos situamos en los aportes de Silvia Federici porque permiten ver cómo la llamada “transición” del feudalismo al capitalismo se concretó a través de procesos donde los cuerpos y saberes de las mujeres que ponían en cuestión el orden hegemónico (populares e indígenas) necesitaron ser destruidos, negados, ilegalizados. ¿Qué se busca hoy con el enjuiciamiento a Relmu?: reponer la posibilidad de esa continuidad histórica para que la acumulación originaria/expropiatoria del capitalismo pueda recomponerse.
Esta criminalización de la protesta de la comunidad Winkul Newen, y particularmente de Relmu, permite visiblizar cómo opera el entronque patriarcal. La intersección de desigualdades muestra el largo alcance de un estado racista, clasista, patriarcal que, a partir del aparato judicial, intenta condenar a una mujer indígena para salvar las inversiones empresariales. Lo que se le escapa a este entronque patriarcal es que las mujeres mapuce, no son las que construyó su ideología (y que cierto feminismo avaló): no son las conservadoras, tradicionales, sumisas reproductoras de una cultura congelada. Son mujeres que fortalecen desde lo filosófico-político la posibilidad de luchar por la autonomía y soberanía de sus territorios cuerpos.
Claramente en esta muestra de colonización se reactualiza lo que Rita Segato llama el frente empresarial, estatal, mediático y religioso. Resistir y destruir este entronque o frente requiere de la recuperación y reconstrucción de la soberanía sobre nuestros cuerposterritorios. Esto están haciendo mujeres mapuce de comunidades afectadas por el extractivismo. Esto está haciendo Relmu.
No Todxs somos Relmu pero podríamos serlo si pensamos, como propone Rivera Cusicansqui, que “la descolonización parte por recuperar la noción de lo indígena, no fuera de nosotras para aceptarnos con una cierta solidaridad paternalista, sino (como) un reconocimiento de nuestra propia condición de colonizadas”. Es por eso que las feministas no apoyamos la lucha de Relmu, somos parte de esta lucha.
*Integrante de la Colectiva Feminista La Revuelta
Nota publicada en Marcha