Acusan al gobierno y a BP de filtrar las imágenes del derrame
Jeremy W. Peters
The New York Times
Cuando operadores de la empresa Southern Seaplane, de Belle Chasse, Luisiana, llamaron a la oficina local de Administración Federal de Aviación de Guardacostas por un permiso para sobrevolar el Golfo de México, creyeron que su pedido era simple y rutinario.
Querían llevar a un fotógrafo de The Times-Picayune, de Nueva Orleáns, para tener imágenes de la manchas de petróleo que ennegrecían el agua. La respuesta de un contratista de British Petroleum (BP) que atendió esa llamada (a fines del mes pasado) fue cortante: se niega el permiso.
“Nos hicieron un extenso interrogatorio. ¿Quién iría a bordo del avión? ¿Para quién trabajaban? ?recordó Rhonda Panepinto, de Southern Seaplane?. No bien mencionamos a los medios, la respuesta fue esta: «No está permitido».”
Los periodistas que procuran documentar el impacto de la explosión de la plataforma petrolera han sido reiteradamente expulsados de las áreas públicas afectadas por el derrame, y no sólo por BP y sus contratistas, sino también por autoridades policiales locales, el servicio de guardacostas y funcionarios del gobierno.
Para quienes han criticado la respuesta que dieron BP y el gobierno tras el desastre, los casos de los medios informativos a los que se ha negado acceso a la zona son tan sólo un ejemplo más de los funcionarios que se esfuerzan por filtrar las imágenes del derrame que llegan al público.
También los científicos se han quejado de la escasa información proporcionada por BP y por fuentes gubernamentales. Por ejemplo, pasaron tres semanas desde el momento en que la plataforma petrolera Deepwater Horizon estalló, el 20 de abril, hasta que BP hizo públicas las primeras imágenes del petróleo que brotaba de una tubería submarina.
“Creo que han estado tratando de limitar el acceso”, dijo el representante Edward J. Markey, un demócrata por Massachusetts que ha estado luchando con BP para lograr que liberara más videos de los robots submarinos que han estado filmando la tubería rota por donde brota el petróleo.
“Es una compañía que no estaba acostumbrada a la transparencia y al escrutinio público de sus actividades”, añadió.
Los directivos de BP y las entidades gubernamentales que coordinan la respuesta dijeron que los casos en los que se ha negado acceso a los medios han sido anómalos, y señalaron que tanto la empresa como el gobierno han hecho muchos esfuerzos para dar cabida a los cientos de periodistas que han viajado al golfo para cubrir la noticia. La Administración Federal de Aviación ha revisado sus restricciones de vuelo sobre el golfo, para permitir vuelos periodísticos, analizando caso por caso.
Bloqueo
Anomalías o no, se les sigue impidiendo a los periodistas y fotógrafos que hagan una cobertura de algunos aspectos del derrame. La semana pasada, el senador Bill Nelson, demócrata de Florida, trató de llevar con él a un pequeño grupo de periodistas durante un viaje a través del golfo en una embarcación del servicio de guardacostas.
El despacho de Nelson dijo que los guardacostas accedieron a dar cabida a los periodistas y camarógrafos. Pero la noche anterior a la expedición, alguien de la oficina de asuntos legislativos del Departamento de Seguridad Nacional llamó al despacho del senador para decirle que no se permitiría la presencia de ningún periodista.
“Dijeron que la política del Departamento de Seguridad Nacional era no permitir que periodistas compartieran con funcionarios los mismos «privilegios federales»”, dijo Brian Gulley, un vocero del senador.
La semana pasada, en otro incidente, un contratista de BP dijo a un periodista y a un fotógrafo de The Daily News de Nueva York que no podían acceder a una playa pública de Grand Isle, Luisiana, una de las áreas más gravemente afectadas por el derrame de petróleo. El contratista llamó a un comisario local, quien le dijo al periodista que los medios debían llenar formularios de solicitud y después ser escoltados por un empleado de BP para que se les permitiera acceder a la playa.
El primer video
Cuando BP hizo público el primer video del derrame, el 12 de mayo, el clip que proporcionó tenía apenas 30 segundos. Las imágenes más detalladas no se hicieron públicas hasta hace dos semanas, cuando BP permitió que algunos miembros del Congreso accedieran a los videos filmados por sus robots subterráneos. Sin autorización de BP, algunos miembros del Congreso los exhibieron ante cadenas de noticias como la CNN, quien los retransmitió.
El acceso de los medios en situaciones de catástrofe es siempre un tema problemático. Pero la situación en el golfo resulta particularmente urticante, porque los periodistas están obligados a depender del gobierno y de BP para conseguir acceso a gran parte de la zona afectada.
Michael Oreskes, editor jefe de Associated Press, comparó la situación a la de los periodistas que dependen de los militares en Afganistán. “Hay un constante esfuerzo de mantener el acceso controlado”, dijo Oreskes. “Y aun en los lugares en los que el gobierno coopera con nosotros y nos da acceso, también resulta problemático, porque es un acceso conseguido a través del gobierno.”
Traducción de Mirta Rosenberg
La Nación