Sintonía fina imperial
La energía cruza la totalidad de la política exterior de EE.UU. Es una cuestión de seguridad nacional y estabilidad global. Está en el corazón de nuestra economía global. Es también una cuestión de la democracia y los derechos humanos. Y ha sido un tema prioritario mío por años, pero aún más en estos últimos cuatro como Secretaria de Estado, y seguramente lo será para el próximo Secretario.
Hillary Clinton, Secretaria del Departamento de Estado (18/10/2012)
La decreciente dependencia de las importaciones de petróleo y gas de EE.UU. no significa que nos desentenderemos de Medio Oriente u otras partes del mundo (…) Los Estados Unidos están y seguirán comprometidos a mercados globales estables y eficientes. (…) Por esta razón y otras, los Estados Unidos están y seguirán comprometidos con la estabilidad y bienestar de Medio Oriente y otras regiones productoras de energía, como también a la libertad de navegación.
Robert D. Hormats, Subsecretario de Economía, Energía y Ambiente del Departamento de Estado (20/9/2012)
En marzo del 2011 la administración del presidente estadounidense Barack Obama publicó el informe Proyecto para un futuro energético seguro (BSEF, según sigla en inglés), donde explicita los pasos a seguir en la política energética. El gobierno parte de la gran dependencia del petróleo que tiene el país, especialmente en transporte y consumo doméstico, la necesidad de desarrollar energía con menor impacto ambiental y aumentar la independencia de fuentes foráneas. En este sentido se puso como objetivo ampliar la producción global de gas natural, especialmente shale, como sustituto para la generación de electricidad.
A fin de afrontar este escenario, el gobierno de EE.UU. apunta a reducir su demanda y diversificar su matriz energética -uso de agro-combustibles y nuclear, eficiencia energética y el desarrollo de energías alternativas-, pero también a incrementar las fuentes globales (White House, 2011). Es decir, el camino hacia un ‘futuro energético seguro’ de EE.UU. profundiza las políticas internas pero no excluye como objetivos las zonas que la abastezcan de recursos más allá de sus fronteras. Al respecto, para asegurarse fuentes confiables, destacan acuerdos con México y Brasil para el desarrollo de off-shore.
Los funcionarios de EE.UU. repiten sin cesar el concepto de seguridad energética. Lo definen como la disponibilidad global de diversas fuentes de energía, asequibles [posibles de obtenerse] y fiables; esto evitaría un alza repentina de precios (Pascual, 21/11/2011) (Goldwyn, 24/8/2010). La relación e intermediación de la energía con los mercados internacionales es tal que EE.UU. busca ser garante global de la circulación de hidrocarburos, permitiendo la continuidad y el buen funcionamiento de los mercados, más que enfocarse en una estrategia de independencia de fuentes foráneas.
En vista de estos nuevos planes, el Departamento de Estado creó en noviembre de 2011 la Oficina de Recursos Energéticos. En aquella oportunidad Clinton sostuvo: “No se puede hablar de nuestra economía o política exterior sin hablar de energía. Con una creciente población global y una provisión limitada, la necesidad de diversificar nuestras fuentes es urgente” (DE, 16/11/2011). El objetivo central es “integrar la energía a nuestra agenda política internacional para avanzar en los intereses de seguridad de EE.UU. (…) Para los Estados Unidos, los recursos energéticos permanecen como commodities estratégicos y nuestra economía depende en el buen funcionamiento de los mercados energéticos, reservas estratégicas y fuentes diversificadas. (…) Con ese fin, el Departamento de Estado y la oficina de Asuntos Energéticos Internacionales han tomado un abordaje extensivo, intra-gubernamental, para expandir las fuentes de petróleo, gas natural y energías alternativas y, de esta forma, asegurar los flujos tanto para EE.UU. como para el mercado global” ((http://www.state.gov/s/ciea/index.htm. Vista el 2/11/2012.)).
Hillary Clinton, Secretaria del Departamento de Estado. Fuente: ibtimes.com
Asuntos Energéticos Internacionales cuenta con dos programas interrelacionados y que involucran directamente al desarrollo de los hidrocarburos: la Iniciativa para la Gobernanza y Capacitación Energética (EGCI) y el Programa para el Compromiso Técnico en Gas no convencional (UGTEP). Ambos se instrumentan mediante convenios bilaterales y sus objetivos son incrementar la capacidad de abastecer fósiles al mercado.
El EGCI busca dar asistencia a la próxima generación de países productores de gas y petróleo. Su objetivo central es capacitar a los gobiernos en el manejo eficaz del recurso y la captación de su renta ((http://www.state.gov/s/ciea/egci/index.htm. Vista el 2/11/2012.)). Sin mencionar específicamente a este programa, Clinton hacía referencia al trabajo del Departamento de Estado en estas nuevas naciones: “Algunos países que han descubierto recientemente petróleo son Libia (sic), Sierra Leona, Mozambique. Hasta hace poco tiempo, estaban sumidos en conflictos mortales. Su situación política es todavía frágil, por eso necesitan apoyo de forma tal que sus recursos energéticos no terminen causando más problemas que soluciones. Entonces los EE.UU. se encuentra trabajando con ocho nuevos países productores de gas y petróleo, para ayudar a construir los ladrillos de la buena gobernanza, incluyendo instituciones políticas, finanzas transparentes y leyes y regulaciones efectivas” (18/10/2012).
En tanto el UGTEP ((El programa UGTEP está integrado por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, el Centro de Estudios Geológicos del Ministerio de Interior, el Departamento de Gerencia, Regulación y Seguridad de la Energía Marítima del Ministerio de Interior, el Programa de Desarrollo de Leyes Comerciales del Ministerio de Comercio, la Agencia de Protección Ambiental y la Oficina de Energía Fósil del Ministerio de Energía.)), creado en 2010 -antes denominado Iniciativa Global de Gas de Esquisto ((Según explica Cekuta (6/2/2012) este cambió su nombre y enfoque porque alcanzará a todas las fuentes de no convencionales, no solamente al shale.)) busca dar asistencia a los países para identificar y desarrollar de forma segura, sustentable y con bajo impacto ambiental, los recursos gasíferos de yacimientos no convencionales, a través de marcos regulatorios jurídicos y fiscales apropiados. El objetivo último es lograr una mayor seguridad energética, metas ambientales y profundizar los intereses económicos y comerciales de EE.UU. Según la página web del programa, hasta el momento se han anunciado convenios con China, India, Jordania y Polonia. Mientras que en un documento de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) también se menciona a Argentina y Ucrania, “entre otros” (2012). En 2010 representantes de veinte países asistieron a la conferencia inaugural (The New York Times, 13/10/2010); al año siguiente se organizaron seis viajes para recorrer los campos y concertar reuniones en EE.UU (The New York Times, 30/12/2011), y en 2012 se organizaron talleres en Chile y China (DOI, s/n).
Las pretensiones del Departamento de Estado son claras con respecto a quién llevará adelante la actividad, como enfatiza Cekuta (6/2/2012): “[Por] [l]a experiencia del gobierno de EE.UU. y la pericia ganada por nuestro sector privado, (…) estamos contentos de compartir esto con ustedes y otros que tengan estos recursos. (…) Las mejores prácticas de la industria no reemplazan a las regulaciones sólidas, pero demuestran cómo el gobierno y la industria pueden funcionar como socios, no adversarios, en el desarrollo de nuevas fuentes energéticas”. Según el funcionario, existen una serie de precondiciones para esta necesaria transformación: “un clima atractivo para las inversiones y un marco regulatorio estable, políticas que provean el correcto balance entre incentivos y protección ambiental, y la debida pericia ambiental y tecnológica para explotar estos recursos gasíferos” (6/2/2012). A su vez, aclara que, sin los incentivos apropiados a las empresas inversoras, no habrá desarrollo posible de los yacimientos no convencionales.
Respecto al estímulo a las empresas, la Secretaria del Departamento de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, fue muy precisa a fin de evitar confusiones. En una conferencia brindada en la Universidad de Georgetown, en octubre de este año, señaló: “Algunos países dictan cuánto contenido nacional debe usarse en la producción de energía, o dan subsidios a sus compañías nacionales para darles ventaja. Y esto puede ser un desafío muy grande para los empresarios norteamericanos. (…) Por eso, todos los días, en muchos lugares del mundo, nuestros diplomáticos están allí luchando a favor de los empresarios y los trabajadores norteamericanos, apuntando a las barreras económicas y las prácticas injustas” (18/10/2012). Esta lucha comprende también una férrea defensa de la propiedad intelectual y las patentes en los procesos de extracción, según se afirmó el diario The New York Times. De acuerdo a sectores ambientalistas, esta línea de acción permitiría ocultar los químicos utilizados en la fractura (30/12/2011).
¡Quiero tu petróleo!. Fuente: coverslike.com