Fractura hidráulica y medioambiente al debate

El infantilismo ecologista versión del subdesarrollo tiene en la Argentina su mejor expresión: Solanas-Carrió.

Federico Bernal.- Ser poseedores de una de las principales reservas mundiales de petróleo y gas no convencionales, en el contexto de una YPF renacionalizada y de un plan energético afín al interés nacional y al mercado interno, puede ser una pésima noticia para Repsol, el infantilismo ecologista y la fase superior del histórico nacionalismo petrolero de opereta (hoy personificado en el tragicómico híbrido Solanas-Carrió). Sin embargo, para la reindustrialización del país, su modernización económica, su seguridad nacional, bienestar social y desarrollo regional equilibrado, así como para la protección responsable y madura de su medioambiente es, sin duda alguna, una excelente noticia.

ARGUMENTOS ANTI-FRACKING. Los opositores a la fracturación hidráulica –técnica que complementa la tradicional perforación horizontal y que es utilizada para la extracción de hidrocarburos en formaciones geológicas no convencionales– argumentan aquí y en EE UU (país a la vanguardia en este tipo de extracción) los siguientes conceptos: 1) que la producción de shale gas ha contaminado los acuíferos en EE UU.; 2) que libera más metano que otras formas de producción gasífera; 3) que precisa de una cantidad mayúscula y preocupante de agua; 4) que usa cientos de químicos tóxicos; y 5) que provoca terremotos dañinos. Pero resulta que los cinco argumentos son en realidad falsos.

¿CONTAMINACIÓN DE ACUÍFEROS? 1) EE UU perfora anualmente a razón de 25 mil pozos en formaciones no convencionales (lleva ya perforados más de 100 mil pozos) y ha conducido más de 2 millones de operaciones con la técnica de fracturación hidráulica. A la fecha, no existe ninguna prueba científica que demuestre un solo acuífero contaminado por gas metano o fluido químico proveniente del fracking. Todas las denuncias han probado ser falsas. Algunos casos: la Agencia de Protección Ambiental de EE UU cerró su investigación sobre Dimock (Estado de Pennsylvania) concluyendo la inexistencia de evidencia de contaminación. Lo mismo sucedió con denuncias de filtración de gas metano en Parker County (Texas) y con la contaminación de aguas en Pavilion (Wyoming), también por falta de pruebas. En los últimos meses, tres trabajos científicos (dos de ellos del órgano oficial de la Asociación Nacional de Acuíferos de EE UU, la revista Groundwater) coincidieron en indicar que la contaminación de aguas subterráneas derivada del fracking “no es físicamente posible” (“Hydraulic fracture height limits and fault interactions in tight oil and gas formations”. Geophysical Research Letters. 26 de julio de 2013 y “Constraints on Upward Migration of Hydraulic Fracturing Fluid and Brine”. Groundwater. 29 de julio de 2013). Incluso uno de ellos, afirma que “los hallazgos de un nuevo estudio de la publicación Groundwater sugieren que las concentraciones de metano halladas en pozos del condado de Susquehanna en Pennsylvania se explican no de la migración del shale gas de la formación Marcellus debido a la fractura hidráulica… sino de factores hidrogeológicos y topográficos de la región” (“Journal article evaluates methane sources in groundwater in Pennsylvania”. Groundwater. 24 de mayo).

Por supuesto que esto no excluye futuras contaminaciones, pero hasta ahora no se ha demostrado que la fracturación hidráulica se asocie a un mayor riesgo de contaminación de aguas subterráneas que la extracción convencional. Por otra parte, podría decirse que la Unión Europea también se expidió de manera coincidente con estos informes. En efecto, la Universidad de Durham, británica, cuenta con el equipo científico multidisciplinario en investigación medioambiental y fracturación hidráulica más reconocido de toda Europa. El equipo, autodenominado Refine, es fondeado con recursos provenientes de una de las más importantes ONG medioambientales del Reino Unido: el Consejo de Investigación Ambiental y Natural. Su último trabajo sobre los acuíferos y la extracción de no convencionales “Fracking and aquifers: how far up can a frack go?”, de julio 2013, refuta una a una las hipótesis ecologistas sobre contaminación.

¿LIBERACIÓN (FILTRACIÓN) DE METANO A LA ATMÓSFERA? 2) Se afirma que la producción de shale gas libera a la atmosfera más metano que el carbón. Tal presunción se originó en un estudio conducido por un profesor de biología de la Universidad de Cornell en 2011, Tony Ingraffea (miembro del equipo Refine), luego retomado por él mismo en un artículo publicado en The New York Times el 28 de julio de este año. Ahora bien, lo que se calla al respecto es que dicho estudio fue objetado y desmentido sin piedad por una frondosa cantidad de investigaciones científicas, entre ellas una proveniente de la mismísima Cornell y publicada en la prestigiosa revista Climate Change. A la anterior siguieron casi una docena de investigaciones de universidades, del MIT e incluso del Fondo para la Defensa del Medioambiente de EE UU (FDM). La del MIT, entre cuyos autores está uno de los firmantes del Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, ONU), señala: “Es incorrecto sugerir que el shale gas asociado a la fracturación hidráulica ha alterado substancialmente la intensidad general de la emisión de gases de efecto invernadero asociada a la producción de gas natural”. En igual dirección, la respuesta brindada por el FDM a ciertos estudios domésticos que relacionaban la fracturación hidráulica con filtraciones de metano: “…no deben sacarse conclusiones sobre posibles emisiones de metano en base a estos informes locales y preliminares” (“Measuring Fugitive Methane Emissions”. FDM. 26 de enero de 2013).

AGUA, QUÍMICOS Y TERREMOTOS. 3) y 4) En nuestra columna del 17 de agosto titulada “No convencionales, ecologismo cipayo y la insólita ‘justicia'” analizábamos la inyección de líquido y la composición de los químicos que acompañan a la estimulación hidráulica. Pasemos pues al punto 5) y la posible inducción de terremotos como consecuencia del fracking. A propósito, vale la pena traer a colación un notable estudio del citado equipo Refine. Matt Ridley, uno de los autores, adelanta las conclusiones del trabajo (aún no publicado): “La investigación definitiva de la Universidad de Durham en relación a los terremotos inducidos [por el hombre] y registrados durante muchas décadas concluye que prácticamente toda la actividad sísmica resultante del fracking fue de tan baja magnitud que sólo los geocientistas hubieran estado capacitados para detectarla, y que la minería, la actividad geotérmica y el almacenamiento de reservorios de agua producen más y más fuertes temblores [que el fracking]” (“Induced Seismicity and Hydraulic Fracturing for the Recovery of Hydrocarbons”. Refine. Abril de 2013. Publicada originalmente en Marine and Petroleum Geology. Los autores no declaran conflictos de interés). En las conclusiones del referido informe se lee: “De los 198 posibles casos de sísmica inducida hallados en la literatura, con magnitudes hasta los 7,9 M, la fractura hidráulica de rocas sedimentarias para la recuperación del shale gas origina, en líneas generales, sólo terremotos de muy baja magnitud.” Los autores afirman, incluso, que tales terremotos son menores en intensidad que “los provocados en procesos tales como generación de reservorios, depleción de campos de petróleo y gas convencionales, inyección de agua para la recuperación de energía geotérmica e inyecciones de agua de desechos.”

¡FRACKING SOLANAS-CARRIÓ! La presión ejercida por la Apolonia criolla de las denuncias tornábase ya insostenible. ¡Si no denuncio algo me raja!, pero… ¡qué denunciar! ¡qué denunciar! Día y noche, el cineasta Solanas se ahogaba en la ansiedad y el pavor más absolutos. La conversión de Proyecto Sur en el partido predilecto de La Recoleta no podía ser en vano. Algo había que inventar. Y el realizador de La hora de los hornos inventó: en poco tiempo, tal vez semanas, la Apolonia criolla de las denuncias recibirá de su mano el mejor tributo, un documental centrado en denunciar el impacto medioambiental que la fractura hidráulica (más conocida como “fracking”) provocará en Vaca Muerta de prosperar el acuerdo YPF-Chevron. En realidad, se trata de la versión argentinizada del documental que semanas atrás Lanata dedicó a ambas petroleras pero desde la experiencia ecuatoriana y las denuncias de contaminación allí formuladas. Lamentablemente, tanto el ex cineasta como el ex periodista olvidaron consagrarse a divulgar los pasivos ambientales heredados de Repsol en todas las provincias productoras y por miles de millones de dólares. Una pena, porque dicho material bien hubiera contribuido a mostrarle al pueblo argentino y al mundo el impacto negativo de la gestión española a nivel medioambiental. Pero volvamos al “fracking”. ¿Son realmente compatibles la explotación de recursos no convencionales con la protección del medioambiente? El mundo científico y académico, con especial eje en EE UU y la Unión Europea, debaten y analizan con seriedad tal interrogante.

Si bien restan aún por descifrar algunas incógnitas, rotundos hallazgos científicos ya permiten responder afirmativamente la pregunta. Mientras tanto, el infantilismo ecologista versión del subdesarrollo (el mismo que se opone a Rafael Correa, etc.) tiene en la Argentina su mejor expresión. Solanas-Carrió, fundamentalismo ecologista sazonado con inéditas y altísimas dosis de irresponsabilidad política, politizan la cuestión de los no convencionales, atemorizando a la población para arrimar, por la vía del terrorismo medioambiental que siempre paga, nuevos prosélitos a su causa. Solanas no denuncia, miente: “Es el gobierno nacional el que está impulsando esta nueva manera de extracción que es la fractura hidráulica, y que es una monstruosidad porque va a terminar contaminando por décadas las napas de agua, y sin agua no hay vida.” Y Carrió, habilitada por las mentiras de Solanas, tampoco denuncia, sino que induce al caos y a la violencia social: 48 horas antes de que la Legislatura de Neuquén se abocara al análisis del plan de inversiones de YPF para el desarrollo masivo de los no convencionales, la democrática y pacífica señora convocaba “al pueblo [neuquino] a que salga a la calle y preserve sus vidas y las de las generaciones futuras”. Resultado: encolerizados manifestantes enfrentándose a la policía, represión, heridos y detenidos. La Nación, Clarín y sendos portales izquierdistas felices y contentos. ¿Mucho pedir al nacionalismo de opereta una jornada de reflexión y capacitación, jornada que muestre a la sociedad las dos campanas en materia de explotación de no convencionales y la veracidad de las denuncias por contaminación?

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