Un proyecto de ley presentado en la Legislatura rionegrina busca incrementar la seguridad y la protección ambiental con relación al transporte de hidrocarburos líquidos. La propuesta establece que las cañerías que se utilicen en todo sistema de transporte que opere en territorio rionegrino, deberán poseer un encamisado de protección y aislación con materiales de probada eficiencia.
Los autores de la iniciativa, Facundo López y Matías Gómez Rica, sostienen que “los derrames que se produjeron en los últimos años fueron fruto de corrosión excesiva, presión no soportada por el ducto, golpes que dañaron la superficie del caño, y otras causas más, pero la verdadera causa raíz es que las paredes de los caños están debilitadas por acción del agente transportado”.
Los fluidos que se transportan en estos ductos son generalmente petróleo de pozos, que llevan mezclado productos como agua de formación, con alto contenido de sales altamente corrosivas y ácidos de elementos como el azufre y el gas carbónico. Estos compuestos forman una mezcla altamente peligrosa que corroe rápidamente al acero y en caso de una pérdida de fluido, éste va directamente al terreno, produciendo un daño que en la totalidad de los casos es irreparable.
El proyecto contempla una solución para evitar estos daños. Consiste en aislar el caño del contacto con el fluido mediante un elemento que no se vea afectado por los fluidos corrosivos transportados, y cuya vida útil sea muy larga. La aislación se realiza mediante un “encamisado” interior del ducto con un tubo de un material apropiado.
El material aislante no se debe degradar, debe ser altamente resistente al ataque de ácidos y sales corrosivas y no contaminar el fluido transportado, además poseer un bajo coeficiente de rozamiento, por lo que como aporte complementario, se consume menos energía para transportar la misma cantidad de fluido a la misma presión.
El “encamisado” se realiza sin desenterrar el caño transportador del fluido, solamente haciendo destapes de pocos metros cada mil metros o más, según las condiciones del terreno. En estos puntos, se corta el caño en uso, y mediante una técnica especial, se inserta el tubo de PEAD, el que queda perfectamente adherido a la pared de acero del caño.
Debido a que solamente se hace un destape de pocos metros cada cientos de ducto, el daño que se ocasiona al medio ambiente con esta maniobra es mínimo, en comparación con el reemplazo de la totalidad de un ducto antiguo.
Los legisladores plantean que la necesidad de resguardar los recursos naturales sin renunciar a su utilización para el desarrollo de la comunidad, obliga a instrumentar normas que aseguren la protección del medio ambiente mediante el uso y manejo de los recursos en forma sustentable y asegurando que el resultado de los beneficios que éstos brinden, resulten equitativos para el desarrollo de nuestro pueblo.