Se inició este año el “Programa Exploratorio 2010/2014” en busca de reservas inexploradas. En algunas zonas, como en Chaco,temen una nueva agresión al ambiente y más pobreza.
Los estudiosos de la historia de la explotación de hidrocarburos coinciden en que existe una “maldición del petróleo”, de la cual no se han salvado ninguno de los países ricos en ese recurso natural, con la excepción de la helada, pero socialmente cálida, Noruega.
La distorsión clásica de las economías petroleras se origina en que los abultados ingresos de divisas que genera el llamado “oro negro” neutralizan a otros sectores de la producción, llevando por lo general al desarrollo de una industria extractiva millonaria en un contexto de pobreza extrema.
El debate sobre los efectos socioambientales de la industria petrolera cobra actualidad en nuestro país ante la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de exploración de presuntos yacimientos petrolíferos, fuera de la zona tradicionalmente dedicada a esa actividad, impulsado a partir de la promulgación del decreto 546/03 y la sanción de la Ley 26.197/06, ambas bajo la presidencia de Néstor Kirchner. Según fuentes periodísticas, el proyecto de expansión (que apunta a conocer las existencias de petróleo y gas del país, además del Mar argentino) está asociado a la crisis de rentabilidad de la multinacional Repsol YPF, empresa de reconocidos lazos con Los Kirchner.
Los puntos oscuros en el contrato de concesión permitieron que Repsol YPF no realizara las exploraciones necesarias y acotaron fuertemente las existencias de reservas de petróleo y gas del país, obligando a un plan de desarrollo de reservas. La concesionaria invertirá en 2010 mas de 500 millones de dólares en exploración y 1.200 millones en la producción de crudo y gas, totalizando así 1.700 millones, contra 1.300 millones de dólares invertidos en 2009. En función de los resultados, que demandarán dos años de trabajos, la compañía realizaría posteriormente los pozos exploratorios correspondientes.
Por el “Programa de Desarrollo Exploratorio 2010/2014”, YPF proyecta hacer inversiones para la exploración en los 163 bloques (denominación de las áreas de explotación usada ya en la antigua YPF) que ya fueron asignados a otras compañías o consorcios donde la compañía no tenga actualmente participación. Se trata de 250 puntos exploratorios, de los cuales 135 son de offshore, y otros 39 están ubicados total o parcialmente en la provincia de Neuquén; 21 en Santa Fe; 18 en Santiago del Estero; 16 en Buenos Aires; 12 en Santa Cruz; 12 en Formosa; 12 en Chaco; 11 en La Pampa ; 11 en Corrientes; 10 en Jujuy; 9 en Córdoba; 8 en San Juan; 7 en Entre Ríos; 6 en Catamarca; 5 en Tucumán; 4 en Misiones; 3 en Salta; 3 en La Rioja ; 3 en Chubut, 1 en Tierra del Fuego y 1 en Mendoza. La nueva legislación abrió expectativas y muchas provincias encararon el dominio de sus recursos y se lanzaron en una agresiva campaña a licitar zonas de exploración y explotación, aunque este avance de la frontera extractiva, en múltiples direcciones y aparentemente sin un marco legal regulatorio claro, genera fundadas preocupaciones relativas al impacto sobre la producción agropecuaria y el ecosistema natural, incluyendo el Acuífero Guaraní.
Entre Ríos hace punta
El programa exploratorio tiene su primera expresión en la provincia de Entre Ríos, donde se anunció el inminente inicio de las actividades de exploración, esta semana, luego de que el 9 de febrero pasado el gobernador Sergio Urribarri firmara un convenio de exploración con Repsol YPF. Tras la firma con Entre Ríos, la multinacional española también cerró acuerdos con Formosa y Chaco.
“En Entre Ríos es muy probable que haya petróleo y esa es una industria poderosa con unos vectores de inversión y desarrollo tremendamente importantes. Si le sumamos industria y regalías petroleras a nuestra capacidad especializada para producir agroalimentos, Entre Ríos sí que no tiene techo en su economía y en su desarrollo humano, porque justamente el desafío es que todo eso desarrolle un círculo virtuoso que impacte positivamente en las personas y en las familias”, sostuvo el gobernador Sergio Urribarri.
En tanto, en un reciente y extenso trabajo del Observatorio Petrolero Sur se formularon duras advertencias sobre el proyecto de exploración y explotación de hidrocarburos en Chaco, que impulsa el Gobierno de Jorge Capitanich.
La devastación que generó la explotación intensiva del quebracho en el siglo XIX y más recientemente el avance de formas también intensivas de cultivo de la soja son mencionados, en el trabajo que firma Diego Pérez Roig, como antecedentes preocupantes de modelos productivos con efectos depredadores sobre el medio ambiente y que agravan la pobreza que sufren los pequeños agricultores y las poblaciones aborígenes.
El Observatorio Petrolero Sur destaca que el Gobierno chaqueño no cumpliría con los requisitos de transparencia que se exigen en estos casos, razón por la cual el tratamiento legislativo de las normas dispuestas para lanzar la operatoria generó una fuerte oposición.
Según el Observatorio, el contrato que busca cerrar el Gobierno, con un 5% de las presuntas ganancias para el Estado y el resto para la concesionaria, amenaza con servir de correa de transmisión de la tan mentada maldición petrolera. El deterioro fiscal que sufre el Estado chaqueño -con una deuda de 5.000 millones de pesos, que demanda pagos anuales de unos 600 millones por capital e intereses- parecen haber obligado a avanzar con premura en el acuerdo que el mismo 9 de febrero rubricó Capitanich con el vicepresidente ejecutivo de YPF SA, Sebastián Eskenazi.
“Si bien muchas de las circunstancias que enmarcan la iniciativa son similares a las de Entre Ríos, en el caso chaqueño se conjugan factores adicionales -agravantes, diríamos-, que dificultan aún más la proyección sustentable de la extracción y explotación de hidrocarburos”, recalcó Pérez Roig.
“En nada debería sorprender que Chaco busque en las regalías hidrocarburíferas un salvavidas que alivie su comprometida situación económica y social”, disparó. Peligrosa vecindad con el Acuífero
El informe del Observatorio Petróleo Sur señala que a través de sucesivas administraciones provinciales -entre las que se destacan las de los radicales Angel Rozas y Roy Abelardo Nikisch, y el justicialista Jorge Capitanich- proliferaron las tierras dedicadas al monocultivo y a la ganadería, a costa de las que debían ser asignadas a comunidades indígenas o criollos campesinos.
De acuerdo a datos del Instituto de Colonización chaqueño, la provincia perdió el 80% de sus tierras fiscales entre 1994 y 2007, proceso del que habría salido especialmente favorecido el Grupo Eurnekián. En tanto, de los acuerdos de exploración suscriptos en febrero de 2009, se deduce que el bloque con mayor prospección es el área Santa Sylvina, que será explotado conjuntamente por Unitec Energy, Repsol-YPF y S.E.CH.E.E.P.
Bajos submeridionales
Sin embargo, la zona no sólo tendría potencial hidrocarburífero, sino que también alberga parte de los Bajos Submeridionales, uno de los humedales más importantes del territorio nacional -comprendido por el Sistema Acuífero Guaraní-, y refugio de numerosas especies animales y vegetales. Un informe preparado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos (dependiente del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación), señala que son naturales los períodos de sequías e inundaciones debido a la gran irregularidad en las precipitaciones mensuales y la falta de una red de escurrimiento definida y organizada. Esto haría que el humedal funcione regionalmente “como un inmenso colector de agua, vital en la dinámica del río Salado”. La búsqueda de petróleo en los humedales interesaría también a la Raiser SA, empresa que comenzó tareas de exploración en el norte santafesino en septiembre de 2008.
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