La filial local de Petróleos de Venezuela, con números críticos pese a la ayuda argentina

Pidió US$ 6 millones a su controlante; seguirá en el país por una decisión estratégica.

Por Pablo Fernandez Blanco
El desembarco de los negocios bolivarianos en tierras argentinas, uno de los anhelos manifiestos del ex presidente Hugo Chávez durante los últimos años de su vida, choca contra la crudeza del particular mercado argentino de combustibles y algunos inconvenientes propios de su modelo de negocios.
En 2001, Petróleos de Venezuela (PdVSA), la mayor empresa de Venezuela y una de las principales petroleras del planeta, anunció un desembarco masivo en el mercado doméstico. Sus planes, sin embargo, no pudieron superar la inercia de la crisis económica y social que se desató en el país al final del ese período.
Cuatro años más tarde, en 2005, el propio Chávez anunció la apertura de 600 estaciones de servicio en el país. Fue en el acto de inauguración de la primera boca de expendio de PdVSA y la estatal argentina Enarsa, en la avenida Libertador, frente a la ESMA, donde compartió el palco con el ministro de Planificación, Julio De Vido. Ambos estuvieron dominados por la algarabía, a tal punto que el venezolano arriesgó: “Estoy seguro de que se puede tener una refinería” en el país.
Por aquellos días era fuerte un rumor que apuntaba a la posible compra de la destilería de Shell, que no tenía ni tiene buena relación con el Gobierno, en Dock Sud.
El plan original del bolivariano no funcionó, pero PdVSA continuó buscando alternativas para aumentar su presencia en la plaza local. En 2011 encontró una opción: la uruguaya Ancap, que había hecho un pésimo negocio mediante la compra de las estaciones de servicio que llevaban la marca Sol, vendió Petrolera del Cono Sur, que reúne a esos activos, a la caribeña. Así, se quedó con una red de más de 100 estaciones de servicio (algunas visten aún la bandera anterior, mientras que en otras ya se cambió el atuendo por el de PDV Sur, también publicitado en las emisiones de Fútbol Para Todos, que transmite los partidos del torneo argentino de primera división), que representan cerca de un 2% del mercado nacional.
La adquisición, sin embargo, está lejos de darle resultados a la venezolana. El miércoles 13, casi como una súplica, la gerencia de Petrolera del Cono Sur le pidió auxilio financiero a su controlante por 6 millones de dólares para destinarlos a capital de trabajo. La respuesta fue rápida, pero parcial: al día siguiente, la filial local de PdVSA le informó a su controlada que estaba dispuesta a aportar US$ 2 millones a cuenta de futuras suscripciones de acciones, según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV). El 20 de marzo se completó la operación: PdVSA le giró otros 10,19 millones de pesos, también para capital de trabajo.
La falta de esa refinería que había prometido Chávez continúa siendo el escollo casi infranqueable para el negocio doméstico. Hoy Petrolera del Cono Sur debe abastecer a su red de estaciones de servicio mediante producto importado que le facilita su controlante, PdVSA Argentina. Aunque los precios locales de las naftas y del gasoil aumentaron sensiblemente en los últimos años, aún están por debajo de sus referencias regionales e internacionales. A eso se suma, como explicó la empresa en sus balances del año pasado, que desde el segundo trimestre de 2009 el precio internacional del petróleo WTI -el barril de Texas- incrementó por encima de los ajustes que se realizaron en los surtidores locales.
Los números son malos pese a la ayuda del gobierno argentino, que colabora con la subsistencia de la empresa. Desde noviembre de 2011, Petrolera del Cono Sur se abasteció de gasoil mediante la compra de gasoil a Enarsa, que lo importa en su mayoría. Lo hizo a través del Programa Energía Total.
La iniciativa, lanzada por el Gobierno cuando comenzó a recrudecer la crisis energética, en 2007, con el fin de subsidiar el abastecimiento de combustibles para la industria, le permite a la compañía venezolana obtener producto con subvención estatal.
Petroleo y geopolitica
A los venezolanos les interesan menos los números rojos que la importancia estratégica de su presencia en la Argentina, dicen y repiten cada vez que alguien les pregunta sobre las cifras de la compañía. Y remarcan que desde que tienen el manejo total de la empresa las cosas comenzaron a mejorar. Los números corroboran en parte esa afirmación: el año pasado perdieron 58,4 millones de pesos, apenas un 46% de los 109,8 millones que anotaron en 2011. Anotaciones pequeñas para una empresa que ganó 4496 millones de dólares en 2012.
La Nacion