El reciente atentado contra una planta gasífera en Argelia está obligando a las grandes energéticas del mundo a replantearse la seguridad de sus yacimientos petrolíferos desde Medio Oriente y África hasta el Círculo Polar Ártico. Se trata de una nueva realidad que podría aumentar el costo de producir crudo.
Por Benoît Faucon y Selina Williams
Las grandes petroleras han sido durante muchos años blanco de secuestros y de actos de sabotaje a escala menor, pero la magnitud sin precedentes del ataque en Argelia probablemente generará nuevos niveles de protección.
La creciente amenaza volvió a quedar en evidencia el domingo, cuando un grupo desconocido asaltó a los guardias que protegían un ducto de gas natural, un incidente que dejó un saldo de tres muertos y varios heridos.
Mientras tanto, el grupo energético británico BP PLC informó que el atentado en Argelia los llevó a revisar los planes para empezar a perforar en forma exploratoria en busca de petróleo y gas en la vecina Libia durante este año. “Aún no se ha tomado ninguna decisión”, resaltó un vocero de la empresa.
Los últimos acontecimientos tienen como telón de fondo un cuadro más amplio donde un ataque perpetrado por presuntos militantes islámicos en la remota planta de gas In Amenas, en la parte argelina del desierto del Sahara, tiene a la industria con los nervios de punta. La planta es gestionada por BP, Statoil ASA y Sonatrach, la empresa estatal de Argelia. El ataque dejó al menos 37 extranjeros muertos.
La nueva amenaza que representa el ataque en In Amenas ha desatado lo que un alto ejecutivo del sector que opera en el Norte de África califica como “un cambio radical en la realidad del riesgo”.
En lo que constituye una ilustración de este amplio impacto, el presidente ejecutivo de Royal Dutch Shell PLC reconoció haberse reunido con representantes de varias de las principales petroleras del mundo, así como con representantes de diferentes gobiernos en el marco del Foro Económico Mundial de Davos para analizar nuevas medidas de seguridad.
“Ya hay algunas iniciativas que están en marcha”, manifestó Peter Voser. “Todavía no hemos acordado los mecanismos necesarios, pero ya lo haremos”.
Una rápida respuesta al ataque de Argelia es más urgente en Libia, un proveedor clave de crudo de alta calidad y gas natural a los principales mercados occidentales. “La seguridad en Libia no es suficiente para impedir un atentado como el que tuvo lugar en Argelia”, dijo Alan Fraser, analista de riesgo de Libia de la consultora Ake Group.
El gobierno británico exhortó a sus ciudadanos la semana pasada a abandonar Bengasi, en el corazón de la industria petrolera libia, y aludió amenazas inminentes y específicas contra objetivos occidentales. “Estamos aumentando el número de [fuerzas de seguridad] en las inmediaciones de los yacimientos petroleros y cerca de la frontera con Argelia”, dijo un vocero del Ministerio del Interior británico, quien no confirmó ninguna amenaza en específico.
Nigeria también podría ser más vulnerable de lo que las autoridades piensan. Los frecuentes atentados terroristas perpetrados por el grupo islamista Boko Haram en el norte y el apoyo nigeriano a las operaciones de Francia contra los militantes en Malí podrían distraer a los servicios de seguridad de los riesgos en el sur del país, que alberga la industria petrolera, indicó Philippe de Pontet, director de la consultora Eurasia Group para África.
Atentados contra las petroleras que operaban en el sur de Nigeria redujeron a la mitad la producción de crudo del país hace unos años, la mayor de África. La violencia, sin embargo, ahora se ha trasladado al norte musulmán y hay temores de que se expanda a la capital, Abuya, en el centro del país.
La francesa Total SA informó el viernes el retiro de su personal de Abuya después del secuestro de un ciudadano francés en la frontera con Níger, en diciembre.
Royal Dutch Shell, Eni SpA, Total y Chevron Corp. declinaron brindar detalles de las medidas de seguridad en sus instalaciones, incluyendo las que están ubicadas en el Norte de África, Nigeria y otros lugares.
Los ejecutivos del sector y los expertos en temas de seguridad coinciden en que la buena noticia es que Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, es el país mejor preparado para hacer frente a atentados de la escala del de In Amenas.
“La probabilidad de que Arabia Saudita pueda sufrir un atentado parecido al de Argelia es baja”, señaló Theodore Karasik, director de investigación del Instituto de Análisis Militar del Golfo y el Cercano Oriente, un centro de estudios.
La Nacion