La violencia es parte del crudo ecuatoriano

La presión de los proyectos extractivos sobre los territorios de los pueblos indígenas ha desencadenano masacres de grupos en aislamiento voluntario, muerte de miembros de la nacionalidad waorani -que son de reciente contacto- y de campesinos mestizos. Un recuento de los sucesos acontecidos evidencia que esos hechos no se circunscriben a un momento de la historia petrolera del país sino que la violencia es parte de un modelo de extracción extrema en Ecuador.

Por Alexandra Almeida
Acción Ecológica (Ecuador)

Energía extrema es un concepto que generalmente se lo relaciona con la aplicación de nuevas y sofisticadas tecnologías para facilitar la ampliación de la frontera petrolera y que conlleva enormes riesgos geológicos, ambientales y sociales. En Ecuador podemos afirmar que este tipo de energía procede de la explotación de crudo en campos ubicados dentro y alrededor de los territorios megabiodiversos de la Amazonía, ancestralmente ocupados por pueblos indígenas y entre ellos, al menos dos en situación de aislamiento, los tagaeri y taromenane, relacionados culturalmente con loswaorani. Es decir, el carácter extremo no se lo da necesariamiente el componente tecnológico sino los procesos que desencadena.

Sin duda la población más afectada en toda la historia petrolera en el Ecuador ha sido la indígena, en cuyos territorios ancestrales se instalaron las infraestructuras extractivas. El Pueblo Waorani, cuyo territorio ancestral se extiende desde el río Napo al río Curaray, es uno de los pueblos más impactados, no solo por las exploraciones petroleras -que inician a finales de la década de los 30-, sino mucho antes, en la época de la explotación del caucho, de 1890 a 1920, cuando los capturaban y esclavizaban en las grandes haciendas. También el incentivo del comercio por los ríos afectó a los indígenas ubicados en Shiripuno y Tiputini. Se registraron muchas muertes en esa época. Años después los waorani expandieron el territorio, desplazados por la explotación del caucho y las haciendas agrícolas, ocasionando conflictos y ataques con otros pueblos indígenas de la zona.1

La primera época petrolera inicia en 1937, con la entrada de la compañía Shell, quien ubicó un campamento en Arajuno, construyó carreteras y aeropuertos, y contrató a trabajadores kichwa, quienes tuvieron varios enfrentamientos con los waorani que se ubicaban desde Arajuno hasta la bocana del Yasuni. Se registra que los wao atacaron Arajuno y mataron a 20 kichwas. Más tarde, la guerra con el Perú, en 1942, que estaba relacionada con intereses petroleros, también afectó a los waorani. No había waos en el Perú. Cuentan que los peruanos subían por todos los ríos, incluido el Yasuni, y capturaban a waorani, sapara y kichwa.

En 1956 el ingreso al territorio Waorani de misioneros evangélicos del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), de los Estados Unidos, permitió el contacto, la agrupación y la reubicación de la mayoría de clanes, con el apoyo logístico de las petroleras. Estas acciones favorecieron la entrada de empresas, pues sacaron a los wao de su amplio territorio ancestral y los redujeron en otro mucho más pequeño. El éxito de estas acciones se debe a que se produjo una interrelación misioneros-wao con los petroleros/militares para ayudarse mutuamente.2 En esta época también se registraron muchos ataques y muertes en enfrentacientos entre waoranis ya contactados y aun no contactados, y también con los tagaeri, que ya estaban aislados.

Precisamente el aislamiento de grupos waorani, que se los reconoce como tagaeri, se remonta al tiempo del auge petrolero, en los años 60 – 70. Según algunos investigadores, los pueblos aislados Tagaeri y Taromenane se rehusaron al contacto en el momento del proceso de pacificación, reubicación y pérdida del territorio padecido debido a la avanzada de la frontera petrolera y a la obra del ILV.3

En 1964 el Gobierno ecuatoriano entregó en concesión cerca de 500.000ha de bosque húmedo tropical a la norteamericana Texaco para que realice trabajos de exploración y explotación en lo que hoy son la provincias de Sucumbíos y Orellana, en los territorios ancestrales Cofán, Kichwa y Waorani. Tres años más tarde la empresa descubrió el primer yacimiento petrolero comercial en la zona de Lago Agrio, en la frontera con Colombia, en los años siguientes extendió sus operaciones hacia el sur. En total, en los 28 años que permaneció en el país, perforó 399 pozos y construyó 22 estaciones de producción. A la salida de Texaco, en 1992, los campos petroleros pasaron a ser operados por la estatal Petroecuador, hoy Petroamazonas EP.

La empresa Texaco, en consorcio con la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE), contrató a la empresa exploradora francesa CGG para realizar la prospección sísmica al sur del río Napo, en territorios donde ancestralmente se ubicaba el Pueblo Waorani y los pueblos aislados. La expansión de la frontera extractiva en la zona de refugio de los pueblos aislados y los incidentes mortales que ocurrieron en bloques petroleros en los años 70 y 80 hicieron posible su visibilización en la opinión pública. En estas décadas se registraron enfrentamientos directos entre trabajadores petroleros y pueblos indígenas aislados. Resalta el ataque ocurrido en noviembre de 1977 en Shiripuno, donde mueren tres trabajadores de la empresa CGG lanceados por los tagaeiri.4 Mientras que en 1987 mueren lanceados el obispo del Vicariato de Aguarico, Monseñor Labaka, y la religiosa Inés Arango, quienes después de varios intentos no pudieron conseguir el cese de las actividades extractivas en el área. Ingresaron a territorio Tagaeri porque los militares iban a entrar para desalojar la zona y posibilitar que la empresa CEPE empiece la prospección sísmica. El obispo antes de emprender el viaje habría dicho: “Si yo no voy, los van a matar”.5

En la década de los 80 se aplicó en el país una nueva política que promovió la apertura petrolera, iniciándose rondas de licitaciones para que empresas privadas ingresen a explorar y explotar en territorios indígenas y en áreas protegidas, como es el caso del Parque Nacional Yasuni. La entrada de nuevas empresas petroleras en la zona ejerció más presión en los territorios indígenas, lo que se reflejó en nuevos hechos de violencia. Resalta aquí el relato del ataque a un campamento petrolero en El Tigüino, en el año 89, en el que murieron con lanza un trabajador y una mujer, y dos guerreros tagaeri con disparos. Días después un helicóptero verde disparó sobre la casa tagaeri y tres mujeres fueron acribilladas.6

Hasta el año 2012 el Ecuador lanzó 11 rondas de licitaciones petroleras internacionales, a través de las cuales ingresaron al país aproximadamente 15 empresas transnacionales. Actualmente existen 65 bloques petroleros, de los cuales 38 están en operación y 27 están por licitar. De los bloques en operación, en los 19 grandes está Petroamazonas y en los otros 19, la mayoría pequeños, están empresas transnacionales. Resalta la presencia de empresas chinas como operadoras de bloques o como prestadoras de servicios a otras empresas.

Mapa confeccionado por Paola Maldonado y Braulio Gutierrez del Colectivo de Geografia Critica.
Paola Maldonado y Braulio Gutierrez, Colectivo de Geografia Critica.

La explotación petrolera en Ecuador ha dejado un nefasto impacto tanto al ecosistema amazónico, caracterizado por su megabiodiversidad, como a la población indígena y campesina que allí habita. Una descripción detallada de la destrucción que ocasionó esta actividad se encuentra en la sentencia del juicio que pobladores de la Amazonía pusieron contra la empresa estadounidense Texaco, hoy Chevron. Algunos estudios indican, por ejemplo, que el ingreso de Texaco a lo que hoy es la provincia de Sucumbíos, aceleró el proceso de extinción del pueblo indígena Tetete, que hoy ya no existe.

Como un intento de dictar políticas que protejan a los pueblos aislados, en 1999 el gobierno ecuatoriano declaró la zona sur del Parque Nacional Yasuni, exactamente 758.048 ha, como “zona intangible de conservación vedada a perpetuidad a todo tipo de actividad extractiva, las tierras de habitación y desarrollo de los grupos Huaorani conocidos como Tagaeri, Taromenane y otros eventuales que permanecen sin contacto”.7 El territorio de los pueblos aislados Tagaeri Taromenani en los últimos 20 años ha sido ocupado por bloques y campos petroleros cuyos límites se sobreponen con el territorio ancestral waorani, el Parque Nacional Yasuni y parte de la zona intangible.

Ocho años después, en el año 2007, bajo decreto 2187, el gobierno ecuatoriano delimitó la Zona Intangible Tagaeri Taromenane (ZITT), ratificando que “en esta Zona se garantizará y respetará el derecho del pueblo Huaorani y de los pueblos ancestrales en aislamiento voluntario a realizar sus tradicionales actividades de caza y pesca; así como, el uso habitual de los recursos de la biodiversidad con propósitos de subsistencias”.8 El art. 2 de este decreto establece una “Zona de Amortiguamiento de diez kilómetros de ancho contiguo a toda la zona intangible”. En la “zona de amortiguamiento se prohíbe la realización de actividades extractivas de productos forestales con propósitos comerciales; igualmente, se prohíbe el otorgamiento de concesiones mineras”.

Sin embargo, la página Geoyasuni.org ofrece interesantes datos de la situación de la Zona de Amortiguamiento, que tiene una área de 467.530 ha. El 78% de la superficie está cubierta por bloques petroleros: 59,99% en Ecuador y 18,02% en Perú. Mientras los bloques Ishpingo, Tambococha, Tiputini (ITT) y 31 intersectan la Zona Intangible, con una superficie de 30.202,25 ha y 10.391,80 ha, respectivamente.9

La zona intangible del Parque Nacional Yasuní, destinada como territorio de pueblos en aislamiento, está completamente rodeada de concesiones petroleras. Al norte limita con los bloques 14 (Petroriental), 16 (Repsol), 31 (Petroamazonas) y 43 (Petroamazonas); al oeste con el bloque 17 (Petroriental), al sur con los bloques 83 (Andes Petrroleum), 84 (Secretaría de Hidrocarburos) y 87 (Secretaría de Hidrocarburos); y al este con los lotes 39 (Repsol Exploration Perú), 121 (SubAndean) y 67 (Perenco), en el Perú.

Además, según una investigación realizada en 2008, hay presencia de pueblos indígenas aislados fuera de los límites de la Zona Intangible. Este estudio demuestra que el Parque Nacional Yasuni y su zona de amortiguamiento es área de desplazamiento de los Pueblos Indígenas Aislados. Se ha documentado su presencia en los alrededores de las comunidades de Dicaro, Yarentaro, Iro y Gabaron, dentro del bloque 16, operado por Repsol. También se ha constatado la presencia permanente de pueblos indígenas aislados en el bloque 14, entre los ríos Tivacuno y Mencaro (río Tiwino).10 Es evidente que la actual delimitación de la Zona Intangible Tagaeri-Taromenane no responde a la territorialidad ejercida por los pueblos aislados.

La presencia de agentes externos como las petroleras facilitaron la llegada de actividades colaterales como la colonización desordenada, las madereras legales o ilegales, la construcción de carreteras y la destrucción ecológica del territorio habitado por los pueblos indígenas aislados. Además de generar altos niveles de ruido, que repetidos testimonios indican que molesta a los aislados, esto ha creado condiciones para intensificar los conflictos interétnicos, debido a la presión que ejercen sobre sus territorios. Con esto están vulnerando los derechos fundamentales de estos pueblos.

En las últimas dos décadas se han registrado hechos violentos que de alguna manera, directa o indirectamente, han tenido relación con las políticas petroleras que han promovido la ampliación de la frontera de esta actividad:

  • La masacre del 2003, murieron al menos 15 aislados. Aunque no fue realizada cerca de la infraestructura petrolera, sus autores, guerreros waorani del grupo Babeiri, pertenecen a una comunidad muy dependiente de la actividad petrolera.

  • El ataque de marzo del 2008 en el que muere lanceado un maderero ocurrió a escasos kilómetros de la carretera petrolera conocida como vía Auca, cerca del campo petrolero Armadillo.

  • El ataque ocurrido en el 2009, en el que mueren lanceados tres miembros de una familia colona y un bebe es secuestrado (y apareció vivo dos días después, cerca del lugar del ataque), sucedió a escasos metros del pozo petrolero Hormiguero, en el bloque 17, operado por la empresa china Petroriental.

  • El ataque del 5 marzo del 2013, en el que murieron lanceados dos ancianos waorani, sucedió a escasos kilómetros de la carretera que conduce al pozo Daimi, cerca de la comunidad de Yarentaro. A pocos metros trabajaba una cuadrilla petrolera, en el bloque 16, operado por Repsol.

  • La masacre de finales de marzo del 2013, en la que murieron al menos 20 taromenane y que ocurrió como venganza por la muerte de los ancianos en Yarentaro, posiblemente sucedió a unos 30 km del campo Armadillo y sus autores salieron de los campos del bloque 16. Hay que aclarar que los taromenane en esa fecha contaban con medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Es decir el Estado ecuatoriano tenia la obligacion de proteger a estos pueblos y no lo hizo.

  • El 25 de enero del 2016 se registró otro hecho violento en el río Shiripuno que dejó un wao muerto por lanzas y una mujer herida. Este ataque ocurrió dentro de la Zona Intangible, a unos 25 km en línea recta del bloque Armadillo

casa-atacada-el-30-de-marzo-2013
Casa atacada el 30 de marzo de 2013. Foto tomada de Cabodevilla, M. A. y Aguirre M. (2013). Una tragedia ocultada. CICAME y Fundacion Alejandro Labaka. Ecuador.

A pesar de todos estos hechos, los gobiernos han priorizado siempre los ingresos económicos que genera la explotación petrolera y ha promovido la ampliación de la frontera, quedando marginados los derechos y la vida de los pueblos indígenas, incluso de los pueblos aislados, que están protegidos por la Constitución de la República: “Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio que será tipificado por la ley.”11

A nivel internacional también existe normativa para proteger a los pueblos indígenas aislados, por ejemplo: de acuerdo a las directrices de Naciones Unidas para pueblos en aislamiento voluntario, se deben prohibir y revocar inmediatamente los contratos con fines extractivos en sus territorios.12 Sin embargo, las presiones que ejercen las empresas petroleras para expandir la frontera extractiva condicionan la posibilidad de crear políticas de protección de pueblos aislados. Ejemplos de las últimas decisiones del Estado respecto a ampliar la presión sobre los pueblos aislados se dan en los bloques 14, 17, 43, 31, 83, 66 del Campo Armadillo.

Armadillo salió a licitación como campo marginal, en la X ronda petrolera en 2012, a pesar que en esa época había evidencias de presencia de pueblos aislados en la zona. El campo no fue adjudicado a ninguna empresa y Petroamazonas inició las operaciones de prospección. En febrero del 2015 Petroamazonas firmó un contrato con el consorcio Ecuaservoil (Belorusneft, Edimpetrol) para optimizar la operación del bloque. Se inició una campaña para evitar que se entregue la licencia ambiental para la prospección sísmica, que intentaba intervenir incluso fuera del bloque, por existir evidencias de presencia de pueblos aislados. Finalmente se logró que se excluyera de la sísmica la parte este y sureste del bloque, pero esto no resuelve el riesgo, pues los puntos de presencia están fuera de la zona de exclusión. También se conhsiguió evitar el desarrollo de las plataformas Yampuna, Avant, Tiwae y Aguila, ubicadas en los bloques 14 y 17, pero la amenaza no termina, pues la empresa china Petroriental está presentando los términos de referencia para iniciar la exploración sísmica en esos bloques.

Por otra parte, en agosto del 2013 el gobierno ecuatoriano decidió acabar con la iniciativa Yasuní ITT, que pretendía dejar en el subsuelo el 20% de las reservas petroleras localizadas en el bloque 43, en el Parque Nacional. Uno de los argumentos de la iniciativa era precisamente que ese lugar es territorio de los pueblos indígenas aislados, por lo que era necesario evitar un genocidio. Inmediatamente se dio paso a los trámites para iniciar la explotación de los bloques 31 y 43.

El 25 de enero del 2016, a aproximadamente la misma hora en que ocurría la última matanza en el Yasuní, el gobierno ecuatoriano firmó un contrato de prestación de servicios con la empresa china Andes Petroleum para que explote en los bloques 79 y 83, asentados en territorios que el mismo gobierno ha reconocido que tienen presencia de pueblos aislados y además son territorios Sapara y Kichwa.

La violación más grande para los pueblos aislados es que no tienen territorio, es una violación de derechos humanos colectivos. Si no tienen territorio no tienen donde ejercer sus derechos. Es necesario crear un territorio mientras estén aislados, un territorio asociado a toda la normativa nacional e internacional para derechos indígenas, de esta forma se puede proteger sus derechos y evitar el genocidio. Lamentablemente los funcionarios de los diferentes gobiernos reiteradamente han intentado negar la presencia de los pueblos indígenas aislados. Como ejemplo están las declaraciones del ex ministro de Recursos Naturales No Renovables, Ec. Wilson Pástor, que en febrero de 2010 dijo ante los medios de comunicación que no había evidencia contundente de la presencia de pueblos aislados, y que más bien podrían ser “hechos prefabricados”; con lo cual condicionó la política dirigida a los pueblos en aislamiento voluntario a través de su omisión.13 Asímismo, la ministra del Ambiente, Marcela Aguiñaga, en agosto del 2013, después de la masacre ocurrida en marzo de ese año, manifestó: “El ministro de Justicia tendrá que pronunciarse en torno a la evidencia científica de si hay o no estos pueblos en dicha zona”.14

Cualquier programa de protección a los pueblos aislados tiene que necesariamente pasar por adjudicarles un territorio y prohibir en él la extracción petrolera, y esto debería dar paso a una transición hacia un nuevo modelo económico, hacia un Ecuador post petrolero. La falta de decisiones políticas en ese sentido perpetúan la violencia y violación de derechos humanos colectivos profundizando el carácter extremo del crudo ecuatoriano.

Notas:

1 Cabodevilla, Miguel Angel (2010). La Nación Waorani. Noticias Históricas y Territorio. Orellana, Ecuador.

2 Ibídem.

3 Proaño, José (2010). Voces de la Selva. Noticias recientes sobre los Pueblos indígenas aislados en la Amazonía ecuatoriana. Quito, Ecuador.

4 Cabodevilla (2010).

5 Cabodevilla, Miguel Angel (1999). Los Huaorani en la historia de los pueblos del oriente. CICAME 2da Edición.

6 Ibídem.

7 Decreto Ejecutivo No. 552 publicado en el Suplemento del Registro Oficial No.121 del 2 de febrero de 1999.

8 Decreto Ejecutivo No. 2187 del 3 de enero del 2007

10 Proaño José, Colleoni Paola (2008). Taromenane Warani Nani. Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario Tagaeri Taromenane en la Amazonía ecuatoriana. Ediciones Abya Yala, Quito.

11 Segundo inciso del numeral 21 del artículo 57 de la Constitución Política de la República del Ecuador. 2008

12 United Nations. Human Rights (2012). Directrices de protección para los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial de la Región Amazónica, el Gran Chaco y la Región oriental de Paraguay. OACNUDH. Ginebra.

13 Acción Ecológica. Etnocidio: Del Horror a la búsqueda de responsabilidades.

14 Vera Carlos Andres, Polificción. Los Taromenani no existen.

Este artículo es parte del proyecto Energías Extremas en América Latina, de OPSur-Oilwatch Latinoamérica, y cuenta con el apoyo de Heinrich Böll Stiftung Cono Sur.