La explotación de las reservas de Vaca Muerta requiere seducir capitales aplicando las reglas clásicas del mercado.
Los acuerdos de YPF con Chevron y Bridas para la explotación del megayacimiento de Vaca Muerta explican parcialmente la violenta expulsión de Repsol de la petrolera argentina y dan indicios de un viraje importante en materia de políticas para la explotación del subsuelo.
Apenas producida la reestatización de YPF, las petroleras plantearon al presidente de la empresa, Miguel Galuccio, las condiciones indispensable para invertir en la formidable reserva:
* Combustibles a precio de mercado.
* Libre disponibilidad de la producción
* Libre administración de los recursos para girar dólares al exterior.
En otras palabras, las petroleras advirtieron que la inmensa fortuna de ese yacimiento, para salir a superficie, requiere decisiones políticas totalmente contrarias a las teorías neokeynesianas de Axel Kicillof y a la práctica del “capitalsimo nacional” que caracteriza a Guillermo Moreno.
Formador de precios
De esa manera, en un rubro donde ahora el Estado se convirtió en “formador de precios”, se espera una fuerte suba de insumos industriales y domiciliarios de gas, naftas, gasoil y electricidad.
Más allá de que la decisión ponga en crisis las teorías sobre la inflación, YPF incrementará los precios de los combustibles para nivelarse con Shell, que es la más alta del mercado. Galuccio necesita invertir cerca de cuarenta mil millones de dólares en cuatro años. Para lograrlo necesita aumentar la recaudación propia y generar confianza en los futuros socios.
Hace pocos días, el propio Galuccio explicó que el aumento de los precios de los combustibles permitirá a YPF seguir invirtiendo, definición que echó por tierra los argumentos que el kirchnerismo utilizó contra Mauricio Macri por el aumento de los pasajes de los subterráneos porteños.
YPF, de hecho, es la petrolera que más aumentó sus naftas en 2012 y lo que va de 2013.
Lo hizo para acortar la brecha de precios con las otras empresas y, aunque lo ha logrado, el resto suele reajustar después de la estatal. Con sus aumentos, la petrolera motoriza los precios al consumidor. Al momento de la estatización, la brecha de la nafta súper de YPF era de 27,2% con Shell; hoy es del 18%. En la premium, la distancia entre el precio de YPF y Shell pasó de 11,81% a18,3%.
El Tribuno