Por Javier Lewkowicz | Página/12
El Gobierno busca impulsar el desarrollo industrial en el sector de energía eólica, donde la Argentina tiene capacidades acumuladas y oportunidades de crecimiento. La torre de los molinos eólicos, que puede tener desde 60 hasta 120 metros de alto, bobinas y otras partes, podrían ser abastecidas por talleres en la Patagonia, Cuyo o Buenos Aires, aseguran empresarios del sector. Días atrás, de hecho, se concretó la venta de una paleta para molinos fabricada por una firma bonaerense. Sin embargo, advierten que la estrechez del sistema financiero local y la ausencia de una institución de crédito blando a largo plazo dificultan la concreción de grandes inversiones. El sector no se ve afectado por las medidas de administración de comercio, ya que es superavitario en términos de divisas. Realiza importaciones temporarias de chapa de diverso tipo, que luego exporta como parte del bien terminado.
Para potenciar el vínculo entre los desarrolladores de parques eólicos, las entidades financieras y potenciales empresas proveedoras, el Ministerio de Industria convocó a una mesa de trabajo conjunta. En la misma línea opera el Cluster Eólico Argentino, que cuenta con 32 empresas de ocho provincias. El objetivo es sustituir 1750 millones de dólares en equipos y 500 millones en combustible por año, desarrollar 500 proveedores y cuatro marcas de aerogeneradores nacionales. Con ello, se podrían crear 10 mil puestos de trabajo y una producción de 1000 MW eólicos en ocho años.
Una de las principales firmas del sector es IMPSA, que fabricó los equipos del Parque Arauco I, en la provincia de La Rioja. Sin embargo, la mayor parte de su producción se destina a emprendimientos que tiene en Brasil. “Es muy importante el impulso que brinda el BNDS, que ofrece financiamiento al 4 por ciento anual. Sucede que también impone exigencias muy duras, un mínimo del 60 por ciento de partes y piezas locales”, explicó a este diario Francisco Rubén Valenti, vicepresidente de IMPSA.
Actualmente las energías renovables proveen alrededor del 3 por ciento del consumo eléctrico nacional, aunque, según prevé la ley de fomento y promoción de energías renovables, ese valor debería llegar al 8 por ciento en 2016. Una de las dificultades que presenta la explotación de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica es que no son constantes, por lo que requieren energía de respaldo para asegurar la continuidad del suministro, lo que impacta en los costos pero también disminuye la factibilidad del proyecto en determinadas áreas con escasa infraestructura energética. De hecho, uno de los primeros parques eólicos del mundo se instaló en 1994 en Comodoro Rivadavia, pero la carencia de tendido de cables de alta tensión retrasó la puesta en marcha hasta el año pasado. Según el Centro Regional de Energía Eólica (CREE), el potencial eólico total de la Argentina es de dos mil GW, cien veces mayor a la actual capacidad instalada.
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