El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró que en junio próximo analizará la continuidad del proyecto ambientalista Yasuní-ITT, que busca dejar bajo tierra una reserva de crudo en la selva amazónica.
Con ello, dejó abierta la posibilidad de explotar el yacimiento petrolífero ubicado en un sector de la Amazonía considerado uno de los de más alta concentración de biodiversidad del planeta.
Recordó que hace seis años su Gobierno lanzó la iniciativa para dejar bajo tierra reservas por más de 800 millones de barriles de petróleo, de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), localizados en el Parque Nacional Yasuní.
El proyecto pretende que la comunidad internacional aporte, al menos, la mitad de lo que podría obtener si extrajera el crudo de dicho yacimiento.
Correa recordó que si Ecuador hubiese empezado a operar esa zona, hace seis años, en la actualidad ya se obtendrían los beneficios de la actividad, pero señaló que su Gobierno, como una contribución para detener el cambio climático, decidió no hacerlo.
El mandatario dijo que la evaluación en junio es necesaria para verificar si la comunidad internacional se ha comprometido verdaderamente con el proyecto, al que consideró “revolucionario”.
“Tengo que actuar responsablemente” y si no se han alcanzado las metas previstas, entonces se explotarían los campos Tambococha y Tiputini, bajo estrictas normas de protección ambiental, advirtió.
Pero, “si se ha recogido el dinero y hay posibilidad de cumplir las metas”, entonces “seguiremos” con la iniciativa, remarcó.
El Gobierno ecuatoriano anunció en febrero pasado que aspira a obtener unos 240 millones de dólares este año para financiar el proyecto, que se sumarían a los 330 millones de dólares que ha recaudado hasta el momento.
El bloque petrolero ITT se sitúa en un extremo del parque nacional Yasuní, en el noreste de la selva amazónica ecuatoriana, y es considerado uno de los sitios de más alta concentración de biodiversidad en el planeta.
Este parque, de 982.000 hectáreas en la cuenca del río Napo, fue declarado en 1989 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Reserva Mundial de la Biosfera.
El proyecto Yasuní-ITT, además, evitaría la emisión a la atmósfera de 407 millones de toneladas de dióxido de carbono, que se generaría con la combustión del hidrocarburo.
La Razón