La situación de la empresa en medio de un contexto institucional y financiero no propicio para recuperar el “tiempo perdido”.
Por ALIETO ALDO GUADAGNI
Hace un año el Congreso Nacional aprobaba la ley estatizando el 51 por ciento de las acciones correspondientes a Repsol en YPF SA. La nueva conducción de la empresa designada por el gobierno está ahora en manos profesionales experimentadas y procura movilizar inversiones, en una actitud meritoria ya que procura recuperar el “tiempo perdido” en YPF.
Lamentablemente el contexto institucional y financiero no es propicio para estos esfuerzos. Además deben dar respuesta a las imperiosas urgencias del retroceso productivo en petróleo y gas en todo el país, que están ya impactando negativamente nuestra balanza comercial. En hidrocarburos todos los procesos de recuperación de reservas e incremento de producción son de largo plazo, ya que no es fácil torcer rápidamente tendencias negativas de desinversión, como las que prevalecen desde hace tiempo en nuestro país. Por eso a nadie debería sorprender que el nivel actual de producción de YPF no evidencia ningún incremento sostenido, por el contrario es preocupante la caída en la producción. Tengamos en cuenta que los volúmenes de gas producidos por YPF en el primer bimestre de este año están un 2,7 por ciento por debajo de igual bimestre del 2012, mientras la producción de petróleo está un 4,2 por ciento por debajo en igual periodo. Como se observa, este escenario con una YPF gestionada estatalmente, en lo que hace a la producción poco difiere hasta ahora del prevaleciente en YPF en la última década, particularmente a partir del ingreso en YPF de una empresa australiana-española en el año 2008. Como veremos en este informe, esta operación de compraventa de acciones significó el principal factor en el proceso de retroceso energético argentino de los últimos años.
No se conoce en la historia de las transacciones petroleras mundiales una operación tan particular para las inversiones como la articulada por Repsol-Petersen-Gobierno argentino en febrero del 2008. Desde entonces el panorama energético argentino fue negativamente afectado por este agudo proceso de descapitalización, que como veremos en esta nota ya ha comenzado a afectar nuestro balance de pagos, a pesar de las positivas intenciones de la nueva conducción estatal de YPF.
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